lunes, 27 de octubre de 2014
"Merendendum" y "Pablemos"
Cada día es una aventura, una avalancha de emociones y extravíos, sensaciones que cualquier mundanal ciudadano descarta a la hora del cafelito del desayuno, demasiado contenta va la gente a trabajar a las 8 de la mañana, como para enterarse que el alcalde de Barcelona, (nadie lo diría, podría ser el amigo invisible de Mas) pasa por serios problemas económicos... miren como se le ha quedado la voz; tan sólo 13 millones de euros en la ya, nuestra amada y deseada Suiza; estoy por hacerme ciudadano espectral... tengo contactos por esa zona, ya veremos como se desarrollan las negociaciones. Dicho "colchoncito" para imprevistos domésticos, fue a sentar sus doradas posaderas casualmente y por azar en Andorra, lugar desconocido para los catalanes, casi ni se conocen, y ni mucho menos es Andorra una tierra de patriotas catalanes, !que grosería¡, insinuar que Andorra se financia por la evasión fiscal de la alta burguesía y clase político-empresarial catalana, !no se ya donde tengo la cabeza¡
Como decía, hoy (27/10/2014) nos hemos enterado de la macro-redada policial que ha desahuciado a la comunidad de Madrid de alcaldes y consejeros (que como decía Fabra, no aconsejan porque no es su trabajo; claro esta, igual que los maestros no enseñan y los bomberos causan incendios), dejando a su población, sumida en un profundo dolor por la pérdida de tamaños "calcutas" de las finanzas. Pero realmente, lo verdaderamente importante ha sido la victoria de Pablo Iglesias en su disputa interna de partido, con lo que ahora llaman el "sector crítico" (el bueno de Kant debe estar revolviéndose en su tumba), venciendo o aplastando a Echenique, empeñado en que "Pablemos" recupere su nombre original (Podemos) y su condición de partido "cadáver". Es difícil entender y aceptar que los grupos y colectivos políticos necesitan un líder,que "no eres tú", para que tome las riendas y se preste al noble juego de la seducción electoral, alto nivel de erotismo y éxtasis social. Aquí veremos si Pablo Iglesias, a falta de ser un "guaperas limpito" (véase Albert Rivera o P.Sánchez) es un verdadero "chavista" de las palabras, un líder con peso y sustancia dentro de su partido y ante sus simpatizantes. Es de justicia comentar, que en las últimas semanas tanto los voceros (todos listísimos y preparadísimos, se ve que todos ven películas alemanas subtituladas en ruso, y leen las traducciones de Hegel al chino) de "Pablemos", como su propio dirigente, han reculado, no una ni dos, sino miles de millas sus propuestas politico-económicas. Han abandonado el noble vicio de no pagar las deudas al estilo argentino, y se han configurado estructuralmente como un partido tradicional, eso sí, con bases asamblearías que cumplen todas las exigencias sanitarias e higiénicas europeas.
Han declarado, con sorna e ironía maliciosa, la novedosa y nunca oída frase "no somos ni de izquierdas ni de derechas" (nadie nunca ha sido perseguido ni ha muerto gritando "!viva el centro¡"); además de un largo sin fin de recortes en su planteamiento lingüístico y comunicativo, confirmando las sospechas de Marcuse, que sostenía que: en cualquier disonancia o disidencia en un sistema político industrializado era, o bien re-formulada o re-inscrita dentro de los márgenes y términos del marco ideológico establecido, o bien excluido, eliminado y suprimido del espacio discursivo. También advertía de la imposibilidad de ganar en ofertas, promesas y confort a la socialdemocracia, antesala o sub-producto del capitalismo, que a cambio de comodidades materiales y técnicas, y un amplio abanico de libertades negativas ultra racionalizadas, el individuo tan solo debe permitir un aumento de los instrumentos de control y dominación, de regulación total de la existencia urbana. Anzuelo que los de "Pablemos" han mordido como quién muerde una cereza recubierta de chocolate, cayendo así en el juego establecido de normas y coordenadas de la totalidad que parece tener el aspecto mismo de la "Razón"; y sin embargo la sociedad es irracional y esta llena de contradicciones. Como decía Marcuse, es paradójico (aunque interesado) que existiendo una multitud variada y amplia de medios de comunicación, en explosión orgiástica de medios, siempre se mantenga el mismo orden de discurso, los mismos valores dominantes, que son a su vez los que adopta "Pablemos": fundamentalismo democrático, mitificación de la voluntad del pueblo, libertad individual, estado del bienestar (socialdemocracia), glorificación del pacto y el consenso, parlamentarismo etc. Sin contar las paradojas económicas o militares: sólo se consigue o garantiza la paz mediante la amenaza de armas nucleares, lo que supuesta-mente niega la paz; y el crecimiento económico sólo es posible mediante agresivas y profundas crisis, cada vez más duraderas y graves; en vez de un crecimiento equilibrado y sostenido...Pues bien, "Pablemos" aún no cree a Marcuse.
Mientras tanto, en las tierras de trapecistas y traperos, también conocidas como de barretina y butifarra; la payasada, la merendola, el onanismo de la "no-consulta" consultiva, o "movilización social institucional" sigue viento en popa, como el ángel de la historia de Benjamin (Angelus novus; Paul Klee) sin mirar los escombros y ruinas tras de sí; apoyado por las fuerzas objetivas de la historia y la voluntad de un pueblo fantasmal, (que ni esta, ni se le espera). Mientras el presidente representa el papel de "novia a la fuga" y abandona su actitud de trilero ( dónde esta el referéndum...aquí no, aquí si...) para ofrecernos la de Canciller (elecciones plebiscitarias)... La sociedad civil asimilada al discurso unidimensional prepara sus copas de plástico, su cava caliente, y sus fiestas "empurdanesas", para una cita inolvidable en la historia de la comedía: un "merendendum" inolvidable. Que les reafirmará como soberanía nacional y voz de la mayoría, un reconocimiento local y provincial, reconocido como festividad o capricho, que ningún eco internacional tendrá. Los no-nacionalistas, desnudos de entusiasmo, y por lo tanto bañados de paciencia, emprendemos chistes, humor y sátira para no desesperar y no emborracharnos de pacata e inocente "voluntad" de una sociedad masificada y unidimensional. Perdonen los independentistas por la crudeza del humor de este escrito, mi intención no es compararles con el Ébola, yo no creo que sean tan mortíferos.
domingo, 26 de octubre de 2014
La desublimación del sesgo femenino
Algo se impone irremediablemente injusto, en la apreciación de la "mujer fatal" como una excepcionalidad de la gran pantalla, como un icono intangible y meteórico del cine negro; que se da tras los lavaderos y cocinas de las vidas domesticas, tras el silbido de la tetera, el burbujeo del caldo de poyo, o tras la satina impregnada de polvo de la siempre vieja, nueva cotidianidad. Un escondite en el que la mujer es la representación de su verdadera naturaleza desatada y salvaje, armada y dispuesta, confinada en un traje ceñido de tacto masculino, bañada en Bourbone y Malboro. Cómo si fuera una vergüenza humanizada escondida tras la imagen de las siempre publicitadas chapas familiares americanas, en las que se trasfigura la vulgaridad de la vida media, en una fotografía familiar a punto de caramelo. La indeterminabilidad del cambio concreto del sesgo de la feminidad, constituye una máxima invisible para aquellos cuya tarea consiste en la insoldable aventura de la recopilación y administración de figuras culturales como verdades de razón; maduros coleccionistas de lo infantil. Encontrar la feminidad como la seguridad del goce, como el espacio de la palabra libidinal o el parlamento de los sentidos, son privilegios no democratizados; asegurados de manera autocomplaciente en la conciencia colectiva que sobrevuela las frías cabezas de los grises paseantes de una ciudad; convertidas hoy en burdeles de Estado. Pero que no obedece más que a una ficción estrellada de la mórbida amalgama de cuerpos en construcción y reparación, ensimismadas en el propio reflejo de la imaginación abnegada. Relacionar con conformidad y normalidad a la mujer, con la dualidad placer - muerte o agresividad - goce, emulando los postulados teóricos del psicoanálisis, nos convierte en atávicos proxenetas, leviatanes y guardianes de una sexualidad exótica y recluida en la burda debilidad y fragilidad de la feminidad cinematográfica atacada por la cultura real.
