lunes, 25 de enero de 2016

La falta de litio y la maldita testosterona (yII)





Una vez mas, Arcadi Espada propone un periodismo 3.C (la tercera cultura) que al margen de sus problemas fácticos, y algunas virutas filosóficas que embrutecen la tarea de lijar una superficie escarpada como la escritura periodística o la prosa analítica sobre la realidad, parece solucionar uno de los problemas planteados por Benjamin en El Autor como Productor (1934): otorgar un trabajo específico para el escritor (el periodista) en los periódicos que ninguna apropiación, “proletaria” o “del lector”, de la escritura pueda reemplazar; manteniendo así, el lugar específico del autor. Un lugar profesional  y autorizado de la escritura, en el que los cortes epistémicos o términos contrapuestos que antaño se fecundaban mutuamente, no se conviertan en irresolubles antinomias, como pasa hoy. Así, la ciencia y la literatura, como la crítica y la producción, o la formación y la política, no se deberían separar desordenadamente en un orden ficticio repartido entre secciones de periódico irreconciliables. La escritura que propone Arcadi no es una mera guirnalda decorativa, pirotécnica o melancólica, en la que el sentido, el sentido literario o científico, y la trascendencia secular o religiosa, ocupen el lugar de la descripción y el análisis de la prosa periodística. Sino que esta última escritura 3.C aglutine e integre todos los aspectos de las llamadas “dos culturas” tradicionales. Evidentemente, su juicio coincide con el juicio de Benjamín, pero por razones distintas, pues las concepciones sobre la ciencia (o ciencias del espíritu) son diferentes. Aunque paradójicamente, ambas posturas, cumplen una misma función: no establecer cortes epistémicos en la tarea del escritor.

A su vez, la conferencia también responde, no sin cierta idealización, al problema planteado por Ferlosio en sus múltiples artículos en El País y sus diversos ensayos, sobre la constitución estructural de los periódicos en cajas vacías (especialmente la radio y la televisión; variedades, producto de la economía y no de la escritura periodística); esa necesidad artificial de llenar los vacíos, los espacios en blanco del papel pulpa, previamente construidos por los medios, con ruido de cascabeles; esa irrefrenable cultura del tam-tam y el martilleo que ensombrece la tarea de la prosa y ensordece a los individuos. Alguno de los problemas de la propuesta de Arcadi, es la imposibilidad de incorporar en la escritura, la negatividad de las concepciones de Marx sobre el periodismo crítico, que se traspiran por los poros de cada uno de los artículos de su segunda etapa como periodista en The Tribune. Estando de acuerdo con las líneas maestras de la propuesta arcadina, sin duda, el problema permanece abierto en la plaza crítica...






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