viernes, 24 de junio de 2016

El corazón y la falta de sentido


El Brexit, after Cox, ha sido inevitable, las cosas del corazón y la falta de sentido. Aunque el corazón no es lo que se entiende por una víscera, en política, es aquello que gestiona los residuos, sus propias excrecencias. Votar con el corazón dicen. El voto como algo sentimental y como un entusiasmo, una emoción, de la razón somnolienta, es algo idóneo para los nacionalismos y el populismo, sea de izquierdas o de derechas, que ha conducido a la ruptura burocrática y la quiebra administrativa de los ingleses. Está claro que los vínculos morales y estéticos de la política británica que observaban los hombres melancólicos y sentimentales que escribían nuestro tiempo, permanecerán enjaulados, rígidos y pálidos, en las cabezas especulativas; húmedos y podridos en los rincones y esquinas de su imaginación, como siempre. ¡Y, oh, Mr Capital, que arrebatadora y opulenta salud gozáis! 

Para la prensa y milicianos que, before Brexit, pretendían dar sentido político al asesinato, y a su asesino, los hechos aplastan esa voluntad circular del sentido, que por extensión, aplican al tiempo sin vergüenza alguna. Dice Arcadi en sus Cartas...

 <<Tengo a un lado al presunto asesino de la diputada Cox. Y su relación con la política. Parece demostrado que es un criminal enfermo. Es probable que su trastorno obsesivo se adhiera a Cox como pudiera haberlo hecho a un músico, un futbolista o a un tendero. Cuando matan a John Lennon la opinión queda inerme, desconcertada, silenciosa. Pero cuando matan a una diputada en una dura campaña electoral rápidamente surgen voces que tratan de dar sentido al crimen. Y señalan los discursos del odio y la responsabilidad de los políticos en la difusión de relatos a los que pueda acogerse la mente averiada del asesino. Un asunto grave e interesante. Es injusto y pueril criticar a los políticos por excitar la pasión enfermiza. Sobre todo cuando cada semana en el Estadio miles de enfermos estrangularían con sus manos al referee. Pero quedará en la historia, y por eso hay que escribirlo, que la diputada Cox fue asesinada en medio de la campaña del segundo estúpido referéndum de David Cameron.>>  Cancerberos de la moral pública 

¿Cuando el viejo e irónico Chesterton defendía la Little England lo hacía en un doble sentido? ¿Había, hay, gentes pequeñas, sentimentales, pequeños literalmente, de verdad, o solo existe el más ruidoso vacío del populismo, la nada más blanca y absoluta? 







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