La culpa no es del siempre inocente cine, del siempre espejo anticipador de los anhelos futuros, o cajón de sastre de las futuras joyas embrutecidas por nuestra obcecada glorificación; sino del acartonado conducto de nuestros deseos y perversiones ético-estéticas. Prácticas irrealizables por los cobardes y encasillados "urbanistas del espíritu", que ante el miedo a la sobria educación de la impermeable realidad, las ven como un impacto corporal en cal viva, cuyos restos se asimilan a raspas de pescado. Dichos "urbanistas" se agrupan en anónimas asociaciones de identificación colectiva, sindicalistas del goce atenazados ya por la realidad, pero masoquistas de la ilusión; ven sus únicas posibilidades de éxito erótico, en los auto-dolientes rostros de angelical dulzura y tonta candidez de lo casero. Mostrando la mentalidad patológica de la "suciedad femenina", oculta tras pastelillos de nata, vestidos de seda, clases de latín, pianos de cola y lienzos de bucólicas pinturas. Si en Adorno, el desairado y desdeñado ve una justicia universal en el amor (del que nada sabe ni puede saber, y que le es vetado) que le pertenece como obligación o derecho a la instrucción amatoria; los hombres medios de la socialdemocracia progresista creen en el republicanismo del goce, la sexualización de lo público. Mientras ocultan la pacateria sacro-santa de lo privado, la exclusividad del fetichismo de la propiedad, representado en una "dialéctica de lo escatológico". En que el carácter sexual explícito de la mujer es un correlato inscrito en la escatología de su propia psicología; pudiendo mostrar en el escaparate y el supermercado de la "provocación", en lo público, su cuerpo sugerente de brutalidad y placer, pero sólo lo humano, cálido y escabroso a la par, en lo privado.
La libre circulación pues, de la "mujer fatal" como una iconografía viviente y sintiente sólo en los almacenes, como fantasmagoría de las sombras de nuestros sueños, que diversos grupos "feministas" (inconscientemente) y "machistas" (conscientemente) pretenden rescatar de distintas formas; introduce una nueva (ya vieja) función de normativización y regulación de las relaciones humanas instintivas. Una falsa encarnación moderna de lo femenino como "belleza eterna" y "amantes eternas" de los hombres, pero libres de yugo. Misoginia rampante, legal y legítima, que es usada tanto por unos como por otros, para el simple mantenimiento de sus odios irracionales tras la protección de la capa de producción cultural, de la educación estética heredada, y el derecho a la libre instrucción y pedagogía de lo sensual-sexual. Dicha caracterización de lo femenino en la mujer en ciertos guetos de la modernidad, tanto en hombres como en mujeres, no solo corresponde a un pasajero fragmento contextual, sino a una aberración de cualquier pretensión de sistematización filosófica. Más al contrario, se juega con la trampa y el cinismo de la propia disciplina, con su productividad y su edición limitada, casi de coleccionista; su rigidez y plasticidad, su volubilidad y sustancia permanente, que enjuaga y abastece un amplio campo de fobias y perfidias, prejuicios y manías socio-culturales que nada tiene que ver con la distancia crítica de seguridad reflexiva. No hay pues, mayor pornografía de lo femenino, que la des-situación de las formas estéticas y las practicas empíricas ocultadas tras el manto de la legitimidad cultural.
domingo, 7 de septiembre de 2014
Nudos y suturas del Nacionalismo
La apremiante actualidad me obliga a emplazar, una vez más, un artículo de escritura más silenciosa y menos rabiosa como el de "In dubio, pro rico (II)" para momentos de aguas más mansas y menos revoltosas. Ya que los últimos acontecimientos mediáticos, las últimas declaraciones públicas, tanto de "profesionales de la opinión" (tertulianos más que periodistas) como de la cúpula bi-cefálica de los dos gobiernos nacionalistas (españoles y catalanes), sumado a los últimos movimientos de la "familia(mafia) Pujol" y a la promiscuidad del acontecimiento del nacimiento de un "nuevo" pero etnicista Estado-nació catalán (el "11S" y la "consulta"). Han conducido a postergar mis más nobles intereses de pensar y reflexionar sobre la administración de justicia y su más que maltrecha estructura, para dedicar unas líneas a los sucesivos acontecimientos revelados como grandilocuentes intentos de supervivencia de un agónico fundamento racional del nacionalismo catalán (el español es de sobras conocido como atávico), y los desesperados últimos coletazos de vida de su legitimidad "moral" y cognoscitiva, de sus discursos portadores del "pragmatismo independentista" integrados ficticia-mente en la indecorosa proclamación de la "mayoría del movimiento catalanista".
En los sucesivos debates, hacía tiempo que no les prestaba atención, de tv3, 8tv, Rac1 y distintos y extintos artículos de la vanguardia, uno a podido ver cómo la más falta consideración de rigor intelectual, y la más mísera actitud colaboracionista (cobardía), han florecido en los instrumentos mediáticos de propaganda ideológica (defensa de intereses privados y burgueses) y de construcción de un "nosotros" como mitología que aplasta la pluralidad política, causando un notable impacto en la línea de flotación del periodismo en general y de su objetividad y credibilidad en particular. Puesto que, en los días sucesivos hemos podido contemplar como los argumentos esgrimidos por jóvenes periodistas trajeados que conforman las más amplias redacciones de los medios catalanes - nada sospechosos de radicalismo físico o integrismo- y los más pintados de las letras catalanas del periodismo ( José Antich, J.L.Burniol, P.Gabancho, P.Rahola, A.Franco, el ex director de la Vanguardia J.Barbeta, etc.) han sucumbido a las tinieblas del "nosotros"; argumentando en tropel, que lo del dinero en paraísos fiscales, el origen, cantidad y voluntad de devolución del mismo, son lo de menos. Lo realmente importante es que respondan moralmente al pueblo de Cataluña, (sujeto o sustancia política harto cuestionable), que den explicaciones morales al engaño, que se justifiquen y se disculpen. En definitiva, que hablen a un "sujeto político" inexistente como el catalán, al igual que el español, hasta incluso el de Humanidad, que no hacen más que sustancializar aquello que no es una sustancia que manipular. Así, pues, su preocupación es cómo afectará el "caso Pujol" al proceso catalán - cuando gritaban que nada tenía que ver -, les preocupa el "cómo" van a recuperar la "presentabilidad" delante de la luz pública que todo lo ilumina, y cómo, estratégica-mente, van ha intentar ocultar y sobrellevar con más oscuros que claros, la carga de la corrupción institucional y sistemática, para no admitir que este no es un problema catalán (sí para el proceso). Sino que es un problema nacional, que no sólo no es propio de los nacionalistas, sino de todos los ciudadanos. Estos periodistas y medios, pretenden pues, centrar el problema en una cuestión estratégica y no de "principios" o ideas; en un obstáculo más para sus fines, sin pretender arreglar y esclarecer con cifras y orígenes concretos el uso del dinero por las fuerzas de apoyo a la corrupción, para limpiar y re-fundar las bases de su nuevo estado. Sí, por el contrario, pretenden seguir con la velocidad de crucero cargando todos los cadáveres, practicas e instituciones de la corrupción; además de todos los huecos comprensivos, los enigmas, las sombras y las quimeras, por encima de las condiciones materiales reales, la situación geopolítica de la nación (fuero o dentro de Europa), o un mínimo proyecto de país (forma constitucional, parlamentaria, institucional etc.); no significa otra cosa, que su poco interés por las formas políticas de justicia y libertad, y su demasiada preocupación por el "espíritu del pueblo", la raza, la etnia y la cultura catalana.
