leer, leer, leer y pensar...
pensar, pensar, pensar y escribir...
escribir, escribir, escribir y vivir...
vivir, vivir, vivir y querer vivir...
querer vivir radicalmente y a cualquier precio, dejándome morder, ponerme en duda absolutamente, embarrándome en la charca de la infamia, mirando de cara, y fijamente a esos ojos vacíos como los del diablo, a la humillación eterna del sufrimiento y la mentira que lo oculta y protege...
querer vivir sin hacer pactos con la vida, sin negociar con ella ni someterse a sus cínicas compensaciones, vivir sin más, como instinto indomable...
sabiendo que hay algo en la apuesta por vivir que es tan político como existencial: hay derrotas absolutas y fracasos sin apelación, podemos perderlo todo de un modo irrecuperable, y en el mejor de los casos podemos ganar, pero no podemos ganarlo todo totalmente...
politizar el dolor, sí, pero no solamente: problematizar la propia existencia, quemando las sombras...
aprender a habitar la soledad, y querer esa soledad compartida que es claramente la amistad y de un modo problemático y confuso el amor...
quizá esto es una vida crítica, de una extraña y paradójica felicidad en la resistencia, en una permanente y frenética lucha íntima, al borde sistemático de la desolación...
¿pero, y si esto es una vida filosófica, cabrán otras vidas dignas de ser vividas? sospecho que no...
¿y si no se quiere una vida filosófica y se quiere una vida llena de compensaciones y placeres contractuales? La vida no vive...
No hay comentarios:
Publicar un comentario