Notas para una biografía (III)
Una declaración solemne e imprescindible para todo escritor de la intimidad, que como el no, es muy fea e incomoda pero muy desengañada: << A mí no me gusta la gente, no la soporto, a mí lo que me gusta son sus vidas >>. Dando a las vidas un carácter absoluto de movimientos autónomos y despliegue objetivo, siendo sus gentes un mero soporte efímero para ver el espectáculo, un conductor de alquiler, un triste e infeliz pretexto.
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