La corrupción es propia de todo aquel "profesional" sin profesión que se acerca a la vida política con ideologías escudo (sean liberales, socialdemócratas, conservadores, nacionalistas o comunistas), que sirven de epifenómeno ocultando la realidad, que no es otra, que el más predominio del "funcionalismo", la creencia en el "crepúsculo de la ideología" (Sánchez Mora). Una perspectiva que auto-engaña al sujeto político concreto particular, y emborrona todo la esfera pública, que conduce a decir que PP y PSOE, CIU y IU, (...) "la misma mierda son". Discurso que conduce al filo-fascismo, a un peligro inusitado aún por los más jóvenes entre los que me incluyo, que fomenta el odio o el prejuicio contra lo político, como si existiera una distinción entre "política" y "ciudadanos". Distinción que sin duda conduce a exportar la dialéctica amigo/enemigo de Schmitt, en un terreno constitucional y estatal; de política interior, cuando lo propio de dicha relación dialéctica, es la política exterior. Allí donde la propia construcción del Estado por los miembros soberanos, no corresponde con su concesión, sino que es un terreno vedado, una discontinuidad material, donde aún es necesario establecer un marco de unidad para que pueda producirse la "pluralidad" real, no-negadora de "lo otro". Allí es donde se da dicha relación amigo/enemigo, y donde los intentos de una legislación "universal" han pretendido vanamente establecer la "paz", que por la asimetría material jamás podrá ser realizada . Por lo tanto, mientras sigue escampándose ese empobrecimiento del lenguaje y del discurso político del "todo la misma mierda"; nosotros jugaremos a la revolución por la totalización, o al des-quebrantamiento del "sistema" incluyendo nuestros propios elementos teóricos, conceptuales e incluso constituyentes (legales, estatales, morales etc) de resistencia, que articulan nuestro "ate de no ser gobernados" por el exceso de poder. No entendiendo que son figuras de propaganda, tan estereotipadas como los dos "mitos" políticos advertidos por don Gustavo Bueno de: "izquierda" y derecha". Maniqueísmos que ha nada serio y riguroso en lo teórico, y nada concreto y efectivo en lo practico conducen.
Como iba diciendo, el intento de transformar el "caso Pujol" en un caso catalán, que incumbe a un "nosotros" como sujeto o sustancia política, es un grave error, que no hace más que reafirmar las polarizaciones y las distancias entre los dos grupos predominantes de nacionalismos, los periféricos (del norte) y el mesetario y castizo nacionalismo español, cuya forma es tal vez más robusta y anquilosada en el conservadurismo y la sociología tardo-franquista, cuya fuerza es hoy la que reside en unas estructuras de poder empíricas: cuerpos policiales, administración de justicia y con ella los altos tribunales, la hacienda pública, y la supuesta aunque cuestionable legitimidad democrática de los ciudadanos del estado español. Pero cuya gallardía y vigor estético (estamos en la era de la teatralidad política) es ínfimo respecto a la orgiástica explosión de la estética nacionalista catalana, que consigue movilizar a miles de personas (quizás menos de las que dice el gobierno catalán) que se cuadran al toque de corneta del general. En tal situación, el peligro es para aquellos que no militamos en agrupaciones ideológicas tradicionales, que no comulgamos con formas religiosas, teológico-políticas como el nacionalismo-católico-mesiánico, o rezamos y esperamos la "gracia" de sustancias políticas venidas de la nada, irreconocibles por los demás, en ausencia de cualquier concesión de autoridad y faltas de "novedad" (novedad en tanto que nuevos proyectos políticos, nuevas formas de organización, o nuevas figuras de autoridad). Aquellos que están atrapados por los distintos nudos y suturas del nacionalismo, que juegan a configurar al más pintado, en una trinchero o en otra, no hacen otra cosa que simplificar, reducir y asfixiar el espacio público, el espacio "entre" los hombres que ya no solo en tanto que ciudadanos poseedores de unos derechos garantizados por el estado, sino en tanto que materialmente hombres cualesquiera, ven reducido su espacio, su dimensión de acción por los extremismos y los discursos "funcionalistas" que esconden un etnicismo y un racismo galopante y subyacente.
A un servidor, ya no le quedan más palabras para expresar más claramente lo dicho; así que recurriré a transmitir una percepción a raíz de la experiencia personal al hablar con aquellos que se han definido como"independentistas pragmáticos" o "patriotas españoles" (no nacionalistas) sean personas reales que conozco, ya bien, sean periodistas a los que sigo de manera más o menos continuada en "estos" y "aquellos" lares. En todos estos casos, la conclusión si no ha sido la misma, bien se ha parecido o mimetizado con el ambiente, pues siempre he sacado en claro, que ninguna de sus posturas correspondía a una urgencia pragmática o una reivindicación necesaria para defender la idea de "nación" o de "Estado". Sino, que por el contrario, siempre me he encontrado un subyacente conjunto de prejuicios tácitos, frases hechas, clichés provincianos y retórica local, para ridiculizar o caricaturizar al enemigo "exterior" y reforzar la propia figura de "pueblo", fortalecer un "nosotros" que se constituye no como negación de lo dado, puesto que entonces también se auto-negarían a sí mismos como formas culturales dadas. Sino como odio, miedo a la ficción del "otro" y fe e integrismo en los propios valores, por el mero hecho de ser "propios-dados" (iusnaturalismo). Afirmo pues, que los nudos que crean los nacionalismos son grupúsculos de oscuridades ante la luz de lo público, sombras que sobrevuelan nuestras cabezas, en silencio, sin recordarnos nada del pasado; y sus suturas, barreras infranqueables, que sólo los agentes nacionalistas pueden volver a romper, y liberar de la dialéctica amigo/enemigo de política exterior, suspender la tensión, y reescribir su narración política de los acontecimientos de manera razonable y racional.
No distinguir por ejemplo, que el verdadero enemigo de la "izquierda" es el conservadurismo y el neo-liberalismo antes que los socialdemócratas, con los que pueden llagar a pactar; esta idea de identificarlos como iguales, es olvidar contenidos políticos compartidos, en términos de legislación pública y cuestiones morales (bioética o ética medica), en cuestiones de idea de Estado, de regulación de los mercados (de la economía), en términos de protección social -los socialdemócratas (PSOE) han sido mucho más plurales y garantista, sin vulnerar derechos ciudadanos: aborto, eutanasia, voluntades anticipadas etc - todo ello, es olvidar en qué consiste la política a diferencia de la supervivencia en una isla desierta. En que todo lo que sucede es la ley natural, todopoderosa e injusta, estando aislados y siendo todos los elementos que nos rodean, nuestros enemigos unidos. Quizás todo lo dicho suene a perogrullada, pero en los foros públicos de debates en la sede de los partidos de "izquierda", concreta-mente conozco el caso de IU (Front cívic) y Podemos, se dedican a analizar el hundimiento del PSOE y el juego de concesiones a los nacionalistas a cambio de pactos y apoyo, en vez de plantearse las preguntas y cuestiones reales; como: ¿qué espacio y que lugar pueden ocupar las políticas "socialistas" o "comunistas" en gobiernos que poseen cada vez menos soberanía y autonomía y se ven inscritos y subordinados en círculos de poder capitalistas? ¿como eliminar una tasa de paro estructural incluso en ciclos de crecimiento, sin recurrir a mini-jobs? ¿debe o no debe establecerse una renda mínima universal, y cómo se determina? ¿puede un país socialista vivir de su producción, sin ser subvencionado en en un macro-contexto capitalista (véase Marinaleda)? ¿quienes son aquellos colectivos con los que podemos integrarnos para la acción concertada para arreglar problemas concretos?, ¿cómo puede constituirse un bloque común y único de izquierda en que se olviden las acusaciones de totalitarios a los comunistas y de colaboracionistas a los socialdemócratas? (...) Y así, un largo sin fin de cuestiones políticas actuales. No falsos y estériles debates eternos sobre la imposibilidad de articular la izquierda cínica y mezquina por naturaleza, la desaparición de la conciencia empírica de clase, la constitución del sujeto revolucionario colectivo (...) Un análisis realista y materialista sobre el asunto, y un intento por eliminar falsos debates como el del nacionalismo, desataría nudos de cuerdas que hoy parecen irrompibles y asfixiantes, y que las propias corporaciones de izquierdas han jugado a favor de su permanencia y les han ayudado a cambio de beneficios electorales.
