miércoles, 10 de julio de 2013

Perfil Esquivo



En la historia de nuestro periodismo, de nuestro panorama informativo de negro sobre blanco, podemos destacar cinco grandes nombres, a cada cual más virtuoso, oscuro, perverso, misterioso o perplejo, estos no son otros, más que: Torcuato Luca de Tena, fundador de ABC, Juan Luís Cebrian, director decimonónico del Grupo Prisa, Luís Maria Anson, director de múltiples y más destacados grupos de información españoles, como la agencia EFE, diario ABC, La Razón y columnista asentado en trona de rey del diario El Mundo. Emilio Romero director del mítico Diario Pueblo, periódico del sindicato vertical, en el que convivían grupúsculos de todos los colores, ya sean comunistas, marxistas, anarquistas y resistentes del régimen, con sindicalistas verticales, franquistas convencidos, conservadores y minar-quistas. Director que la comunidad periodística considera, o como el gran periodista del siglo, o como el gran sátrapa y vulgar sirviente del poder franquista. Las filas se desdoblan en admirar su capacidad de dirigir y cubrir toda la realidad bajo el manto informativo, y en criticar con dureza su censura, su cinismo, su doble moral y su actitud despótica y autoritaria.

Para finalizar, nombraré al que quiero analizar detenida pero no largamente. Pedro J.Ramírez, el jovencísimo director (28 años) de Diario 16 y fundador y director de El Mundo, el rotativo de mayor tirada nacional hoy. Y pionero en la innovación y transformación de la información en nuevos soportes digitales, virtuales y tecnológico, como: internet, ipad, y nuevas aplicaciones como Orbyte.

No pretendo idealizar ni idolatrar a Pedro J.R, no pretendo santificarlo ni adorarlo, es más, sus cercanías confraternales, con partidos y grupos del conservadurismo, su apología del liberalismo y centrismo reformista - cuando lo oigo decir que es de centro, sé que es de derechas, igual que cuando oigo afirmar a federico Jiménez Losantos que es de derechas, sé que es de ultra-derecha, siempre hay que tirar un peldaño, una casilla a la derecha las declaraciones de los periodistas-  me sitúan a las antípodas de su pensamiento y discurso. Su postura neutral para conseguir lectores, su mayor afán en esta vida, su incansable hambre de noticias, su necesidad impulsiva de destapar casos de corrupción y su excesivo protagonismo mediático como salvador de la patria o Juana de arco con tirantes, bajo la imagen del pasivo agresivo, hacen que mi juicio y opinión del mismo, sean despreciables y absolutamente contrarias.

Sin embargo debo admitir, sin permitir mi juicio personal, moral y político respecto a él, que su diario, que él fundó, dirige y diseñó, es el único constante en la lista de los cinco diarios que rotativa-mente leo al día, entre digitales y "de papel". Comparto exactamente la misma idea que él, de cómo debe ser un periódico, como debe organizarse, estructurarse, dirigirse y presentarse. Debo destacar su habilidad para venderlos y hacerlos como objetos fetiche que deben acumularse para la historia, entiendo y comparto la misma idea de qué es un periódico. El Mundo, es dentro de los diarios actuales, un diario sectario y dogmático como todos los demás, y no veo mal que así sea. Sólo que no es cortesano, orgánico, de partido, vertical, superficial y disperso, es un diario que busca la reflexión, da un gran espacio a la opinión, al artículo y columna; busca transmitir ideología e ideas al debate, y por supuesto lleva inscrito en su sello, una marca de crítica independiente, polémica, y vita activa indudable, lleva el discurso, la palabra, la conversación y parlamentarismo como estandarte.

La constitucionalidad, legitimidad y búsqueda de la justicia son sus principios integrantes, por mucho que ni a  mi juicio lo consiga, se debe admitir que serían la representación del "hombre de estado" o de la razón de estado moderno encarnada en los medios informativos. Hecha la introducción, me gustaría analizar el perfil esquivo de uno de los grandes del periodismo, sea a nuestro pesar o desgracia.

Hombre de personalidad, egocéntrica, narcisista y movido por la absoluta ambición en su vida, se muestra avispado, listo y espabilado, bajo la imagen del decoro, el talante, la moderación y el afable trato entre colegas y compañeros de figuras arquetípicamente  masculinas y poderosas. Apático, frío, estable, revestido de autoridad y tono bajo no exaltado, pero, hablador y persuasivo, tozudo y perfeccionista, busca siempre la noticia y la información como único objetivo, su vida esta dedicada exclusiva e íntegramente a la prensa y la actualidad. Hombre ilustrado y literato, en sus lecturas predominan la historia, la política y el periodismo, juega con la lírica, la épica, la "literaturalización" y el "artistismo" en sus artículos, con los paralelismos históricos y el eterno retorno de los acontecimientos en todos sus editoriales.

De difícil trato personal, sus colegas y compañeros, destacan que es un hombre poco dotado para la amistad, centrado en si mismo y sus asuntos, antepone su interés, sus objetivos profesionales y su apéndice, El Mundo, ante todo proyecto personal, sentimental o emotivo. No acostumbra a mantener profundas o íntimas conversaciones, los amigos parece que le interesan sólo por su función laboral o su posición en el periódico. Quiere poder y obtiene influencia, vive conectado casi las 24 horas a su ipad, su ventana al mundo. Dispone de poco tiempo para la reflexión en general, aunque procura impresionar con sus escritos, extensos, culteranistas, algo barrocos, revestidos del estilo sagaz, aventurado y despreocupado del periodismo americano. No le importa el enemigo, el precio o los medio, para llegar a su fin, lo demás cobra un carácter secundario, su profesión, su idea sobre la misma, y su escondida vanidad, lo hacen personalmente detestable, pero goza de unos sentidos sobrenaturales, para la producción, creación y venta de diarios, un olfato periodístico algo inusual y especial, una vista di-seccionadora y un interés y vida volcadas para la información.

Podríamos resumirlo con la frase: "el fin justifica los medios" por mucho que él lo niegue.






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