sábado, 1 de marzo de 2014

Hilary Putnam en el Mundo (III)





En el artículo anterior, nos quedamos en la distinción de las propiedades de primer y segundo orden. Podemos decir pues, que las de primer orden son propiedades intrínsecas de las cosas, pero cosas tales como el color, la solubilidad y la solidez son disposiciones y no propiedades intrínsecas de las cosas, haciendo así una distinción y demarcación entre lo que le es propio al objeto y cosa y lo que es su disposición o propensión, que a su vez tampoco son producto de las proyecciones o la deducción trascendental o cualquier otra facultad de los sujetos ( o hiper-sujetos humanos).

Para clarificar esta distinción y reforzar la explicación o la exposición del artículo (II) debemos ver la distinción entre disposiciones que ejemplifica Putnam: en primer lugar; hay Disposiciones estrictas es decir, aquellas disposiciones que "algo" (objeto o cosa) tiene para hacer algo. Y en segundo lugar, Disposiciones "ceteris paribus": aquellas disposiciones para hacer algo bajo "condiciones normales" o también definidas como "todo lo demás igual" es decir, manteniendo constantes todas las variables de un sistema menos aquella de la que queremos saber su influencia; esto es, negando u obviando las variables que desconocemos y tratarlas como si fueran constantes en un tiempo "t1" igual que en un momento "t2", tiempo de la predicción.

Las disposiciones estrictas son aquellas que están gobernadas por la "necesidad física" (dedicaré un artículo sobre las leyes naturales desde la perspectiva de Reichenbach; que girará entorno a la idea de necesidad y probabilidad en leyes físicas o naturales), es decir aquellas que no pueden ser de otra manera. Ya conozco clasificación de verdades lógicas (necesarias) y leyes naturales como contingentes y no necesarias, pero existen casos como el que citaré a continuación que parecen irrefutables lógica y físicamente. Putnam pone como ejemplo de: la disposición estricta de un cuerpo en reposo cuya masa no es igual a cero de viajar a velocidades por debajo de la velocidad de la luz. Y por lo tanto no puede moverse a la velocidad de la luz, es físicamente imposible; y este caso constituiría un propensión del objeto, en la que parece no haber ni la más remota posibilidad de que pueda realmente moverse a la velocidad de la luz; necesidad física. En cualquier circunstancia, contexto o situación , si el cuerpo en reposo cumple con la condición de "masa no igual a cero" no podrá ir a la velocidad de la luz.

En las disposiciones "ceteris paribus" Putnam pone el ejemplo de un terrón de azúcar que no se disuelve en agua. Es una disposición que no es estricta, es decir que necesita de "condiciones normales" ; y llamamos normales a aquellas condiciones, situaciones o circunstancias en que normalmente sí se produce el fenómeno de la disolución del terrón de azúcar en agua químicamente pura (puesto que si ya esta saturada de disoluciones anteriores...). En tal caso, en condiciones normales el azúcar se disolverá. Putnam describe distintos factores o condiciones que pueden hacer que el azúcar no se disuelva en agua, ya sea porque el agua se congela y con ella el terrón de azúcar ( por lo tanto no en cualquier temperatura se disuelve el azúcar en agua) o porqué disminuye la entropía, haciendo así que el terrón de azúcar en lugar de disolverse se des-disuelva.

Con todo esto, conseguimos determinar que el azúcar sólo se disuelve en agua dándose unas ciertas circunstancias y no en cualquier contexto o situación, por lo tanto vemos como la solubilidad tampoco es una propiedad que todo objeto soluble pose por igual y en común con otros objetos solubles. Vemos confirmada la tesis de que el color y la solubilidad (la solidez ya no cabe demostrarla) no son propiedades intrínsecas, sino disposiciones y que por lo tanto los "objetivistas" o Realistas metafísicos, los defensores de "las cosas en sí"; deben admitir la complejidad no cognoscitiva sino ontológica de la realidad, no todo esta en la representación ni en las cosas en sí (esquema de sujeto-objeto), existen las propensiones, algo intraducible e inconmensurable que complica el trabajo de los científicos y los filósofos aferrados a la tradición, pero que necesita de la concepción de la realidad tal y como nos la proporciona el mundo del sentido común.

