viernes, 24 de mayo de 2013

Decisiones Políticas (I)



Harto de escuchar majaderías en los distintos debates "políticos" de los más diversos media audiovisuales y otros medios de comunicación, que confunden, desvirtúan e invierten casi absolutamente toda la terminología y conceptos políticos, me dispongo a esbozar y clarificar, criticar y examinar según que argumentaciones que, según los contertulios, analistas políticos, historiadores y hasta politólogos de las distintas tertulias televisivas, se atreven a soltar y vomitar ante los ojos atónitos de los que pensamos en no mancillar el nombre de tantos y tantos teóricos y filósofos políticos que dedicaron largas horas, años y décadas a pensar el problema de lo político, y dónde hemos llegado a consensuar, por racional, lógico, adecuado, preciso y profundo, un ámbito de acción, un espacio, una terminología, unas ideas y unos conceptos que forman parte de lo político, de la esencia de la política y el problema y polémica de lo político.

Por ejemplo, una constante que me inquieta y rasga las vestiduras, es la eliminación, marginación y suspensión de un argumento en un debate o tertulia política por el mero hecho de ser "ideológico"; en el caso del problema secesionista y unionista de nuestro país, en los distintos bandos encontramos el mismo tipo de argumentación y discurso, por mucho que les pese a todos, es decir, no se cansan de decir que no van a entrar en según que problemas, o no van a analizar tal o cual cuestión por ser "política" e "ideológica". Es como decir que un cocinero no cocina porque son temas "culinarios"; es el absurdo y el esperpento más escandaloso que uno puede oír, o sea, que si eres un analista político, un periodista de la misma disciplina o un politólogo ¿no vas a entrar a discurrir, analizar, examinar u opinar sobre temas políticos? esto así, lo he oído mil veces en el problema de la lengua en Cataluña donde muchos se escudan en no hablar el problema de la lengua por ser una cuestión "ideológica" y se disponen a analizar el problema desde criterios y parámetros pragmáticos, prácticos, utilitarios y técnicos, como si eso no fuera una ideología, hoy día de las más predominantes y que empujan con más fuerza; se esconden tras chascarrillos como "esto son problemas entre el ministro Wert y la consellera Rigau" o "el problema de la lengua es pura ideología" o "la educación no debe una cuestión política" y un largo etc... de este tipo de sentencias equivocadas.

Es decir, ven el tecnicismo y el pragmatismo como una forma objetiva de pensar, una forma neutral, inofensiva, inclinada a lo más beneficioso, a la verdad, alejada de los intereses, el combate y lucha de ideas, cuando el mismo criterio técnico es una idea, una ideología en si misma, que pretende la homogeneización, el mecanicismo y automatismo humano y la ingeniería social que, puestos a ser radicales, es a donde conduce esta tendencia ideológica. Por lo tanto, no veo la diferencia, porque no la hay, en ser socialista, comunista, liberal o conservador, en ser un tecnócrata o pragmatista, corriente que incluso filósofos como Rorty han defendido, pero nunca ocultando su esencia y constitutivo ideológico porque "todo" es ideológico, todo contenido esta perfilado, englobado y subordinado a una forma ideal, conceptual por lo tanto ideológica.

Cuando oigo que dicen "esta manifestación no refleja la realidad, no tiene importancia, porque es ideológica y esta politizada , la han organizado los sindicatos UGT o CCOO" se me saltan las lágrimas de la dignidad, como no va ha ser política si los miembros que las impulsan son de la sociedad civil, ejercen un acto organizado, reivindicativo y que afecta a la sociedad, al colectivo, pretenden ejercer presión sobre el "poder" cómo no va a ser política, son hombres los que se manifiestan no lechugas o musgo verde, es normal que cualquier iniciativa o dispositivo en la acción y actividades públicas son actos políticos, y lo que se debe analizar son esos mismos juegos de poder, esa ámbito conceptual intersubjetivo del que todos estamos ligados, atados y sometidos, debemos pensar nuevas formas de construcción social, nuevas estructuras, transformar formas y arquetipos, pero siempre con la constancia y certeza, la evidencia y sensatez despierta de que son cuestiones políticas, "todo" lo que nos afecta a todos en lo público, e incluso según que decisiones con implicaciones y carácter de dominación en el ámbito privado también son problemas y cuestiones políticas. 

Así pues, pretendo ir más allá de las pretensiones de Hannah Arendt, que identificaba la política como el espacio público, ele spacio de relaciones entre los distintos y diversos hombres, la relación con la diferencia y  el espacio que contiene la pluralidad donde unos y otros nos identificamos, reconocemos y realizamos, yo, pretendo ensanchar los límites de este espacio y convertirlo en un ámbito, algo que no posee límites, fronteras, barreras u obstáculos para la expansión de lo político, a diferencia del espacio físico, material, límitado por las relaciones espaciales y corporales, el ámbito es intangible, inteligible, temporal y podemos decir que mental o psicológico, por lo tanto arrastro "lo político" hasta el ámbito o esfera de lo privado, hasta las relaciones íntimas y privadas, individuales y personales, donde una relación sexual, una elección geográfica, una elección académica, institucional o laboral son cuestiones políticas, por lo tanto allí donde halla o exista la posibilidad, intención, ideas o estados mentales (psicológicos) de la dominación, el subyugo, vigilancia o control, por lo tanto un tanteo, un juego y una terminología del "poder" existe un problema político, una parcela de lo político en que cabe pensarse.

La emancipación, la liberación, el combate la lucha y cualquier tipo de forma relacional, de identidad, reconocimiento o realización, aspectos todos de cualquier tipo de psicología (fenomenológica, positivista, evolutiva, conductista, psicoanalítica etc...) son en si mismos problemas políticos, aluden a relaciones de amigo/enemigo, se den colectivos en lo público o individuos en lo privado, aluden a sujetos de posible cosificación u objetivación, sujetos potenciales de alienación o enajenación y por lo tanto esencialmente políticos. 

Esta ampliación y extensión del ámbito político por todo lo existente y real dentro de la esfera del "poder" en territorios clasicamente no identificados como tal, como puede ser el terreno de lo social, de lo privado, íntimo o personal, son postulados clásicos de la sociología y filosofía estructuralista, que no enseña que en toda estructura de la realidad humana, en cualquier espacio, o ámbito de lo humano existe la posibilidad de analizarlo en términos de "poder" de ideologías y teleologias, es decir fines, y por lo tanto sujetos de lo político, de ahí que de cosas tan aparentemente normales, cotidianas, rutinarias, banales y estereotipadas no les demos trascendencia e la inmanencia, que no sean dignas de importancia y sustancialidad dentro de disciplinas intelectuales y análisis o exámenes críticos del pensamiento.

Hay que pensar que todo aquello que tiene parámetros, estándares, arquetipos, criterios, normativas, reglas y buenos usos, es terreno y ámbito de lo político, de ahí que las decisiones son siempre en nuestras sociedades, decisiones políticas, el colegio de nuestros hijos, universidades, lugares geográficos, relaciones personales, y un largo sin fin de parcelas de la normatividad, que no legislación, pero aún así siguen siendo políticas, incluso más, ya que pasan desapercibidas, invisibles e imperceptibles por nosotros. 







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