miércoles, 26 de marzo de 2014

Michel Foucault; y la inauguración del presente (I)





Michel Foucault (1926-1984), destacado filósofo francés; alcanzó una fama y notoriedad en el París de los años sesenta y posteriores, que le convirtió en un icono y referente tanto de la reflexión y academia filosófica, como del activismo más bohemio y resistente al poder. No es necesario detenerse en su biografía, ni en sus peripecias políticas y filosóficas, ya que mi conocimiento es irrisorio si se compara con verdaderos expertos sobre el tema y fervientes apologistas de dicho autor. No pretendo ni exponer su complejo sistema filosófico en sus líneas generales, ni sentar cátedra descubriendo nuevas interpretaciones del mismo autor; simplemente pretendo centrarme en dos textos recopilados en formato de libro (Sobre la Ilustración; ed, tecnos), en los que a mi juicio, se presenta la distinción fundamental de la modernidad, pero sobre todo de la contemporaneidad.

Distinción que se hace hoy, de apremiante necesidad exponer y clarificar; puesto que gran parte de las conversaciones de sordos entre "la gaucho divine" de la filosofía académica, se producen precisamente por la falta, no sé si ignorancia, o ausencia de explicitación de las dos corrientes inaugurales del presente. Foucault encuentra el inicio o fundación de la posmodernidad, en un texto (el primer texto sobre el que baso este artículo) de Kant, sobre el que hizo un seminario, y el texto retozaba con el nombre: "Was ist aufklärung?" (¿Qué es ilustración?). En dicho texto, -no entraremos en detalles pormenorizados- Foucault adjudica a Kant la inauguración de las dos grandes corrientes, los dos corpus teóricos y reflexiovos (grupos) en los que los filósofos venideros se adjudicarán y amarrarán de tal modo que producirán un estado monádico de incomunicación entre ellos. Por un lado Kant inaugura lo que Foucault llama la "analítica de la verdad" y por otro "la ontología del presente".

La "analítica de la verdad" representa el programa crítico de Kant, la pregunta por las condiciones de posibilidad del conocimiento, la pregunta por: qué diablos es el conocimiento, cuales son sus medios o procedimiento de validez y legitimación, en fin; la cuestión por los límites y fronteras del conocimiento. A esto, le podríamos llamar: análisis conceptual; ámbito de la teoría, cuyos objetos son los de la razón pura, y cuestiones del mundo de las ideas platónicas, como aquello eterno, universal, general, irreductible, incorruptible, abstracto y especulativo. Aquellas cuestiones de las que en el presente, se ocuparía la filosofía del lenguaje, la filosofía de la mente/ciencia, la epistemología, semiótica etc. Y por otro lado: "la ontología del presente"; cuerpo o disciplina fundacional que se encarga de problemas de filosofía social, es decir, de la constitución de un "nosotros" del mundo del común, de lo colectivo. Es decir, descendiendo de los cielos de lo teórico (mundo platónico de las ideas), prestando atención y pensando la praxis, la práctica, la acción concretada en acontecimientos singulares del hombre en una realidad contingente, esto es, en el terreno de lo mundano, de lo corruptible, lo singular y discontinuo. Lo heterónomo; y hasta cierto punto, arbitrario en el sentido de impredecible y por lo tanto "sin-calusura", como diría Foucault, refiriéndose a sin causa.

Esta distinción no se refiere a la distinción clásica entre teoría y práctica, puesto que Foucault anuncia ( a parte de la muerte de sujeto, precedida por la muerte de Dios) la muerte de la teoría/práctica ( expuesta en el libro: "Diálogos sobre el poder") , como habitáculos diferenciados y delimitados, como compartimentos irreductibles con una constitución y demarcación bien definida, clara y fija, pero pertenecientes a una misma dimensión o realidad. Y en su lugar configura la interioridad y exterioridad de los discursos, el ámbito podríamos llamar, privado y el ámbito público de los discursos de conocimiento, en unos dispositivos y mecanismos heterogéneos, alejados de ese espacio o ámbito de despliegue y desarrollo homogéneo, neutro e imparcial de la investigación "científica" (análisis de la verdad). En que se entrelaza la descripción y la normatividad, es decir los hechos con los valores. Constituyendo así unos ficticios discursos cognitivos que realmente son prácticas performativas. Es decir, los discursos y procedimientos que tratan los límites y condiciones del conocimiento, que sería un programa o investigación crítica kantiana, se ha disuelto; ante la "actitud crítica", como el "arte de no ser gobernado" que sería la forma en que nos oponemos y resistimos al  nexo poder-conocimiento ( o poder-saber), como mecanismo de subordinación, coacción y dominación en la disuelta y "des-subjetivizada"  vida común de los individuos.

