miércoles, 23 de noviembre de 2016

La retransmisión de la muerte



Me levanto con la voz, aunque la gente piense lo contrario, seca y metálica de la radio, como todas las mañanas. Ya llegó la hora de la muerte, antes del desayuno; después de las horas musicales, promocionales, comerciales, el tertulianato, las breves introducciones del tráfico en las arterias urbanas, y el pronóstico gris del tiempo, que espera como arisco azar a los ciudadanos, a los trabajadores. Pero como digo, la muerte ya ha llegado a un hotel cerca del congreso, un azote tras una noche fría y lluviosa en Madrid; y como todo lo que ahí sucede, es retransmitido. Una muerte retransmitida. Rita Barberá, la alcaldesa, o la jefa, ha muerto a los 68 años, fruto de un infarto de miocardio. A Rita le estalló el corazón en el pecho al amanecer. Pla escribió unas bellas y hondas palabras sobre el suyo en Un infart de miocardi: << Dintre l'enorme complexitat del cos humà - complexitat que mai no es podrà descriure i encara menys simplificar -, el cor és una víscera meravellosa, intel·ligent, enormement expressiva, sobrecarregada de sentit humà. La seva capacitat de treball és enorme, fabulosa; sempre ens vol bé si no l'espatllem amb les inevitables i constants ximpleries i bogeries de les il·lusions humanes; és molt tolerant; extremament resistent; es troba en la base dels escassos moments de benestar que d'una manera inexplicable es poden trobar en aquest vall de llàgrimes. El cor aspira constantmente a dialogar amb l'esperit que portem en el cos -diàleg al qual no donem importància fins que arribem a la catàstrofe. Posseeix formes estraordinàries i diversíssimes d'expressivitat. Si vostès tenen l'hàbit de prendre's el pols - hàbit que practico de vegades i en diverses parts del cos -, s'adonaran de la seva expressivitat. No dóna mai un mal consell; sempre tendeix a fer viure; no assenyala en cap moment un camí equivocat. Ara: el cor té les seves exigències - que assenyalaré precàriamente tot i la meva absoluta falta de coneixements. El cor vol aborriment, tedi, repòs - en totes les edats de la vida. Vol treballar d'una manera lenta i pausada. No vol sorpreses, ni rareses, ni sobresalts. Com totes les vísceres de l'organisme humà, és limitat. Vol que el deixin tranquil (...) En la vida humana, el cor i la imaginació són dos camps contraris, separats per una dialèctica diabòlica i insoluble, per una lluita constant per l'agon - que deien els vells grecs-, per l'agonia, per una lluita fenomenal. >>

El corazón de Rita no estaba tranquilo, ni reposado, ni entendía de dialéctica alguna, simplemente dejó de latir, de funcionar como un mecanismo normal de la naturaleza, un hecho biológico irrefutable, que el ambiente, siempre el ambiente, pretende cambiar. Los bucles de sentido en la pseudoliteratura mediática y en las precarias cabezas de los políticos (la de Rita era un ejemplo magnífico y brillante de ese caparazón hueco, un simple hueso vacío), esas explicaciones ficcionales, mentirosas, pero que satisfacen y concluyen lo inacabado y cierran lo abierto, pretenden dar una explicación política a su muerte. Un linchamiento mediático, una caza de brujas judicial, la condena anticipada por la izquierda y el nacionalismo, la supresión de la presunción de inocencia, el desprecio, sucio y ruin, con las maneras hacia un trapo, de su propio partido... parece que nada de eso la sentenció a muerte, aunque sí a una vida destronada, sin poder, el poder que tanto utilizó para banalizar una ciudad y reducir la política. Algo propio de su marginalidad intelectual. Muchos jugarán: convertirán la mala educación de Podemos en un acto acto inmoral, en un producto de su maldad, "la han matado" se escupe, esa presión de la opinión pública, los oigo ya vomitando. Pero lo cierto es que se venía retransmitiendo su muerte civil desde hacia algún tiempo; la verdadera crónica de una muerte anunciada, rodada, ensayada. Diariamente, morbosamente, con excitación, el acabamiento prolongado no sólo de una carrera política, sino de una mujer, en clara decrepitud moral, aunque honrada la ven algunos: los mismos que la enterraron, sus propios compañeros de partido, esas aves carroñeras. Los beneficios políticos y económicos de su retransmisión han sido muchos para las televisiones, que culminan con un especial de muerte hoy, con el fin de un camino penoso, pues penoso era también el personaje humano y político. No me detendré en la saña; pero recordemos su irrelevancia estética, su inexistente formación política y penosa retórica, su irresponsable uso del dinero público, la devastación cultural, y su incapacidad para actuar profunda y verazmente. Ni detectó, si no fecundizó, ni se responsabilizó, de la corrupción de su ciudad y la consustancial red clientelar mafioso-empresarial, que si no construyó su gobierno, al menos dejó funcionar con plena impunidad. Frustró, seguramente, muchas vidas dignas que pretendían hacer algo relevante en su comunidad; y nunca nadie dijo nada.

