domingo, 14 de abril de 2013

leyendo a Benjamin (I)



Leyendo el texto, "Sobre el concepto de historia" de Walter Benjaminuno descubre el intenso placer de leer literatura filosófica, un texto partido y fragmentado en un conjunto de diversas y distintas tesis sobre la historia, sobre los sentimientos y emociones, pasiones y clichés propiamente humanas que intervienen en el movimiento de este gigantesco proceso humano, como es el del devenir y la nostalgia.

Las tesis son de una brillante exposición lírica, una potentísima presencia sobre el papel, una fuerza y pasión contenidas en cada palabra vomitada en negro sobre blanco, una moderación y racionalidad geométrica en cada sentencia que generan la sensación de trascendencia y plenitud al mismo tiempo que su decapitación inmediata,su escritura es viva y nostálgica, compleja pero fluida, su discurso y exposición filosóficas proporcionan una sensación de libertad absoluta y a su vez una constricción y amputación constantes, una dialéctica entre el sobre vuelo idealista sobre la conciencia los conceptos y las ideas más abstractos y obtusos y un repentino zarandeo y choque de realidad marxista, arraigado como raíces en la tierra, a la necesidad y la contingencia.

Su escritura es inconfundible, una gran impronta personal y un estilo característico bañan y empapan sus textos, dejando entrever solo a momentos medidos y puntuales, sus influencias intelectuales y filósóficas, su influencia sistematizadora y totalizadora es la "escuela de Frankfurt", los nuevos elementos de análisis y reflexión filosóficos sobre la realidad se destilan en el conjunto de sus textos, una visión de la dimensión política desde la tradición dialéctica e idealista, desde teorías críticas de la cultura para una crítica de la sociología, su reflexión estética para pensar los fenómenos políticos y sus nuevos análisis del capitalismo desde tesis psicoanalíticas y psicologistas dan muestra evidente de un sello alemán de profunda, controvertida y prolífica tradición que han cristalizado con formas muy personales en sus escritura.

Sin olvidar aquello que se reluce, en breves, concretos pero abundantes momentos de su prosa, el marxismo y el materialismos característicos, su pensar sobre la singularidad empírica, las circunstancias materiales, los juegos de poder, lo accidental y contingente.

En sus tesis se reafirma de una manera muy particular, las canónicas y casi dogmáticas tesis del materialismo histórico, y lo hace a través de una bellísima metáfora filosófica, una especia de "pseudo-mito", en el que se trasluce el materialismo histórico como única forma verdadera de explicar la historia humana, partiendo de la existencia empírica de la pluralidad de distintas filosofías de la historia, (desde Kant, Hegel, Marx y hasta nuestros días) y teorizaciones de la misma, Benjamin las desvela falsas, erróneas, equívocas y falaces, ninguna, sostiene él, puede escapar de la determinación del materialismo, ninguna puede escapar a las leyes del mundo humano, y la historia humana como objeto existente en esa realidad humana tampoco puede escapar a ellas, y estas son la necesidad, la materialidad y la contingencia y accidentalidad de la realidad empírica y singular de los hombres.

Se nos presenta como una determinación, dentro de un sistema de determinaciones, sistema cerrado, inevitable e irresistible, conformando una unidad total que abarca la totalidad de los hechos y experiencias del hombre, todo acontecimiento humana esta causado por una suerte de desarrollos o transformaciones de contenido material, concentrado en esa red de determinaciones, ese juego de cambios materiales que se influencian unos a otros, y que se sustentan en una realidad frágil, cambiante, en movimiento, en transposición continua.

El materialismo sería la entidad que determina y explica el movimiento de las piezas del mundo, aún cunado los hombres se empeñen en reafirmar su libertad individual, su voluntad rupturista con las formas de la realidad y su trascendencia antropológica, no pueden escapar, ni liberarse, ni emanciparse de las necesidades y particularidades de su circunstancia material, ni de la forma y figura de la realidad humana, que les impide ser ajenos y autónomos respecto a las leyes y reglas impuestas desde su propia condición y naturaleza como hombres.













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