Un análisis como el que acabo de sugerir, se apoya en la tesis de Bueno, de que la derecha es un bloque mucho más sólido y unitario, en el que no existen una multitud de ideologías dispares, sino más bien unos pocos cuerpos ideológicos bien avenidos. Unidos posiblemente por su circunstancia material y su interés común en las condiciones económicas y fuerzas productivas, vinculando así la propiedad a la libertad, y por lo tanto el mercado y el capital como el espacio de libertad, en lugar de los movimientos políticos de liberación y emancipación; todos aquellos que se oponen por "principios de la acción" a cualquier tipo de opresión y dominación, socio-económica, político-moral o militar. Por el contrario, la izquierda se muestra fragmentada en múltiples facciones y formaciones mal avenidas, sin un programa unitario y común, con odios atávicos del pasado, resentida tal vez por su inquina e ineficaz voluntad de revisionismo histórico. Su posición es pues de disgregación interna, degenerada en sus formas, se haya perdida en categorías del pasado mal recuperadas o bien, inexistentes hoy. La conclusión de Bueno es pues, que existe un solo y sólido bloque de derechas con un interés común, enfrentado a una Izquierda "que son muchas", un bloque desunido y fragmentado que aún sigue limpiando su triste reciente pasado, en una auto-culpabilidad condenatoria. Esta situación podría leerse en nuestro panorama actual de la política española, ya que ¿dónde esta la extrema derecha reaccionaria fascista, el conservadurismo, y el centro-liberal? Exactamente en el PP, mientras que el PSOE reúne socialdemócratas mal perfilados, profesionales liberales (...) y otros colectivos que no se identifican con las clásicas nociones marxistas, la historia socialista o la radicalidad del comunismo; produciendo así una amalgama informe y frágil que no consigue conformar un "poder consituyente". Por ello se alía con nacionalismos periféricos (PNV, CIU, ERC, "el grupo mixto" etc.) dedicándose a suturar sus heridas, justificar sus desfases y legitimar toda acción contra en gobierno central (nacionalismo español). En cuanto confrontación; a todos los anti-nacionalistas ya nos esta bien que se ofrezca resistencia al nacionalismo español, pero no para que con dicho pretexto, apoyen a otros de mayor explosión estética (catalanismo). Por el contrario, preferiríamos un planteamiento material y objetivo, racional y razonable, transversal o plural, que uniera a polos distantes pero no distintos, y no planteamientos étnicos y racistas. No es por lo tanto, una cuestión de "centro" o "periferia", sino de derechas o izquierdas.
martes, 2 de septiembre de 2014
In dubio, Pro "rico" (I)
El título de este artículo es como casi todo hoy, en nuestro sistema político-jurídico, una manipulación a sabiendas, un retorcido ajuste de significado que sirve a los insanos intereses ad hoc que persigue el sujeto político de turno. Ya que el latinajo literal es: "In dubio, pro reo", que significa que en caso de duda ante un imputado o acusado, se le debe o bien exculpar de cargos, o bien aplicarle la pena más baja. Pero en este caso, la tesis que sostendré, es que "el derecho" no consiste en una declaración universal de principios generalizables al estilo liberal; sino de la potencialidad y capacidad efectiva de ser realizados (Spinoza); y por lo tanto de las condiciones materiales para realizarlo, o librarse de su sumisión. Estos individuos mal llamados "los ricos", son aquellos que hoy en nuestro país, pueden no sólo realizar y actualizar sus derechos, sino liberarse y emanciparse de aquellos que los subordinan a la lay y a cualquier tipo de autoridad política. Para tratar el tema de la "verdad y las formas jurídicas" existe un texto largo de Foucault con el mismo nombre, que analiza las tecnologías de subjetividad, que describen y explican con sumo detalle, la "ficción" o construcción del "sistema de derecho", de las instituciones jurídicas y sus modos de su posible (o no) aplicabilidad y correspondencia (veracidad) con la realidad de los hechos. Dicho cometido excede mis posibilidades en cuanto a ofrecer un punto de vista original o novedoso, por lo tanto, me limitaré a analizar la situación de la Justicia en España (en sus formas jurídicas y su verdad). Tomando como inspiración la idea de enfatizar, no una teoría de la justicia universal y objetiva, abstracta, des-contextualizada, ahistorica y no-situada materilamente; al estilo Rawls, Sandel etc. Sino como estructura material, como praxis socio-política inscrita en un contexto cultural y epocal determinado, analizando conceptual-mente sus problemas y deficiencias; no sin antes, introducir la terminología y la fundamentación histórica que ha conducido a concluir el estado actual de las cosas en la Justicia española.
Constatando una percepción general, una sensación que va más allá del simple escalofrío de lo supersticioso, podemos afirmar que la "politización de la justicia", sentencia repetida en todos los foros públicos de este país; es un pesado y nefasto, pero incontestable hecho real. La verdad es verdad, sea dicha por Agamenón o su porquero; por lo tanto, por el mero hecho de que muchos, sean académicos, intelectuales, "gentlemans", proletarios, bohemios, empresarios, periodistas o "politicuchos", hayan proclamado tan "difamante" sentencia sobre la administración de justicia española, no disminuye su verdad y su entidad sustancial de realidad. Un hecho irresistible que nadie puede negar, aunque sea necesario matizar y analizar con más frialdad, precisión y contextualización de lo que muchos lo han hecho hasta ahora. El sistema de justicia, incluye todas y cada una de las instituciones jurídicas en las que se emplean formas jurídicas vinculantes, en instituciones en que se disponga de la "autoridad" y los instrumentos o medios de castigo o "sentencia"; en definitiva, de aquellas que dispongan del poder de interpretar y aplicar "el derecho" sobre cualquier ciudadano que se precie. Cuando decimos "administración de justicia", efectivamente nos referimos a todo lo citado anteriormente, sin que por ello tengamos que rectificar la generalización y universalidad del alcance de nuestra acusación, pues, hasta los más pequeños juzgados y jueces de primera instancia o habituales (menos para los aforados) hasta los más altos órganos jurídicos (tribunal supremo, el constitucional etc.) son a su vez instituciones públicas y como tales forman parte de lo político, sin que ello implique "partidismo", oligarquía o ideologización instrumentalizadora que pretenda asegurar los intereses privados de un grupo concreto de agentes públicos o actores políticos. Simplemente, siendo unos "cenizos" (como diría Rajoy) debemos definir las coordenadas y axiomas de los que se parte en esta exposición. Entonces, siendo consecuentes, debemos decir que dichas formas y estructuras jurídicas son a su vez estructuras e instituciones de lo político, es decir, expresión de lo político; puesto que antes de la fundación del código penal, civil o el que se precie, debemos argumentar nuestra constitución del "pre-derecho" de distintas formas y desde nuestra posición subjetiva concreta. Esto es: moralmente, políticamente, según convicciones, opiniones, teorías o simples impulsos pasionales; constituyendo así, sea con el método que sea: por consenso, contrato o pacto, mediante el iusnaturalismo, positivismo jurídico o sujetos trascendentales (...) Un orden jurídico, un corpus de "derecho" que exprese los "principios de la acción política", es decir, la forma política de ese Estado o nación; entendiendo por Estado el conjunto de instituciones que gobiernan una nación, o como definía Antonio Escohotado: "el Estado es el límite institucional del egoísmo subjetivo de la voluntad".
De esta forma, llegamos ha entender que cualquier forma de poder, sea jurídica, legislativa, o ejecutiva, es una forma política, ejecutada materialmente por estructuras políticas reales y comunes para todos; que siempre van a ser discutibles y discutidas, plurales y plásticas, provisionales y sólidas, que deben ser hechas para perdurar, siendo conscientes de lo efímero, la finitud y corruptibilidad del carácter propio de la consustancial contingencia de la política. Siempre podrán ser re-construidas o conformadas como nueva fundación de algo nuevo, desde la base de aquello que sí es inexcusable y necesario: el propio Estado y la acción política, lo político en definitiva, como sustrato y sujeto de todas sus figuras y formas de lo común, del gobierno y de la sumisión voluntaria. Dicho esto, la administración o institución de justicia ciertamente debe obedecer a una estructura "objetiva", que no "verdadera" de la política. Ocupando una ideología lo más plural posible dentro del marco conceptual y teórico representado por nuestro Estado, que debería ser la objetivación de la subjetividad individual (Hegel) de todos los ciudadanos de la nación. Estableciendo unas instituciones políticas, concretamente en el asunto que hoy nos ocupa, estableciendo principios objetivos de justicia y un cuerpo legal de derecho que enmarcará la acción política y concreta de los hombres, dentro de unos límites geográficos, materializados en fronteras nacionales, donde la soberanía jurídica del Estado y del sujeto político nacional (ciudadanos) terminará y se volverá fronteriza, limitada, impotente e interrumpida por un "afuera" extra-legal; o bien sometido a una "legislación universal internacional". Estos límites de la jurisdicción son impuestos materialmente por las capacidades y potencialidades reales y físicas de las naciones o los Estados, que entran en conflicto (frío o caliente) con otros Estados, con el "otro" de la política exterior.