En tiempos recientes, tanto la derecha como la izquierda populista han utilizado el recurso de los lazos de sentido aprovechando desgracias particulares contingentes para integrarlas en su causa general y dotarlas de finalidad y legitimidad política justiciera. Hace pocas semanas, quizá días, una anciana de Reus moría asfixiada por la negligente función de una vela y el ridículo abandono. Podemos instrumentalizó la tragedia privada y desconectada del sentido, de un todo, para, como decía el propio barrabás, politizar el dolor. Un acto estúpido y mediocre cuya buena intención no pongo en duda, aunque las buenas intenciones son difícilmente discutibles. Existe un abuso energético y una opresión económica, sutil pero real, de las compañías eléctricas hacia los más pobres y solos, y un desamparo institucional relativo; aunque vivimos en la época de mayor asistencia social de la historia. Todo ello, condiciones que acompañan a una pequeña y humilde vida a la precariedad y la miseria, pero no a la responsabilidad de una muerte que solo posee el azar. Del mismo modo, el corazón de la Barberá, revienta y explota por necesidad biológica, no por causa política alguna, aunque las condiciones mediáticas y sociales no fueran las más beneficiosas, ni idóneas, para mantener el suave letargo del corazón y su pausado y dulce ritmo. Incluso los de su propio partido, los que apoyan la tesis del linchamiento como causa de la muerte, son los mismos que la abandonaron a su suerte por estrategia electoral, por unas migajas quebraron la lealtad hacia una amiga o compañera. Lo digo, sin caer, claro, en la muerte por tristeza, ¡oh, como mueren los perros y los pajaritos, de pena y abandono! Nada de eso.      

Es conocido por todos que las necrológicas son un género periodístico y también un pequeño artefacto político que glorifica o hunde en la miseria a un personaje público. Se puede canonizar una vida, blanquear una imagen,e incluso, inventar un fragmento de memoria colectiva; o silenciar y olvidar a alguien. Durante los próximos días veremos algo muy interesante: cómo un partido muestra cínicamente su verdadero rostro como aparato de poder burocrático sin escrúpulos; cómo aplasta administrativamente y civilmente a sus propios miembros cuando estos le son inservibles o molestos; y cómo, cuando son intangibles, humo y cenizas, se les sacraliza como figuras del pasado, se les alaba y dignifica como personas, ah, humanas, y se relata una leyenda, desbordada, sobre ellos. Lo bueno y lo malo se hiperbolizará, se convertirá en carnaza, carroña, televisiva, y objeto museístico reverencial para el partido popular; además de una narrativa o discurso con "sentido político". El sistema en su conjunto, todos sus miembros y partes, muestran de un modo indeleble, el triste carácter teodítico de la política de este desdichado país.  
 






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