viernes, 5 de abril de 2019

Relaciones: Muerte, Vida, y Estado

Hablo, y se habla, de las vidas políticas, porque sé que existen, conozco algunas ejemplares basadas en la resistencia, donde anida una insospechada y dura (¿insoportable?) belleza. ¿Pero existe la muerte política?, ¿qué significa morir, y qué significa morir políticamente? No es el cuerpo frío y apagado, violeta carne y piel, o convertido en polvo seco y gris; no sólo las pertenencias personales que despiertan el recuerdo, un fetiche, ni una imagen del cuerpo vivo, en un pasado irrecuperable. No. Es el deseo encendido que se inicia en el interior del otro, para seguir interpelando a la muerte y a los vivos que se enfrentan a ella, la potencia y la pasión que se producen en el cuerpo resistente, abandonado a la soledad y sometido al duelo y la pérdida. Cuando morimos todavía queda un mundo insondable en el fuego que se prende en los amigos y amantes que todavía arden y viven con la discreta elegancia de la llama.  

Agamben entiende la intimidad como hacer propio lo impropio, acercar lo ajeno, aproximarse a la alteridad, apropiarse de la expropiación de la vida. Por lo tanto como intimidad política. En este sentido estricto la muerte, junto al amor, serían los gestos más íntimos a los que puede aspirar lo humano. Ángel Hernández y María José Carrasco han hecho de la intimidad de la muerte y su amor un acto público de aparición, un gesto de muerte política de una profunda humanidad. María, por las injustas e inexplicables razones del azar, estaba condenada a permanecer encerrada en un cuerpo sin vida, sin movimiento, sin potencia ni deseo, pero biológicamente estable. Al suicidarse ha expuesto un gesto radical, el gesto absoluto (Petit) que nos señala y vincula a todos. La acción, sujeta a su vez a consideraciones penales por parte del Estado y crueles reprobaciones morales de culpa y vergüenza por parte de una sociedad religiosa y reaccionaria, abre una dimensión política de grandísima importancia, más allá de la legalización y normalización de la eutanasia y la difícil muerte digna. Y que consiste en repensar las relaciones entre Muerte, Vida y Estado que han sido despolitizadas, y en las que nos lo jugamos todo. Ángel y María han puesto sobre la mesa, con ternura y dolor: el suicidio, la intimidad, la muerte y el amor, en su dimensión política.

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