sábado, 28 de mayo de 2016

¡Quia! una coma es un tropo, es una cuestión moral

Kraus propuso para una incipiente época convulsa, una crítica periodística de la cultura y la política, mejor aún, una crítica cultural del periodismo; de la misma manera que luego Adorno y Benjamin propondrían una crítica cultural de la política, una crítica de la sociedad a través de un proyecto estético, para precisamente evitar caer derrotados ante la brutalidad del galopante fascismo, aquello que definió tan bien Benjamin como estetización de la política y politización de la cultura (del arte). Eso, y la reorganización del pesimismo, es lo que en último término se oculta detrás de cada una de sus palabras, en el marco, en el título, en los espacios, en las citas, en las yuxtaposiciones del hipertexto, en las comas y los puntos, de cada uno de sus escritos. Su literatura no es más que esfuerzo y sudor, puede oírse su jadeo en cada párrafo, para limpiar la estética de las impurezas criminales del fascismo y conquistar las realidades y experiencias políticas genuinas, para liberarlas de esa untuosa y corrosiva oscuridad impregnada en la escamosa piel de una de las peores bestias que el mundo ha visto nacer.  Esta nueva escritura, o nuevo método, sitúa a los lúcidos textos, sean poesías, sátiras, fragmentos periodísticos copiados, repetidos, y desacoplados, aforismos, o  audaces artículos que Kraus mismo publicaba y editaba en Die Fackel, su anacronismo en forma de antecedente del blog personal, en el origen de esa miscelanea introducida en el periodismo que inaugurará una temporalidad ética de resistencia, y una temporalidad estética donde se escribirán las páginas, de una belleza y un poso de comprensión de la realidad y autoconsciencia inigualables. Única forma de dar testimonio hasta el final, y vivir y vencer, unos tiempos de oscuridad. Cuyos resortes y cimientos Kraus empezó ya a desmontar, sobre todo, en el lenguaje de la prensa, indeleble huella de su tiempo. 

Para Kraus la superficie y la forma del lenguaje son su fondo, y para mostrarlo en su plenitud dorada, ¿cómo expresar esa coincidencia mejor que en aforismo, cómo mostrar la coincidencia entre lo dicho y lo mostrado sino mostrándolo?, dice: "La frase y la cosa son una", " La lengua alemana es la puta de todo el mundo a la que yo hago doncella", " Un agitador toma la palabra. Al artista le toma la palabra", " Yo domino tan sólo la lengua de los demás. La mía hace de mí lo que quiere".  Kraus es muy consciente  de que cuando se llega al fondo del lenguaje éste deja de existir y aparece lo que en él brilla (o no): el pensamiento, la postura moral y humana. Algo que no está sujeto y ligado sólo en la métrica y a un boletín de cotización media de palabras, ni a una contabilidad de creación de formas y reglas establecidas por efímero y contingente uso, sino que obedecen a una legalidad más profunda y a una deuda con un saber esencialista, que va más allá de la lengua creativa y normativa. Kraus ponía el lenguaje como eje para medir la degradación y decadencia de la inteligencia de la sociedad. A la autoridad del insobornable juez añadía la minuciosidad del corrector de pruebas ideal e incesante. Insistió hasta las últimas consecuencias en que una coma era una cuestión moral, política y estética de primer orden, en realidad, el fundamento de todo ello. Tras la negligencia con una coma, un titular, o un sintagma, se escondía una fétida red de relaciones culturales que revelaban la insalubridad moral y estética de la política.  

Como dije, y aquí traigo una breve pero intensa y nutritiva prueba, esas palabras desnudas, arrancadas violentamente de su cómodo y aterciopelado marco textual y gráfico, revelan, mediante la drástica operación de desacoplamiento, su mentira esencial. Aquí abajo, un matojo de desnudos y reveladores titulares, y sus "comas":

“The Guardian se pregunta si Ada Colau es la alcaldesa más radical del mundo” (La Vanguardia)

Gràcia, campo de batalla entre la CUP y JxSí(Crónica Global)
Los agitadores callejeros de la CUP(La Razón)
El radicalismo de la CUP pone en jaque a Puigdemont y Colau(El Mundo)

"El brote de violencia en Barcelona eleva el temor a un vacío de autoridad" (El País)


P.D: que cada cual analice exactamente que moral se esconde detrás de estos titulares...

P.D (II): la actuación y gestión del conflicto por parte de Ada Colau es,  simple y llanamente, intachable.






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