viernes, 28 de febrero de 2014

Hilary Putnam en el Mundo (II)







Siguiendo con la exposición iniciada en el artículo anterior, podemos ofrecer algunos argumentos más, a favor de la creencia de un grado epistémica y ontológica-mente superior a la fe en entidades irracionales ( que escapan a nuestra concepción, es decir, a todo aquello que no pertenece a nuestra memoria de la experiencia cotidiana real) o que no son lógicamente posibles en un mundo o estado de cosas posibles empíricamente. Creencias racionales y justificadas a favor de la existencia del mundo exterior, postulado como un principio ontológico sobre el que fundamentar toda nuestro conocimiento, referencia cognoscitiva y vital.

Pero postulado en un sentido racional y desinteresado, sin entrar en la necesidad de un" empezar a pensar para no caer en una reducción al infinito, y por eso postulo arbitrariamente". Sino que, sería más bien, un decidir que el "aquí y ahora" el "esto" que me proporciona el sentido común, como un criterio  utilitario y pragmático será el principio primero (metafísico y físico) que constituya la realidad, a partir de la cual construiremos nuestro sistema de conocimiento y pensamiento sobre lo existente o componente de lo real de "nuestro mundo". Como decía, la determinación de la realidad no sólo es una creencia racional y justificada diferente y más elevada al resto de creencias absurdas o irracionales, sino desde un realismo pragmático o interno, que es el que postula Hilary Putnam, no como un mero criterio de selección y prescripción, sino como verdadera teoría de conocimiento y metafísica en negativo. Ya que ciertamente uno de sus principio sea el de la "inferencia de la mejor explicación" de alto carácter negativo, pero no por eso, a mi juicio es de menor calidad epistemica o gnoseológica, de la misma manera celebro la teoría estética de Th.W.Adorno que se define como materialismo dialéctico negativo. 

Dicho esto, podemos proseguir por donde lo dejamos: la teoría de la intencionalidad que caracteriza la contemporaneidad, tanto al colectivo mal llamado continental ( Sartre, Husserl, Heiddeger etc...) como a los analíticos (Searle, Berlin o el propio Putnam entre otros), sostiene por motivos distintos, que no hay conciencia puramente formal sin contenido, es decir, que si hay conciencia, es conciencia de algo, y por lo tanto un estado mental, es un estado del mundo o un estado lógicamente posible del mundo. Ligando así mente y mundo sin intermediarios, mediatizaciones o relaciones y vínculos performativos, de una manera irremediable que confirma la existencia de algo. Y es ese algo lo que podemos llamar mundo, por lo tanto podemos ver, como la existencia del mundo (realidad) no deriva del sujeto ni puede ponerse en duda (negando así el dualismo y el escepticismo) sino que es simultánea con nuestra propia existencia. Con esto, decimos que aunque aceptemos la distinción mistificadora y confusa de un sujeto separado del objeto por una conexión, llámese percepción o datos de los sentidos, debemos afirmar la existencia de ese mundo de manera ontológica-efectiva; sea cual a posteriori nuestra deformación modificación o método gnoseológico de conocerlo o tranformarlo. Pero por supuesto Putnam niega la mayor, y sostiene que "estamos-en-el-mundo" teniendo conocimiento por acceso directo del mundo como se nos presenta en nuestra experiencia cotidiana de sentido común, puesto que no hay razón o indicio que nos haga sospechar de ello, más peculiar es generar dualismos, distinciones y separaciones anti-naturales. Teniendo así el dualismo una influencia nula en la filosofía realista pragmática de Putnam. 

Putnam sostiene así, y da por sentado que existe el mundo exterior, es más, todo el trabajo de intentar formular tesis a favor de su existencia desde su filosofía es un ejercicio forzado y forzoso de intentar explicitar lo que él da por supuesto y obvio, y encuentra absurdo y ridículo demostrar. Claro esta, que deben entenderse previamente, el lector o todos aquellos que pretendan el debate escéptico, las tesis de la intuición y conocimiento por acceso directo (sin mediaciones) de las cosas y no de los estado mentales, de la intencionalidad y la inferencia de la mejor explicación, todas ellas expuestas ya anteriormente. 

Así pues, abandono la demostración de la realidad, puesto que no puede demostrarse como tal, si lo entendemos a un modo científico, puesto que lo que se ponía en duda era precisamente el principio y fundamento que posibilitaba la ciencia, esto es, la realidad; y pasamos a ver otros aspectos de la filosofía y la posición crítica de Putnam. Como ya dije, me baso en las ideas expuestas en "Las mil caras del realismo" libro de cuya lectura uno siente haber aprovechado al máximo y ampliado cuantiosa-mente sus conocimientos sobre la materia (filosofía de la ciencia y de la mente) y su capacidad argumentativa e imaginativa, tan necesarias en el discurrir y la cotidianidad de un estudiante de filosofía. 