Tras ésta, quizás larga y excesiva introducción axiomática, el problema concreto de España (y todas sus promiscuas partes) no consiste en la "politización de la justicia" como tal. Puesto que es un hecho - que contextualizaremos históricamente en la segunda parte -, común en todos los Estados y naciones del continente europeo, herederos de la tradición greco-latina (especialmente la romana) y la "segunda patria" (el judaísmo introducido por el cristianismo y sus cristalizaciones en estados católicos y protestantes en la modernidad que construyen con arreglo a esta "forma mentis" sus figuras políticas). El problema de España, es el intervencionismo y direccionismo jurídico de unos pocos que se articulan como gobernantes, esto es, como casta política o clase dominante y que hegemonizan ideologicamente. Es decir, instrumentalizan la justicia como medio o herramienta estratégica para sus fines de supervivencia como "opresores" o sujeto autoritario. Así la elección de los miembros del Tribunal Supremo es ejercido por los partidos políticos, que escogen los magistrados en función de su representación en el arco parlamentario, y a su vez, son los magistrados del supremo los que eligen a los miembros del Tribunal Constitucional; imposibilitando la separación de poderes y el ejercicio necesario del "contra-poder". El estado de la justicia española es lamentable e ideológico en las altas instancias, pero politizado en todas, incluso en las más bajas salas, puesto que toda institución jurídica es de por sí política (en la noción romana, no así en la griega), sin que sea eso nada peyorativo, aunque sí problemático en la teoría política. Pero que especialmente en Europa, se viene dando desde la creación de Roma, posteriormente consolidado en el nacimiento del Estado Moderno (fundado tras la Paz de Westfalia en el 1648; entre otros lugares en la Holanda de Johan de Witt etc). Todo ello no exonera de la injusta sensación y percepción de impunidad, exención, irresponsabilidad e inviolabilidad que gozan los políticos en este país, ante una "corrupción generalizada" - no galopante, pues, ya no queda más prado verde que sazonar - casi estructural y profesionalizada; que hunde sus podridas raíces en una sociedad civil que en el mejor de los casos es silenciosa y estoica antes los hechos, y en el peor de los casos colabora y se beneficia de ello.
La propia justicia esta pues "partidizada"; convertida en un instrumento de clase, de organización y corporación que se usa en beneficio de los propios "leviatanes" (vigilantes) institucionales, que se escudan en el abismo insondable que les separa y distancia de la sociedad civil (otra separación originariamente romana, aunque teóricamente platónica, entre gobernados y gobernantes) in-comunicándoles y blindándoles de cualquier apelación, demanda o responsabilidad de cualquier actor político no-profesionalizado. Este abismo es imposible de "puentear" mientras la dependencia judicial (de las altas instancias) este "administrada" y dirigida desde los despachos de Moncloa, que no piensan abandonar por nada del mundo, y que sólo puede ser arrebatada; o bien desde dentro, con nuevas formaciones políticas florecidas de viejas "plataformas de la sociedad civil". O por la fuerza, usando la "violencia", una especie de revolución harto difícil de realizar dada la fragmentación de la izquierda, la ausencia de medios de violencia (los posee el Estado), y la disolución aparente (espejismo) de las clases sociales pequeño-burguesas y proletarias, que podrían llevar a cavo la "revolución concreta". Ya que las nuevas formas de violencia que aparezcan, deben centrarse en aspectos muy concretos, en parcelas de la realidad política y pretender no un cambio total del status quo, de las relaciones de poder (relaciones de fuerzas productivas e institucionales) sino la transformación en la articulación de elementos de dominación, en nuevas formas de in-sumisión burocrática y nuevas formas de "contrato social" (de relacionarse entre sí), ya que, en tanto que el contrato social, ya implica nuevas formas de contractuar con un sistema de Justicia, que hoy esta siendo reducido y prescribido por tasas judiciales y "el miedo de indefensión" que en las capas materialmente más bajas y menos formadas de la sociedad produce. El modo de proceder esta vinculado con viejas formas políticas en Grecia y Roma que debemos contextualizar...
(...)
viernes, 29 de agosto de 2014
Las relaciones humanas en el cine de Woody Allen
La construcción de las relaciones humanas tanto en la realidad como su reflejo en el cine, me han parecido tareas y procesos heroicos en su construcción material y desechables puzzles de cuatro piezas en la mente de cada uno de los animales irracionales que habitan "la realidad urbana", - salvando algunos casos concretos que conozco- mi realidad urbana, y la de otros allegados (...) por la que paseamos nuestros nobles cuerpos infectados de manías. Paradógicamente todos aquellos que vivimos (plural auto-inclusivo inapropiado y una generalización cuestionable) en ambientes mal llamados intelectuales (realmente son culturetas, en el peor sentido), todos aquellos que somos o tratamos con la realidad burguesa (a regañadientes) y esencialmente, todos aquellos adoradores de la modernidad del cine de Woody Allen, casualmente viven inmersos en "la Idea" de las relaciones humanas, en lugar de su radical tozudez y sordidez en la materialidad, en su construcción real. Puesto que es mucho más sencillo y cómodo para una mente sin cuerpo como la del burgués de la modernidad; entender que la teoría es algo propio de los despachos y los polvorientos libros de la biblioteca municipal, y no una cuestión inmanente y conflictiva que nos sitúa e inscribe a todos en posiciones contrapuestas, e incluso excluyentes, enemigas. Con efectos reales, trasformadores y configuradores de nuestra cotidianidad y privacidad; que involucran sentimientos y emociones, aquello que piensan que esta tan lejos de la frialdad y la serenidad propias de la razón (material).
Lo que se pretende denunciar no con acritud, pero sí con vehemencia y militancia, es la falta de conciencia "critico-material" en el orden de constitución, articulación, organización y manutención de las relaciones humanas que establecemos a diario en cualquier circunstancia o situación de nuestra mundanal vida. Dicha falta de conciencia, implica centrarse en la idealización y la construcción teórica de deseos, anhelos, ficciones, sueños y falsas esperanzas sobre las relaciones humanas (familiares, de amistad, amor o camaradería), que pretende amoldar la realidad como si fuera una masa pastelera sin molde que se adapta a nuestros caprichos, opiniones o creencias, como si cada sujeto particular fuera una "mónada" que refleja la totalidad del mundo en ella misma. Siempre centrando el motor de dicha relación en las categorías más inmediatas e ingenuas que se presentan en nuestra conciencia como claras y evidentes: "felicidad", "satisfacción", "placer", que pronto se convierten en fetiches, trampas de zorro, vanaglorias e intentos de auto-fabricación de una escultura deslumbrante de mármol, que nadie puede ni debe tallar por nosotros. Sino que debe ser producto de una construcción (siento ponerme técnico) dialéctica con "los otros"; sean afines o contrarios a nuestro credo, sean amigos o enemigos, sena conocidos o desconocidos, pero que mediante nuestro conflicto y tensión mutuos elaboramos las identidades de la conciencia, que a lo largo del despliegue y desarrollo de la misma, abandona unas y adquiere otras de nuevas. Una configuración y un proceso de cambios, desprendimiento de lo antiguo y adquisición de lo nuevo, que sólo producen las bases y condiciones materiales y reales. En cuanto a materiales y reales me refiero al "estado de las cosas" de los hechos, a la estructura de aquello incontrovertible e irreductible a nuestros caprichos y opiniones, que conforma nuestro límite y frontera, es decir, los "hechos inocentes" de la realidad.
