jueves, 9 de junio de 2016

¡Tournée du grand duc!





El periodismo como prólogo de la vida:  Prolegómenos del disparo, de Arcadi Espada ( hay que leer el blog sobre el suicidio que se recomienda.)  

Las gentes, medias y cortas, no piensan en la muerte, ni mucho menos en el viscoso y fétido suicidio, la densa intimidad de sus vidas se lo impide; ¡qué densidades!, ¡que honduras y profundidades!, ¡qué interesantes!, ¡qué intimidades!, ¡qué maravillosas todas!, ¡qué excelencia!, ¡que lindo y que mono es el mundo! ¡cómo nos queremos todos!, ¡cuánta miseria e ignorancia! Sus periódicos medios y cortos, su prensa socialdemócrata, tampoco piensan, ni señalan, el suicidio, no es noticiable, no es actualizable, prefieren mantenerlo en el anonimato, invisible y en silencio, en su contagiosa oscuridad. Ya entre las cuerdas, sin aliento ni convicción, se defienden: "produce efecto contagio". ¡Cuánto cinismo!, ¡qué gente!, ¡qué vida!, ¡qué prensa!, ¡qué silencio!, ¡qué maravilloso Tournée du grand duc!

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 Carmen Rigalt lleva el costumbrismo en las venas, en su cabeza está el columnismo de provincias; escribe en ZOOM:

<< Vine al mundo en tierra de secano, no muy lejos de un mar mecido por pinos y algarrobos donde el viento era fuente de migrañas y daba nombre a la locura. La primera playa en la que me bañé se llamaba Miami y habría de marcarme para siempre. Miami no es la capital de Florida, sino una playa de acceso pedregoso en la que todos los veranos nos bañábamos desde el 20 de julio hasta el 10 de agosto, como estaba mandado.
Apolo nació en Delos, una isla del tamaño de una cancha de tenis (poco más) donde yo vi un par de cabras paciendo entre las piedras [...] >> El resto de la Necrológica (I)

Otro ZOOM
<< El lunes desperté de madrugada. Me asaltó el temor de que hubiera ocurrido algo gordo mientras dormía y conecté apresuradamente la radio. En esas horas mudas se agazapan las malas noticias: los corrimientos de tierras, las inundaciones, los tsunamis. En un extremo del planeta la tierra escupe magma y en sus antípodas tiemblan las llanuras y los ríos desvían su cauce.

Esas desgracias ocurren de noche, cuando las horas bajan en silencio y el sueño es un mar de cobalto. Sucede sin embargo que a veces la naturaleza está calmada y entonces mueren Papas y nacen monstruos con las cuencas de los ojos vacías. Algo debí de presentir la noche anterior al lunes porque me acosté pensando en la desconexión y oí como rugieron las tripas de la tierra. Antes de que mi cabeza tocara la almohada se me apareció Carme Forcadell flotando entre arrozales y por un momento sentí que iba a obrarse el milagro. Ilusa que soy [...] >>
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 Experiencias cutáneas, de Francisco Ferrer Lerín.
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