jueves, 13 de febrero de 2014

La emancipación de la vida (II)



Volviendo sobre el tema de la necesidad de constituir un espacio existencial emancipado y blindado ante cualquier interferencia y determinación, es decir un espacio vital, la propia vida; debemos matizar qué es lo que la posibilita, la hace realizable, la protege y cuida para su desarrollo y evolución. En anteriores entradas, expuse la emancipación y cerrazón monádica de la vida, como un islote de lo privado, confrontado y salvaguardado del combate y conflicto público de lo político, de la tensión y lucha frente a los demás, frente a los enemigos. Entendiéndolos como sujetos con los que mantenemos una relación entre iguales en un espacio de libertad, confrontando unos con otros mediante la acción y la palabra, sea el discurso o la acción concertada y colectiva.

Por el contrario, la vida es el espacio y la condición para poder desarrollar cualquier actividad centrada en el individuo, en el propio sujeto y su vida privada, una acción espiritual, contemplativa o activa que no implica a otros. Tal espacio debe cobrar sobrada importancia en nuestra existencia, pero debe trabajarse desde esa propia interioridad para el profeso de una autoridad adjudicada voluntariamente al artificio de lo político. Es decir, no es necesario dedicar tiempo de lo que denominamos "vida" a la constitución, renovación y purificación de la estructura política o la misma teoría o reino de las ideas políticas; sino que simplemente debemos mantener una conciencia dormida si se quiere, pero viva, de que la propia vida genéricamente humana, sólo se da si hay un principio primero de la que se deriva y la posibilita, una cuestión de primer orden metafísico que permite, tanto, desde la angustia o euforia existencia, hasta la práctica y praxis de lo inútil y ocioso, hasta la contemplación y observación de la vita espiritual.

Y precisamente esa cuestión de primer orden metafísico, no es otra que la política, que existencial-mente puede ocupar un orden secundario o último en el orden de prioridades de todo individuo, pero que de hecho, es de primer orden metafísico, en tanto que es lo que posibilita la creación de espacios cosntitutivamente libres y "entre" iguales.  Hablo de metafísica, puesto que la política posee una forma de ser, una naturaleza o esencia particular, y por supuesto en tanto que universal o idea es metafísico. Las ideas no existen, ya que implicaría que fueran reales, palabra cuya raíz es "res": cosa, y la idea no es una cosa en tanto que ente, sino que es de una naturaleza distinta, poseedora de una esencia fuera del espacio tiempo, ámbito en el que se sitúan las cosas (los entes). No solo me quedo aquí - sabiendo que es un tema de debate que me lleva de cabeza y me causa arduos e intensos debates con compañeros vivaces de la facultad de filosofía y otros sujetos trasnochados de taberna-, sino que al concepto amplio y general de política, se le pueden atribuir sus ideas componentes o conceptos integrantes de la reflexión entorno a lo político, y que configuran un conjunto de objetos formales conformadores de un tejido filosófico que versa sobre el conjunto de lo político, que a su vez también son cuestiones metafísicas; aunque articulables.

Me refiero pues, ha conceptos que son propios de la reflexión e integran el ámbito o campo de los temas de filosofía política, los cuales son los que permiten el orden competente, la limpieza, organización y funcionamiento resolutivo de los ámbitos vitales privados. Un ejemplo de ello es el trabajo; concepto que vertebra todas nuestras vidas, la delimita y perfila, las fronteriza y moldea. Gracias al producto del trabajo, cada uno de nosotros puede dedicarse a la actividad de reconocimiento o la práctica de realización que más le plazca y satisfaga. Es decir, gracias al trabajo de "otros" ( "entre iguales"), al trabajo articulado y sistematizado de cada uno de "nosotros", posemos técnicamente nuestras necesidades y labores básicas cubiertas; gracias al trabajo de otros que se dedican a fabricar y producir, disfrutamos de unas condiciones y circunstancias técnicas y elementales de tal magnitud, que nos permiten dedicarnos a lo inútil o a realizar un trabajo que ocupe en centro de nuestra vida. Que a su vez, satisfaga primeras necesidades ( las naturales o fisiológicas) o segundas necesidades, esto es, las generadas por nuestra imaginación, deseos, aspiraciones, cultura o  proyecto vital.

El trabajo pues, es inevitable entendido como lo que se da "entre" los hombres y dentro de la comunidad política, espacio donde podrá volverse un valor o servicio para el colectivo, donde se convertirá en reconocimiento y realización para el individuo tanto a nivel público como privado. De esta manera vemos como un concepto político de primer orden metafísico, es también una prioridad en la existencia y la vida de los hombres particulares en su retirada de la escena pública de aparición y acción. Como resultado tenemos, cómo la política nos ha garantizado poder dedicarnos a los asuntos verdaderamente importantes de nuestras vidas, que cada cual escoge libremente para dar sentido y significado a su proceso o trayectoria existencial.

Siendo el proyecto este, el de las actividades que nosotros escogemos como las más importantes y significativas de nuestras vidas, una empresa solo posible en el espacio político, puesto que en nuestras vidas no satisfacemos ni dedicamos el día a solucionar y cubrir las necesidades naturales de nuestra existencia real, las que atañen a nuestra supervivencia, sino que escapando del estado natural y primitivo, y evitando la caída, centramos nuestra vida en las necesidades de segunda naturaleza, las que nos auto-imponemos y auto-adjudicamos (afirmamos) a través de la cultura y nuestra imaginación para que conformen nuestro proyecto e imagen vital.

Desde luego, un filósofo puede dedicarse a lo que se dedica gracias a que sus circunstancias son producto del trabajo de la sociedad, y así en todos los casos de los múltiples individuos de nuestra sociedad. Concluyo pues, reafirmando la importancia de la política para la vida y matizando mi posición; ya que la entrada anterior con el mismo título que esta, no pretendía ser un brindis al sol o un elogio apologético de los anarquistas, apolíticos, asamblearios y otros animales de diverso pelaje, que pretenden destruir los sistemas y estructuras políticas, proponiendo en sustitución el delirio del estado salvaje primitivo; sino un análisis preciso y riguroso del lugar y posición de los conceptos y los espacios.


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