Como pretexto para lanzar un zarpazo y una enorme torta a los "snob" (afectados) que cada uno de nosotros conoce y sufre en perjuicio de su propia salud, tomaré las relaciones expuestas y representadas en el cine de Woody Allen, uno de los directores al que veneré, y al que hoy, tras el paso de los años ( no muchos) y a la luz del paso o sobrepaso de experiencias vitales, propias y ajenas, debo limitar críticamente en su cine, especialmente las relaciones sociales que ejemplifica. Donde a mi juicio, podemos ver mejor el tipo de relaciones humanas del cine de Allen, es en: "Maridos y Mujeres", "Manhatan", "Delitos y faltas", "Annie Hall", "La otra mujer", "Hanna y sus hermanas", "Desmontando a Harry" y "Todos dicen I love you" . Una larga cadena de películas en las que el centro de la trama es la relación de sujetos urbanos, inscritos en la tipología de la clase media-intelectual neoyorkina, que gira entorno a parejas heterocéntricas y monogámicas, cuyo mayor crimen y preocupación son la higiene de sus relaciones ideales inexistentes y la salubridad de su "ego" maltrecho por los demás y la injusta "realidad". Personajes apresados por sus conflictos psicoanalíticos y la desaparición de las figuras libidinosas de su conciencia, que atormentarán todo su trayecto vital, pero que soportarán y conllevarán gracias a los productos culturales y a la sustitución de sus deficiencias sexuales, por sujetos o prácticas nuevas, más eficientes y satisfactorias carnalmente, pero vacías intelectual y espiritualmente respecto a las viejas. A su vez, exaltará manías, idiosincrasias y patologías exageradas, pero no por ello menos reales, en seres que se caracterizan por la defensa de una supuesta racionalidad, pero cuyo proceder es de lo más instintivo, animal y contradictorio con sigo mismo.
Los sujetos constituidos en el seno de la pulsión creativa de Allen, suelen poseer grandes contradicciones internas, graves conflictos de conciencia, frustraciones sexuales o experiencias íntimas traumáticas. Personajes que suelen vivir en una tranquila y apacible tranquilidad equilibrada relación intelectual-económicamente media estereotipada; pero que esconde sucios y sombríos reproches, daños y espinas envenenadas que guardan hasta que un fenómenos externo a ellos que los supera y rebasa que les hace estallar. Ciertamente, dichas figuras me parecen muy reales; y el tratamiento cómico con que Allen lo trata, me sigue hipnotizando y atrayendo como antes. La precisión en su exposición, la ironía y el sarcasmo con los que lo envuelve me parecen admirables; a su vez me parece que dichas figuras, responden a sus firmes y sólidas convicciones y opiniones sobre las relaciones humanas, y en ese aspecto cabe destacar su franqueza en la presentación. Todo ello no exonera de su repetición constante, su saturación permanente de temáticas y personajes en todas sus obras; en las que todas las figuras nos recuerdan a otras, y en las que los personajes protagonistas que interpreta Allen, siempre son Woody Allen. Llegando a empapar la pantalla de una sobre-auto-presentación del mundo psicológico y los efectos de traumas, deficiencias, vicios, manías y deseos sobre las de por sí, frágiles e inestables relaciones humanas. Hecho que le conduce a describir las figuras de la masculinidad y la feminidad, siempre de la misma manera; las mujeres son o bien: neuróticas, frígidas, afroditas, locas o pérfidas, y los hombres: superiores intelectualmente, "fordianos"-viriles, inseguros y dubitativos o artistas (portadores de un mundo estético interior irresistible). Presentando así las figuras de las relaciones humanas, como meros hechos psicológicos y subjetivos, cuando son a su vez, condicionamientos espaciales, potenciales, físicos y objetivos que se dan en la realidad.
Las relaciones humanas en su cine, ya he alabado lo que tenían de genial, muestran una ausencia de condiciones materiales de hecho, de la pluralidad, discontinuidad y desigualdad objetiva existente, que afectan directamente en la dinámica de las mismas. Puesto que podría parecer que Allen atiende a la discontinuidad objetiva, tan solo atiende a la intranquilidad psicológica a la inseguridad subjetiva, pero no a la desigualdad material en la que todos nos movemos y juega un factor decisivo en el establecimiento y destrucción de relaciones humanas. Ciertamente me encuentro extraño al criticar concepciones que en el cine son absolutamente legítimas, pero que encuentro faltas de realidad cuando lo que pretende el autor, es crear una ficción que juega con la ambigüedad entre vida y obra, ficción y realidad, subjetividad y objetividad, configurando así una daga de doble filo de extrema delicadeza; siendo por lo tanto, susceptible de toda critica a su vez ambigua y difusa en su objetivo. Así pues, encuentro en Allen, una perspectiva ceñida a su campo de convicciones psicológicas, casi obsesiva, olvidando otras formas de establecer relaciones entre personajes y subjetividades que dependan de la circunstancia objetiva y material, y no de delirios o egocentrismos individuales.
viernes, 22 de agosto de 2014
El Juego de los relojes de Otto Preminger
Pocas películas que adornan el altar de los clásicos del cine, qué decir ya de los recientes estrenos cinematográficos, poseen una fuerza visual y una atracción estética, en el sentido pleno de la palabra, tan arrebatadora como "Laura (1944)"; dirigida por el director amante del teatro Otto Preminger, americano de adopción y ucraniano de vísceras. La película, en sus líneas generales, posee una furia indescriptible de percepciones sensibles, gozosas e intensas desde un plano epidérmico, que pueden tornarse intelectuales y espirituales a través del cauce de lo poético y la vereda de lo simbólico. Que con sumo cuidado del detalle; la atención a lo olvidado y a las pequeñas cosas, como cotidianos y rudimentarios objetos del mobiliario que se tornan objetos de coleccionista, objetos de culto y sumo cuidado para el espíritu; hacen de una cinta tan efímera como intensa, una suave caricia de la más bella mujer en la mejilla del alma humana. El juego de la dualidad y la ambigüedad en los personajes, es tan sutil como constante, una presencia casi imperceptible que encuentra su apoyo en los objetos abiertos a la significación, que lejos de ser fetiches, pasan desapercibidos por la propia narración interna, pero que llenan el campo visual del espectador con jocosas escenas y sombrías intenciones. Su intranquila quietud perturba al espectador a la vez que la belleza sobrehumana de una impresionante Gene Tierney (Laura) invade la pantalla y eclipsa cualquier posibilidad de error estético.
La película ha sido clasificada como una joya del cine negro, pero no estando en desacuerdo con dicha clasificación, no podría encerrarse solo ante tal noble prisión, sino que su carácter retoza entre el romance y el género fantástico. Los objetos inertes que cobran vida y se aproximan a lo humano, determinan lo humano e cuanto tal; como en los cuentos más antiguos de la literatura fantástica. Los objetos que mueven la película en las escenas centrales, en los momentos narrativos cruciales como los juegos de relojes, la oscuridad de un cuadro, el olor de un perfume, o la propia sombra humana de los personajes, constituyen una red contextual de un color inigualables. El cuadro central del piso de "Laura" (un auto-retrato), que el propio director satinó con aceite y se encargó de hacer brillar con luz propia, acompaña y enamora al atractivo detective del caso (Dana Andrews), un hombre impermeable e impenetrable ante las emociones y sentimientos amorosos; que nunca había amado a ninguna mujer. Es más, como él mismo declara ante la pregunta de si alguna vez había estado enamorado, en un alarde de la virilidad más envidiable, inalcanzable para el resto de los mortales, responde: "una vez, una muñeca de Washingtoniano, logró sacarme un abrigo de pieles"
Una piel ignorante del contacto amoroso, que nunca había caído en la seducción de la carne y el engaño del amor, pero que sin darse cuenta se enamora de la muerte, de la imagen de una mujer muerta a través de sus cosas abandonas tras su ida. Una relación mortuoria que recuerda a la relación entre los personajes de "Vértigo (Hitchcock)"; J.Stewart y K.Novak. Pero que en el caso de Laura y el detective, no existe como dialéctica psicoanalítica entre Eros (pulsión de unión) y Tánatos (pulsión de muerte) sino como el "amor puro" agustiniano. No es un amor contrapuesto a la muerte, en consciente conflicto fraternal, como dos momentos distintos, dos tierras yermas incultivables la una de la otra. Sino como, un amor sin fisuras, sin exaltación, moderado y educado, que integra la muerte como un momento o una posibilidad del amor - puesto que no hay temor a la pérdida, se esta ya en ella, y se esta enamorado en ella - con la precisa dosis de espontaneidad necesaria en toda conjunción y la solidez (repentina; ya que su consolidación se da en una sola noche) propia de toda unión eterna. Su amor se cuece antes de la vida, en la muerte, nace para ser dirigido ante una desaparición del mundo, un amor como potencia ante una simple imagen, pero que cuando retoma su figura humana se actualiza y fluye en plena seriedad y sobriedad. Ciertamente a mi juicio, dicha simbiosis de muerte y amor me parece estética y poéticamente insuperable (teniendo en cuenta el plano de la cámara y los actores, se nos vuelve inevitable la ociosidad), aunque intelectualmente de difícil digestión si se toma en serio.