Putnam sostiene el realismo pragmático del sentido común, según el cual lo que vemos es lo que hay, sin relaciones distorsiona-doras, vínculos entre sustancias distintas (res extensa y res pensante) o proyecciones que añade en las cosas propiedades que no poseen pero que son imaginables, pero que tras un análisis crítico y de sentido común se ve que no pueden ser producto de la proyección. Llegados a este punto debemos empezar por distinguir entre tipos de realismo y terminología en que el realismo interno no puede subsumirse. Distinguimos  Realismo metafísico y Realismo científico (las mayúsculas son petición expresa de Putnam, ya que su realismo se escribe con "r" y no con "R"); el primero de ellos pretende conocer "la cosa en si" un concepto que para Putnam vuelve a crear una duplicidad y mistificación aún mas confusa que de aquello que pretende huir todo realismo o Realismo, puesto que "cosa en si" ya implica una concepción fenoménica de la realidad, distinguiendo las apariencias, el fenómeno como ámbito de la experiencia sensible y un ámbito "más allá" detrás del fenómeno que sería el noumeno kantiano, un concepto que verdaderamente no es un concepto; puesto que todo concepto, esto es todo universal, debe poseer  una definición de características y reglas constitutivas de su conformación, por lo tanto tal noumeno no existe, de lo que derivamos que tampoco "las cosas en si mismas" ni los fenómenos que como un velo las ocultan. Siendo así la realidad una región abierta y tal cual se nos presenta.  

El segundo de los realismos citados, el Realismo científico postula que solo hay en la realidad, los objetos científicos, es decir, que las cosas no son ni están en una segunda dimensión metafísica, sino que son colecciones de partículas (átomos), de campos magnéticos o gravitatorios (...) y que tales objetos sólo se pueden conocer, es decir sólo pueden ser descritos, no por el sentido común y el lenguaje natural, sino por formulas matemáticas o formulaciones de lenguaje de la física fundamental. Negando así el sentido común y lo que nos proporciona: la imagen de la mesa que todos comúnmente y cotidianamente nos representamos cuando vamos a comer cada medio día sufrido y quejumbroso de a semana. Tal imagen es falsa, no es la "cosa misma real"; otra noción que criticará y negará Putnam, puesto que la "mesa real" es la mesa que vemos a nivel macroscópico, en nuestra vida corriente y no a nivel atómico o microscópico; la mesa real, es la mesa que vemos en condiciones normales, coherente con nuestra experiencia e intuición cotidiana "en-el-mundo". 

Este Realismo sólo contempla las fórmulas matemáticas y físicas formales, y los datos de los sentidos (proyecciones) como lo único que hay en la realidad, lo demás son espejismos o disposiciones del sujeto. Putnam afirmará que entre medio de esos dos polos se han perdido las cosas reales, los objetos y elementos que todos vemos, percibimos y nos representamos a través del sentido común. Pide cordura y sensatez, los objetos reales no son colecciones de átomos o partículas, sino las formas que vemos diariamente, con sus límites, sus figuras, sus propiedades intrínsecas y sus disposiciones. Afirma todo esto puesto que distingue dos tipos de propiedades: las propiedades "reales" o de primer orden, que pueden ser descritas y formuladas por la física en funciones etc. Sean: forma, tamaño, lugar, masa (...) y las propiedades de segundo orden: aquellas que ni la física ni las matemáticas pueden describir o formular, sean el color, la solubilidad o la solidez. 

Estas segundas dependen de la disposición del objeto para con el sujeto, es más, no poseen una explicación física uniforme, hay infinidad de variables y condiciones que varían y hacen imposible la uniformidad del discurso físico. La manzana, el baso coloreado de rojo, y las estrellas y el jersey rojo, son rojos por razones distintas, no hay nada común materialmente o estructural-mente que las determine a ser rojas; no hay una propiedad que todos los objetos rojos tengan en común, o los verdes a su vez posean otras propiedades típicas de todo objeto verde etc. No hay propiedad física de la "rojez"  que sea "su rojez" o su "verdez" de un objeto o cosa cualquiera. Así la solidad y la solubilidad (como demostraremos en el siguiente artículo) son propiedades igual que el color. 










  

























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