jueves, 16 de mayo de 2013

La Sociedad como espejismo (II)



Tras presentar las dos polaridades esenciales sociológicas y filosóficas para pensar la realidad, y tras mostrar un argumento des-construccionista, que no hace más que negar los postulados idealistas constructivistas, pero que al fin y al cavo, de manera no reconocida apuesta por la exterioridad, la distinción sujeto y objeto como cosas diferentes y separadas, y por lo tanto esta en el terreno de los idealistas, puesto que no niega de manera sólida el de los materialistas interioristas, se presenta como una opción idealista anti.idealista, un idealismo negativo, como negación de lo positivo.

Dejando de lado este problema metodológico, que cada cual vea el problema desde su perspectiva, la realidad es indudable que se nos presenta como fenómeno, como una primera realidad aparente, como una primera bocanada, oleada o recepción de una red de percepciones directas, de manera intuitiva nos hacemos una imagen, un pre-juicio y una pre-visión de en qué consiste formalmente y aspectralmente la realidad sociológica en la que vivimos, me centro en el espacio y ámbito humanos, en las comunidades sociológicas y en sus productos, construcciones, mecanismos y estructuras. Podemos encontrar que existe una pre-capa, una doble naturaleza y envoltura que cubre esta realidad, que es el grado más estereotipado, cotidianizado, rutinario y "normal", es decir, aquel que siempre se ve, es en el que nos movemos, actuamos y donde desarrollamos casi todas nuestras facultades, especialmente aquellas que son más visibles, señalables, intercomunicables e intersubjetivas para el colectivo.

Este conjunto de actividades y acciones que se despliegan y desarrollan en esta superficie más superflua, en este ámbito primero, de doble naturaleza, es un postulado teórico que planteo, inspirado por Bourdieu, de manera transversal y expansionista, es decir, que sirve tanto para lo privado y lo público, entendido como S.Mill planteo sus dos esferas, es decir tanto la vida que se desarrolla en lo público, esto es lo político, como la vida desarrollada en mi mismidad, individualidad o ensimismamiento espiritual, por lo tanto mi tesis la defiendo de manera absoluta, hegemónica, total y transversal en las "dos esferas" de la existencia humana en las sociedades modernas, puesto que se trata de un fenomenismo, una aparición reflejo, superflua y difusa, que no deja ver realmente la naturaleza primera de la esencia del entramado y articulación en red de la sociedad, todo el complejo de administraciones, instituciones, mecanismos y estructuras poseen una forma fenoménica, una forma que es presentada de manera instrumental y mediatizada, y en ese medio de presentación y esa manera de instruemntalización se inscribe en su constitución y definición oficial, elementos banales, superficiales y neutrales, elementos de des-ideologización y pureza, exportando una paz y quietud, una pasividad y seguridad que no son realmente su cara verdadera, su fondo real, su naturaleza primera.

Un ejemplo de esa reducción y simplificación de la complejidad constitutiva de la realidad social, es el discurso perfomador oficial y normativo mediatizado, que ha escrito la realidad con dicotomías, a presentado y confeccionado el fenómeno de la realidad como un dualismo en todos sus aspectos y ámbitos, así la división en contraposiciones duales y antagonimos bi-direcionales como lo público y lo privado, izquierdas y derechas, hombre y mujer, lo social y lo político, artificial y natural, técnico e ideológico y muchas otros antagonismos dan muestra de esa especie de mantra, engaño, velo de la ignorancia y tela de la enajenación que hacen sentir todo como lo más apropiado, lo más cercano, y sobre todo, lo más "neutral", des-ideologizado, pacífico y "objetivo", presentando así las estructuras y demás formas sociales aparentes, fenoménicas y directas como "la verdad", siendo así y admitido así por consenso, no cabe más discurso, ni expresión, ni palabra, ni acción política para cambiar eso, puesto que existe una inconsciencia como diría Bourdieu, que no permite el pensamiento reflexivo ni el pensamiento crítico trasformador.

Inscrita así la sociedad en una superficie irreal y ficticia, alucinatoria y fenoménica, no es posible que a la hora de solucionar problemas prácticos, fácticos, directos y reales, que afectan a las necesidades más básicas en esta sociedad, a necesidades culturales y civilizatorias (no naturales o básicas, en sentido original) y sobre todo materiales, producidas por los problemas de fondo, de fundamento desprendidos por la complejidad, de esa realidad nouménica, de subterráneo de primera naturaleza, de "real realidad" que en sus desencajes e incompatibilidades afectan a su presencia y apariencia, en definitiva a su fenómeno y espejismo, producen unos efectos y daños que en la realidad del inconsciente (la del espejismo) resultan problemas isolucionables según esquemas clásicos y tradicionales, puesto que la ignorancia e inconsciencia hacen que los colectivos y agrupaciones de ciudadanos no sepan como actuar, no sepan como solucionar el problema. Hablando en términos más concretos, si el problema de la realidad inconsciente, esta segunda realidad natural fenoménica que se nos presenta, no "des-oculta" su verdadera esencia, sus verdaderas condiciones de verdad, es decir, si no enseña su verdadera forma y estructura, que son infra-formas e infra-estructuras invisibles pero nouménicas, no podrá la sociedad crear una dinamización, movilización, un dispositivo o una lógica para paliarlo oponerse, combatirlo o solucionarlo, puesto que no saben de dónde viene el problema, ni su destino, ni su sentido, ni su cusa, ni su responsable, de ahí que los problemas que hoy nuestras sociedades poseen con el poder, la opresión, la dominación y subordinación, sea de clase, ideológica, económica, moral o cultural, sean una cuestión de incertidumbre, ignorancia, desconocimiento e imposibilidad en su trasformación, cambio o re-fundación.

Aquello de Hannah Arendt de la ruptura con la tradición para una fundación, una afirmación constante de unas nuevas estructuras, esto se traduce en democracia participativa, directa, abierta y trasparente, estructuras y no infra-estructuras, una sola realidad y no dos discursos performativos, un solo medio, y no una instrumentalización mediática, no es posible, puesto que tal ruptura con la tradición y afirmación de la fundación es propio de la conciencia, y estamos sumidos en la desorientación, en la inconsciencia y en la maníaca espiral del fenomenismo más enraizado en el devenir del propio mecanismo del sistema y la lógica de las estructuras.

Con todo ello, no pretendo la mala caricaturización de los sociólogos conspiratorios, que ven una mano diabólica, el genio maligno cartesiano en lo político, o demás confabulaciones malignas e infernales, no hay "un" responsable, es la propia dinámica, lógica, devenir y acontecer de un macro-infra-sistema dualista que es conducido por "nosotros" ni "ellos" ni por "él", sino por "todos nosotros".













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