Nos ofrece tal vez, una visión del amor teológica (Caritas) y como tal, impropia y vedada a lo humano, que puede parecer ingenua y cándida a la vista de cualquier gentil espectador. Pero parece que tal juicio naufraga en las más rocosas costas de la confusión, ya que sólo empezar la narración fílmica, uno de los pases de cámara más espectaculares que he visto en el cine, entramos de lleno en la descripción del tercer protagonista, el narrador a veces y personaje esencial de la película: el snob intelectual que ama a Laura apasionadamente en un choque dispar entre amor orteguiano y posesión como pertenencia. Que conduce al enigmático Clifton Webb a representar a un excéntrico escritor que trabaja con su máquina de escribir en una magna bañera de mármol, en la que su cuerpo delgado y recubierto por una blanda y blanquecina piel abriga su taxonomía huesuda, quedando medio sumergido en la inmensidad de una holgada escena inicial, en que las primeras palabras de su voz resuenan con
un: "Nunca olvidaré aquel fin de semana en que murió Laura; un sol de fuego ardía en el firmamento como a través..." para terminar con "fue el domingo más caluroso que recuerdo..." un exquisito principio que marca el tono poético, irónico y cínico de este excepcional laberinto estético de ambigüedades.
Clifton Webb hipnotiza con su fija y penetrante mirada, su franqueza en los movimientos y su rectitud en el habla logran la sumisión inmediata del público, que rendido a sus pies, goza de cada golpe de palabra, de cada violencia gestual de su rostro y cuerpo, de cada ausencia anhelada de su ser. Un personaje que se presenta como brillante, refinado, agudo en los gustos, caustico y equilibrada-mente desmesurado, una creación literaria hecha en cinta rotatoria, un hombre irreal hecho realidad, que presenta una indomable pero segura figura. Que durante el transcurso de la película descubre su dual faceta, su otra sombría cara, la del asesinato, no como obra de arte o acto sublime de placer ("La Soga; Hitchcock") sino como desesperación ante la pérdida de aquello que sólo puede ser suyo, o si no, de nadie. Evidentemente nos referimos a la posesión del afectado escritor (Clifton Webb) hacia Laura (Gene Tierney), su objeto de obsesión y deseo que jamás logra poseer carnalmente, y que le lleva a querer destruir aquello que debe ser inaccesible para los demás, la propia belleza, sangre y cuerpo de la más hermosa mujer. Ya que puede verse la figura de un Pigmalión y de un maestro en el petimetre escritor que conduce a Laura a su máxima potencialidad, pensando que su función constituía un contrato de amor de por vida, cuando su firma sólo incluía el cariño y el amor paternal o profesoral típico en una relación sin deseo ni pasión (anhelo). Laura despierta la posesión y el instinto de muerte en el viejo escritor, la pasión y el deseo (aún pos-muerte) en el joven detective, y la atracción y el interés de su prometido, al que sólo usa como ejemplo de su dualidad e indefinibilidad de su carácter.
El juego de los relojes es pues, un símbolo (reloj de pie) que se encuentra tanto en la casa de Laura, como la de su asesino, que mata su fantasma y su sombra, que controla y dirige el tiempo de sus vidas, de la película, y con ella, el tiempo de vida del espectador. Un juego escondido casi dialéctico en que se esconden las respuestas a los enigmas de la trama, en un equilibrio y armonía que se nos recuerda cada vez que el apuesto detective decide tranquilizar sus ánimos y serenar su espíritu con un simple juego que consiste en introducir pequeñas bolas deslizadas en una pequeña tablilla de metal en sus correspondientes abujeritos, casi anecdóticos. El reloj es a su vez, el principio y el fin de una historia atípica de amor (el mejor amor agustiniano: Caritas) en cuya cobertura y perfil dorado se expresa la dualidad constitutiva entre luces y sombras, entre el bien y el mal, entre el amor y la muerte, de todos y cada uno de los personajes, y que a su vez escinde lo concreto y envuelve toda la cinta y estructura de la película más estética que haya podido ver. Con tal sencillez, economía y sobriedad de elementos que sorprende al más pintado. A su vez, el reloj representa lo técnico, lo mecánico, lo preciso y exactos de toda la articulación de los elementos en la película, sean estéticos, intelectuales, estratégicos o sentimentales; ocultando en su seno el enigma y el sentido de toda la historia.
Para terminar, resuenan en mi cabeza objeciones de "críticos de cine" de los más diversos periódicos, que no puedo contener: " la más que abundante existencia de incoherencias y vacíos narrativos (no es necesario explicitar)" dicen. Que a mi juicio son más que salvables, puesto que sucede como con "el sueño eterno" (the big sleep) de Howard Hawks; en que lo más importante no es la consecución y devenir de la trama, sino la percepción del goce de las figuras estéticas más estilizadas y completas que pueden presentarse en la pretensión de una economía fílmica. En el caso de "Laura (194)" hay que entender que lo onírico y lo holistico cubren toda la cinta, y se reflejan en cada acción inscrita en las objetos vivos de esta ensoñación fronteriza entre el amor y la muerte. El reloj y el cuadro, son los dos elementos centrales de una inefable exposición de talento.
jueves, 14 de agosto de 2014
La trastienda del Nacionalismo catalán; y las sombras del Mesías
Las noticias de los últimos días y los acontecimientos estomacal-mente difíciles de digerir sobre el proceder mafioso de la "proba" familia Pujol, obligan a uno a pervertir sus mal llamadas vacaciones (he sustituido la playa bajo el sol y las aguas cristalinas y esmeralda de cualquier mar perdido del continente por una cárcel de tinta y papel) y ha interrumpir sus horas de trabajo, para dedicar unos minutos (agónicos) al problema nacionalista catalán. Seguramente todo ciudadano catalán (español si se quiere) conoce perfectamente el escándalo ( y si no, debe abandonar cualquier tarea pública) que ha sacudido las vértebras y las entrañas del "procés català", que ha asestado una daga envenenada en un maltrecho corazón al que todos pintan "estelado" pero cuyos colores reales cubren la más amplia gamma cromática. Dichos acontecimientos como decía, han despertado y revitalizado las más feroces críticas de las más distintas cavernas y megáfonos de voceríos contra el proceso de secesión, bajo los más razonables y legítimos argumentos que acusan a cierta parte de la sociedad catalana de "ocultismo" y "colaboracionismo" ¿cómo no va a afectar al "proceso catalán" el saqueo sistemático de un partido eterno, que es además el que conduce inexorablemente a la secesión? Llámenme perspicaz, pero todo esto, no solo huele, sino que apesta a la más alta corrupción estatal y a la connivencia de las más altas castas, clases o llámese como quiera, de la dócil y mansa sociedad catalana borreguil. Ya que la idea de que durante 24 años el " President", el padre de "todos los catalanes" y su fructífera y reproductiva familia de multimillonarios han conseguido amasar toda esa fortuna (son la séptima familia con mayor riqueza de España) por su propio mérito y valía, sin la ayuda de un entramado institucional y estructural de la política nacional y la colaboración necesaria de una sociedad civil, que por su mero silencio dejan pastar las más negras sombras de la corrupción, me parece algo insostenible y de la más propia ingenuidad catalana. La misma que ha permitido y facilitado la acumulación de "fuerzas económicas" y con ello la autoridad política hegemónica en un pequeño cortijo de "barretina y butifarra", dominado por la cobardía, la complejidad de diván y el más alto grado esteticismo y etnicismo en sus formas socio-civiles y político-culturales, que por otro lado se asemeja, por no decir se mimetiza, a la del resto de la nación española con su idiosincrasia propia.
