jueves, 9 de enero de 2014

El cuartel de las ratas



Como no podía ser de otra manera, el ministro de Interior, tras aprobar una ley que apesta a fascismo rancio, ha cometido otra torpeza, esta vez no es ideológica, sino estratégica, ya que anunció el éxito de una operación policial en el país vasco, para desmantelar un núcleo de la banda terrorista ETA, antes de que esta se produjese, causando así la desbandada de los etarras. Aunque, salvando la incompetencia, puedo lograrse, gracias a la capacidad resolutiva de la Ertzaintza, con éxito la "operación Jaque", en la que arrestaban y registraban el núcleo duro de la banda, a nivel judicial, documental y operativo.

Este grupo de ocho abogados, constituía la única estructura activa de la banda terrorista, según apunta la investigación, en la que se encontraba la encargada de alquilar el matadero de Durango para la apología del terorismo el sábado pasado, y la abogada Arantza Zulueta, la más abyecta y radical de a banda, perteneciente a los que están en contra de pedir perdón a las víctimas, y perteneciente a los que aún creen en la lucha armada para la liberación de su sueño trasnochado. Su actitud en la detención acompaña mi descripción del personaje, puesto que la susodicha, aclamada por los cachorros, (llamados así, los jóvenes abertzales que ven como héroes a ratas y comadrejas) lebantaba las manos como héroe trágico que esta siendo castigado injustamente por los dioses, al que posteriormente se le aplicará la teodicea.

Mis reflexiones viajarán entorno a los comentarios de los opinadores, periodistas y demás hombres media, que he podido leer, ver, u oír en los distintos medios, sobre el tratamiento o la recepción de esta noticia. Distinguiré los dos grupos clásicos de este país, "las dos Españas" la roja y la azul, ambas demonizan y santifican a conveniencia, al grupo que mejor guarde o represente sus intereses. Tal es el caso de los "progres de salón", que se escandalizan con razón, cuando por el motivo más ínfimo, en que se trate sobre Franco o la memoria de los caídos, se rasgan las vestiduras, denuncian violación de derechos, insultos a los valientes republicanos muertos y caídos en la guerra, y sin embargo, ciando se trata de analizar los acontecimientos y hechos de ETA, parece que se hable de fuerzas objetivas de la historia, de fenómenos des-humanizados y des.personalizados, sin responsabilidad moral ni juicio político, como si no se tratase de la situación política del presente.

Ejemplos los tenemos en Antón Losada, J.M.Calleja, Pablo Iglesias, Gemma Galdón y un sin fin de los progres de la actualidad. Estos periodistas, profesores de universidad que opinan en el Ágora público de los media, levantaron espadas y rompieron filas cuando se habló del valle de los caídos y si se debía o no sacar a Franco de ahí. Y sin embargo estos mismos individuos muestran un complaciente, sosegada y amansada actuación, en lo que respecta al tema de ETA. Todos asintieron, que la manifestación en Durango era una muestra del "proceso de paz" y  la retirada de ETA, cuando ni pidieron perdón, ni entregaron las armas o delataron compañeros y células estratégicas, que días después serían encontradas y registradas por la policía.

Así pues, veo como un sector de la progresía, demoniza a cualquier conservador como si fuera un fascista (que lo son en su mayoría) pero justifica y legitima, al menos comprende y analiza con insultante benevolencia a etarras, que en la actualidad no han pedido perdón, que se inmolan y postulan como héroes trágicos y que siguen con sus intereses, inmersos en un sistema que los ha vencido. De la misma manera, los llamados como miembros de la "caverna" ven un insulto cualquier rememoración crítica del franquismo o la historia de España, y en cambio transforman en asesinos y etarras hasta el más pintado nacionalista, convierten en monstruos y diablos sobre la tierra a todos aquellos, entre los que me incluyo, que sostiene que el estado de derecho, esta por encima de la voluntad de las víctimas, y que la política no puede ni debe, estar determinada por las mismas. Algunos ejemplos son: F.J.Losantos, G.Serrano, cuaquier miembro del PP duro, Intereconomía y demás.

En ambos enfoques podemos distinguir varios errores de teoría política:  vemos la necesidad de postular el mal ontológico, una visión teológica del mal, que facilita el análisis político y la identificación de buenos y malos, del enemigo y la víctima, del oprimido y el opresor, como únicos agentes del espacio político. Como ya vengo sosteniendo en varios artículos, me parece una simplicidad y reducción del problema, una solución fácil para jugar al espectáculo y la teatralidad de la política, imitando la teatralidad de la vida privada de muchos individuos, que vemos reflejado en la televisión. Debemos contextualizar el mal, y examinar de que circunstancia o sistema procede, viendo sus causas y su porqué, no a través de la arbitrariedad del partidismo y el interés.

Otro error, es confundir historia con política, presentar a las personas de hoy, como personajes históricos des-humanizados y libres de toda responsabilidad moral. Si vemos a ETA como Napoleón o Calígula, claro esta que sus asesinatos nos parecerán lejanos, fríos, distantes y ejecutados sobre figuritas de plomo. No podemos historificar el presente político y juzgarlo, aceptando sus acontecimientos y fenómenos como fuerzas objetivas, inalterables, necesarios y como neutros, sobre los que no podemos actuar ni intervenir, escuchando una bonita historia de héroes y villanos. Y así podríamos seguir con la confusión entre tecnicismo e ideología, entre violencia legítima (Estado) y violencia terrorista etc.

Planteado el problema, que cada cual valore si el análisis objetivo, el juicio crítico y la propia teoría, no están en peligro en un espacio mediático tan estereotipado y constreñido como el español.




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