miércoles, 6 de marzo de 2013

LA VOZ DE LAS VÍCTIMAS (I)



El espacio político esta para reconocer a las distintas y diversas partes de la "pluralidad", esto es, a todos y cada uno de los hombres que conforman y constituyen el cuerpo político de una sociedad, nación o estado, para ofrecer las condiciones de posibilidad para la realización e identificación entre los hombres, para asegurarles ser un sujeto de derechos, para asegurar su libertad, y por lo tanto permitir el juego de poder político a todas las partes por igual, es decir, intervenir en la acción, en la palabra y el discurso del poder.

En este país (España, al leerlo, algunos sufrirán sarpullido) se ha desmerecido, desvirtuado y desvalorado a un colectivo, se les ha privado de su espacio político, de su espacio de relación e influencia sobre los demás, se les ha privado de la posibilidad de reconocimiento y realización, se les ha usado al antojo partidista e interesado de algunos órganos de poder en busca de carnaza débil, se han realizado actos opacos, insustanciales y en vano sin acudir a sus reclamaciones, demandas y peticiones, que por otro lado son de sentido común, pero aunque no lo fueran, deben poseer su espacio de acción, este colectivo no es otro, que el de las víctimas, en espacial las víctimas del terrorismo (ETA).

El uso y abuso del colectivo, de la abstracción de las víctimas,es y a sido siempre, tierra conquistada por los más hábiles sofistas y retóricos de este país, todos los grupos políticos se han llenado la boca de palabrería y discursos baratos, manipulando y secuestrando la voluntad y la libertad de los distintos colectivos que pretendían hacer uso del discurso, el parlamento y el espació de relación para influir y actuar en el espacio público de aparición (Hnnah Arendt), esto quiere decir, ser visibles, ser percibidos, alcanzados y aparecer ante los demás hombres, ya que el espacio público es donde deben exponerse los temas de interés común, donde se les dota de sentido y significación trascendental, donde se cristalizan en acciones y se les otorga un rumbo y solución, al menos su debate y problematización en el ágora.

La voz o palabra de las víctimas ha sido silenciada, ignorada, inaudible, su presencia y existencia invisible, imperceptible, y su posición marginada, recibiendo un trato de alteridad, como si fueran la sombra, "el otro", puede compararse, aunque con consecuencias mucho menos graves con la situación de los judíos en la Alemania pre-nazi, a inicios del ascenso de los nacional socialistas, como relata Hannah Arendt; aquella minoría se encontraba marginada, des-arelada, anulada, en una situación de incomoda tanto del colectivo como para el poder político,  sin tener en cuenta  ni ser tratados correspondientemente por lo que decían y hacían, abandonados a su suerte de marginalidad.

Así es como se trata a las víctimas, especialmente las del terrorismo, han sufrido y sufren, una pérdida del espacio propio de acción y realización política, ya que su discurso y palabra ha sido pintada de rojo o azul, monopolizada por partidos políticos y secuestrada por medios de comunicación que han desvirtuado su potencia y fuerza, perdiendo así el respeto, por lo tanto, su autoridad. Calladas y silenciadas, incómodas e ignoradas, marginadas del debate y la discusión de su propia problemática -que por otro lado ha sido infructífera, insuficiente y ha acabado en derrota- sin aparición y significación, invisibles e ignoradas, no se ha tenido en cuenta ni lo que decían, ni lo que hacían, perdiendo así la co-relación necesaria entre parte y unidad, arrancadas de la sociedad civil y condenas a la desaparición del ámbito público han perdido influencia, incidendia y su posición legal y legítima, han sido relegadas a la alteridad y las sombras de la ciudad, a vagar por la oscuridad desprovistas en fin, de todo lo político, reducidas pues a escombros y escoria de la tierra.

Justificar lo dicho con un ejemplo concreto y particular no resulta complicado, observese el trato de las víctimas en este país,en su política, en su parlamento y en su ciudadanía, aceptando la máscara política y "democrática" de "ETA" manchada se sangre civil, Amaiur hermano de Bildu e hijo pequeño de Batasuna ocupando siete escaños del parlamento, grupos políticos ilegalizados los dos últimos, por estar relacionados con la banda terrorista, y en el caso de Amaiur o "PNV"  no criminalizando, acusando y señalizando los crímenes y asesinatos de "ETA" apoyando así sus actos y legitimando la lucha por un ideal de Nación que esta por encima de las leyes y de la sociedad misma, apoyando no ya en el discurso y el ideal (en potencia podríamos decir) sino, que en acto, pidiendo la excarcelación de los presos para Euskadi, permitiendo las fotografías de "etarras" reconocidos en lugares públicos de pequeños pueblos y un sin fin de medidas por el estilo hacen aún, hundir más, a las víctimas en el hoyo y pozo sin fondo.

Por víctimas entiéndase también al colectivo de madres robadas, a las que una estructura eclesiástica más otro tipo de mafias económicas les robaron a sus hijos, en un número mucho mayor  alas madres de plaza de Mayo en Argentina, con infinitamente menos repercusión, reconocimiento y conciencia social que en Argentina, donde se aparecieron en el espacio público y consiguieron el apoyo y fuerza, el reconocimiento e intensidad de todo un pueblo, no como en España, que son cuatro gatos zarandeados por la justicia e ignoradas por las fuerzas políticas, que no han abierto la boca ni movido un solo dedo, ni un solo debate o pleno parlamentario al respecto.

O como no, entiéndase por víctimas, los familiares de muertos del "franquismo" en fosas comunes, desprovistas sus familias de recursos, voz, dignidad y respeto, que una derecha mediática y política se ha encargado de oprimir, y una izquierda boba y falta de espíritu revolucionario ha dejado subyugar.









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