La figura del patriarca Pujol no solo se limitó a las manchadas paredes de su familia, sino que se extrapoló y extendió a la de toda la sociedad catalana, que hasta nuestros días sigue su sombra sobrevolando nuestras cabezas y atornillando nuestras conciencias, con la ideología dominante de la: moralidad política y la ética en la praxis, su inconmensurable valor y gallardía, emergiendo como voz de la conciencia catalana, y su imprescindible papel en el seno del germen que hizo de Cataluña lo que es hoy; dicen con sorna ( y cierta risa irónica en su conciencia) los mismos que conocían directa o indirectamente las prácticas mafiosas y clientelistas de unas fuerzas fácticas nada desdeñables. Puesto que como ya es conocido y ya he repetido insaciables veces, su partido CIU (su grupo de poder), controla todos los medios de comunicación e información en Cataluña; el parlamento, los propios tribunales y el brazo ejecutor del estado: el cuerpo policial. Que aún hoy, sigue amedrentando a ciertos periodistas y ex-mujeres molestas, para que callen y se den la vuelta a merodear caninamente hacia otros parajes menos minados por la correlación e inter-cooperación de la red institucional y personalista de la política catalana. La figura pues de Pujol, no solo es el acicate de gran parte madura del proceso catalán, sino un "Mesías padre" (el hijo es, sir. Artur Mas) que dirige y guía ideológicamente mediante su fundación (financiada por todos, por el erario público) y figura en los mas-media, a toda una "masa" catatónica y servil, que es seducida por los mensajes más cándidos y banales de: ilusión, esperanza, jovialidad y cultura catalana, rasgos típicos en todos y en nadie.
A mi juicio, y con esto no pretendo justificar, sino comprender, el que ha servido de pretexto para que toda una jauría de perros hambrientos y sarnosos, para que arrancasen carroña sustanciosa, es el propio Jordi Pujol padre, el "molt honorable President", que en su ideología el fin no era la riqueza, sino que era un paso más, un simple momento necesario para ser encumbrado en una posición económico-social, la posición política ya la poseía, para poder desarrollar e inscribir su propia impronta gravada a sangre y fuego en el libro de la historia catalana, solo posible mediante la pertenencia la alta burguesía. Recientemente (2011) en una entrevista (tv3) en que se le invitó a no hablar de política, sino solo de su vida privada, su biografía personal, sus recuerdos y familia, el "muy honorable" (tiene gracia hoy ese apelativo, corre serio riesgo de extinción en nuestras sociedades, debería ser una especie protegida por "Greenpeace") aceptó, y nos ilumino con su verdadera "idea" de su pensamiento. Distingo idea e ideología, no como excluyentes sino como complementarias pero distintas, ya que el filósofo Checo Jan Patocka progenitor de dicha distinción, identifico los elementos de una ideología con brillante acierto: seguridad económica, una masa anónima e in-forme en la que inscribirse e identificarse, entretenimiento y diversión (tiempo libre) y un "telos" difícil de alcanzar, y el hombre ya posee una ideología. Distinta a la idea, ya que esta no instrumentaliza un colectivo, ni posee como medio su causa para lograr un fin en si mismo que puede variar según la subjetividad colectiva o individual; la idea es interior no exterior, situada en un lugar inalcanzable al que nadie puede llegar, pero que todo hombre posee como "libertad". Tengamos en cuenta que si uno conoce la tradición de historia de las ideas política, toda ideología persigue la causa de la "emancipación" del hombre, y toda revolución tenía como objetivo la "libertad", así que muy descaminado no iba Patocka.
Como iba diciendo, la "idea" de Pujol - la televisión no es solo un mecanismo de construcción de conciencias y masas, mera propaganda como decía Adorno, sino que para ojos críticos puede resultar muy reveladora- su noción de libertad, reside en la trascendencia, en la utilización y instrumentalización de esta vida para lograr algo mayor, que supera y va más allá de nuestra limitada inmanencia. Pujol revela dos de sus obsesiones centrales de su ser: el catolicismo (trascendencia) y la memoria nacional. El primero de ellos consiste en creer, y así lo declara él mismo sin conciencia de que será usado en su contra; que nuestra vida insertada en la inmanencia y la contingencia no posee sentido si no hay un trascendente que incluya el conjunto de inmanencias particulares e individuales; consiste en creer que la vida terrena finita y corruptible es un medio para una vida eterna, para un fin superior en el que nada inhumano de lo humano nos afectará. La segunda de sus obsesiones es la memoria nacional, es decir en que su imagen no sea destronada de sus doradas posaderas; que su influencia, su impulso, y su huella sigan inscritas en el "pathos" catalán, como una firma en el contrato con el diablo, que sus hábitos y costumbres culturales se instauren "en derecho". Dicha figura de la memoria, es promovida por las políticas de la memoria del Estado, que son verdaderamente "tecnologías del olvido", olvido del pasado, negación del presente y utopismo del futuro.
La trastienda del catalanismo y del nacionalismo siempre ha estado recluida a las sombras y la oscuridad más opaca en las carteras y bolsillos de unos "pocos" que gobiernan a unos "muchos". Tal distinción y separación de los representados y representantes es la brecha que posibilita una hegemonía, entendida no como "dominación", sino como el hecho ficticio y construido de hacer coincidir el interés de los gobernantes con el de los ciudadanos. Es decir, hacer hablar a un "pueblo", concepto longevo y raro donde los haya, con una sola voz, como un solo cuerpo u órgano, como una totalización cerrada y acabada, sin fisuras ni brecas internas, como un todo social impenetrable e irreductible a nada, aplastando así la pluralidad existente "de hecho". Confrontado a una totalización, un enemigo exterior uniforme que nos oprime; conflicto del cual surge la propia identidad colectiva nacional, como modo de cohesión y fortaleza comunitaria de la propia. No sólo ficciona nuestras condiciones e identidades, que siempre son individuales y nunca colectivas, sino que instaura nuevos lenguajes universales, que como tales lo son de "dominación" (Adorno); un nuevo vocabulario que inserta nuevos conceptos y percepciones teóricas ad hoc. Uno de estos ejemplos es el falaz "dret a decidir" asimilable a la falacia del "derecho a la vida" de los grupos ultra-católicos españoles, ya que ambas demandas o reivindicaciones insidiosas no pueden ser negadas superficialmente por nadie; ya que, quién se opone a decidir por uno mismo, o quién se opone a la vida. El problema es ¿quién es el sujeto que responde, el sujeto interpelado en esta demanda?
Quién es el sujeto que decide y quién es el sujeto de la vida, son las preguntas precisas respectivamente a ambas demandas. Así pues, la determinación del sujeto de autoridad política que decide, que se auto-determina es el problema central, irresoluble si se plantea en los términos en que los partidos nacionalistas lo plantean, puesto que pretenden preguntarse a sí mismos si son algo que ellos mismos anhelan y desean; entonces no existe la posibilidad de imparcialidad ni de neutralidad, las pretensiones de objetividad y ecuanimidad se desintegran como una ardiente hoja de papel. En la propia pregunta ¿somos un sujeto soberano? ya dan por supuesto como presupuesto (axioma incuestionable) que lo son, ya que decirlo entra en la competencia de un sujeto (otro) que te reconozca como tal; un sujeto no se constituye a sí mismo, de manera inmediata "por sí mismo", aislada, y auto-suficiente, sino mediado por los otros sujetos, en conflicto con "otros" y concretado en una circunstancia particular determinada históricamente, en que será reconocido como igual (véase mi artículo: "Hegel; identidad y diferencia"). Pero jamás como un sujeto cartesiano, sino como hegeliano. Por lo tanto, si se preguntan por el "derecho a decidir" deben determinar qué sujeto les reconoce como tal, ¿quién es ese sujeto? En tal caso, remito al sujeto dado y establecido, del que todos somos ciudadanos: España. De tal modo, en el caso de haber un referéndum, el sujeto que debe contestar debe ser el reconocido como Estado construido y sus ciudadanos reconocidos como tales (soberanos), ya que esa falaz idea de que: un gallego y un andaluz qué ¡coño! tiene que hacer o decir sobre Cataluña, es una idea propia de provincialismos y localismos etnicistas, puesto que son ciudadanos con un contrato social heredado con el Estado reconocido y por su condición de "españoles" (como categoría civil y no étnica), tienen competencias para decidir sobre su soberanía, las fronteras de su territorio, el modelo de Estado y las concesiones de su ciudadanía, en el sentido de su contrato social ( por no hablar de los empresarios "españoles" que en el caso de una independencia unilateral y casi segura salida de Cataluña de Europa, verían peligrar sus negocios y forma de vida, además de la propia de todo el Estado Español).
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