Objetivistas y demás Realistas con "R" pretenden negar las tesis y teorías tradicionales de la filosofía del S.XVII pero mantienen sus esquema teórico, su terminología y sus conceptos categoriales. Para Putnam debemos romper con tales ideas y conceptos saturados por la tradición y su carga significativa, afirma que la idea de "proyección" de los objetivistas es la misma que la de los idealistas, y que ni ellos mismo saben lo que es. De la misma manera seguir distinguiendo entre sujeto y objeto es una herencia perniciosa del dualismo cartesiano, y seguir dudando de la razón y ver sospechosa nuestra relación mente mundo o mente cuerpo, son mistificaciones que ocultan la percepción neutra y objetiva sobre el mundo, una intuición directa sobre la realidad; estas ideas sostiene, fueron las de Husserl, Wittgenstein, Austin o W.James, quienes tuvieron el error de no expresar sus ideas convenientemente y correctamente, intentando demostrara así Putnam, que no esta sólo en el campo de la filosofía, que también existe una tradición, una revisión del pensamiento filosófico distinta a la más atávica y oficialista.

Con la reivindicación de la buena lectura e interpretación de estos autores, pretende abrir otra vez el tema de la intencionalidad, demostrando que tampoco es una propiedad intrínseca de los objetos, y que si es un problema tan insoluble es porque se ha confundido y solapado la intencionalidad con la proyección. Entramos así, de cabeza a un tema de filosofía de la mente en que objetivistas y demás materialistas eliminacionistas (son lo mismo) han sostenido que los fenómenos de la mente están determinados por estructuras materiales o fenómenos físicos; realmente niegan la mente como concepto y lo sustituyen por el cerebro, una base material sobre la que se producen todos los procesos cognitivos.

Putnam niega que la materialidad y los fenómenos físicos determinen los fenómenos o actividades de la mente, puesto que define la mente como aquella entidad abstracta que subsume un  conjunto de actividades; percepción, sentimientos, emociones, pensamientos, ideas, dolor, universales (...) todo aquello que va más allá de la materia (cerebro) puesto que es insuficiente para explicarlos, de ahí que se necesite postular una entidad abstracta que sea el conjunto de sus actividades sin necesidad que se produzca o derive de sustancia o materia alguna. Los objetivistas o Realistas (Dennet) llegan a sostener que "creencias" y "deseos" son invenciones y ficciones de la pomposidad del lenguaje, pero no son fenómenos reales; la postura de estos mecanicistas deterministas del S.XVII no han superado ni a Spinoza, Diderot, Descartes etc. En lugar de usarlos como lectura crítica para una cosntrucción hermenéutica, se fijan en sus trincheras y disfrazan de científico, lo que es un prejuicio metafísico casi arcaico y reduccionista. Para Putnam los fenómenos como la creencia, los deseos, los pensamientos (...) no pueden negarse, son evidentes para el sentido común, no se situarán en el mundo material, pero que duda cabe que configuran nuestro mundo de manera determinante. Ya hemos demostrado (Putnam) que no sólo hay "cosas en sí" (materialismos) y que estos determinan todo fenómeno sea ficticio o real, sino que hay mente como un entidad autónoma y propia.

Dejo aquí abierto el melón para el siguiente artículo, en que más que la crítica de Putnam a Realismos y materialismos eliminacionistas, ofrecerá una solución en positivo, tal teoría que explica la mente es el "funcionalismo" la idea de que los seres son "composicionalmente plásticos" y que sus estados y procesos (fenómenos) mentales son "computacionalmente plásticos" etc.


















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