Así pues, cuando pensamos la política, la moral, la sociedad (...) estamos pensando la "actualidad de nuestro presente" es decir, estamos pensando la constitución de un "nosotros", construyendo nuestro sentido, un sentido al presente. Como la realidad del colectivo, del mundo común de red de relaciones, en que el sujeto esta disuelto en las estructuras de poder. Para Foucault en ¿Qué es la crítica? (segundo texto) la Ilustración, tras el S.XVII y la explosión y multiplicidad de poderes que se multiplican e invaden la vida de los hombres, es donde se estable un nexo de unión, un vínculo entre poder-saber, que proseguirá hasta nuestros días. Dicho nexo entre poder-saber, será lo que configure la aceptabilidad de un "sistema social" (panóptico): sea el sistema psiquiátricos, de enfermedad mental, el penitenciario, el judicial, el de la sexualidad-normal etc. Por lo tanto, lo que pretende Foucault es estudiar las condiciones, medios de aceptabilidad de lo aceptado. Es decir, de la verdad establecida en el espacio común, en el ámbito de lo político-social, y que ejerce un poder sobre nosotros, esto es, un "arte de ser gobernados", ante el que hay que oponerse y resistirse desde la actitud crítica: "el arte de no ser gobernado". El análisis que estudia la constitución del nexo poder-saber como "arte de ser gobernados", es lo que llamará Arqueología.

La situación y momento de esta extraña y particular unión y conexión de poder-saber, se da en esa especie de primavera orgiástica de cambios de conciencia y de modos de racionamiento, en la Ilustración. En este momento (Ilustración), se produce lo que Kant llamaba la "salida de la minoría de edad auto-culpable", emancipación y liberación de ese no poder dirigir uno mismo su propia conciencia, el no poder ser gobernado por si solo, el no poseer autonomía (libertad positiva). Que tras el proceso o movimiento de las Luces desaparecen, convirtiendo la razón en la diosa razón,  y maximizando la racionalidad de la realidad, en el mismo momento en que se da un desarrollo de la ciencia. Todo ello favorece, según Foucault, a una situación en que se produzcen excesos de poder, emergencias y inauguraciones de nuevas formas de poder, puesto que se vinculan mecanismos de poder y discursos emergentes de conocimientos. Nuevos elementos de conocimiento que comportan mayor control y vigilancia, ocultación y disimulo, mayor sutilezas para la dominación directa de los sujetos, que no podrían funcionar si no fueran acompañados por el proceder instrumental y técnico.

Los nuevos discursos de conocimiento, son saber y conocimiento porque están sustentados y relacionados con vínculos y estructuras de poder, que ahora ya no sólo ostentan la violencia o la fuerza física, sino que poseen, la "verdad" y al "sujeto" que esta gobernado por lo "otro" por la alteridad absoluta (Panóptico). Lo que parecía pues, como la era o movimiento de emancipación y liberación de los hombres, se torna como un vano intento invertido, que es ahora la génesis de todas las estructuras modernas de "dominación" o al menos de determinación: mundo burgués, sistema capitalista, los nuevos estados técnico-científicos (...) que constituyen e inauguran nuestra "ontología del presente" (manera de ser o esencia de nuestra actualidad).

Dicha distinción expuesta anteriormente, no es sólo propiedad de Foucault. Arendt, Nietzsche, Weber, Adorno, Habermas y otros (...) ya habían reparado en ella; pero sólo Arendt y Foucault recaen en Kant como fundador de la inauguración. Arendt recupera la distinción agente/espectador para exponer más o menos los mismos presupuestos de Foucault, con conclusiones obviamente dispares y diversas. El lugar de la filosofía, dice Arendt, había estado en el lugar del espectador, ámbito de la vida del espíritu, la vida contemplativa, y terreno de la renuncia y retirada de lo común (la política). Según ella, la historia de la filosofía política ha sido la historia del olvido o el exilio de la política. Por lo tanto, lo que se pretende es pasar al ámbito del "agente", de la acción; aquel que vive inmerso en el espacio común, inter-subjetivo, en el espacio público de aparición, desde donde debe pensarse la acción libre, como iniciadora (transformadora), corruptible y contingente, y no desde la eternidad de las ideas filosóficas.





































No hay comentarios:

Publicar un comentario