martes, 23 de abril de 2013

La Sexualidad como Dominación (II)


En este segundo post, me centraré en los dispositivos y mecanismos de distribución, imposición y procesales de la distinción o categoría de género, como operan, para qué, por qué y con que fin, más que en la crítica existencialista a la noción de género, puesto que supongo que en el anterior post, la diferenciación, definición y crítica quedaron claramente y redundante-mente expuestas.

La industria pornográfica funciona como mecanismo "performativo" y proceso de creación de estándares, arquetipos y prototipos de sexualidad, como una pedagogía del sexo, crea  modos de relación sexual establecidos, relaciones de  "temporalización" y "espacialización" entre hombres y mujeres. esta industria surge en un sistema libre de mercado reformulado, en que el hombre "fordianao" ya no es ni el símbolo del trabajo remunerado febril, ni el prototipo de relación heterosexual, sino que hoy poseemos nuevos órganos externos, sintéticos y artificiales para relacionarnos, más útiles y eficientes que el imaginario colectivo o imagen simbólica prototípica del hombre heterosexual cotidiano, hoy día, "facebook", "twitter" ,"tweenty" y demás redes sociales, son un nuevos modo y medio de relación,  aspirando a criterios de excelencia relacional, como la "sexual".

Las relaciones sexuales, "instrumentalizadas" y "mediatizadas", (esto sucede desde la apropiación de la sexualidad por las religiones hasta nuestros días)  se han convertido en objeto de fetiche y en tanto que objeto de fetiche mediatizado, en una forma de dominación, el capital y sus sucesivas expresiones y manifestaciones en efectos psicológicos y psíquicos que  se producen de su técnica y mecanismo, como el marketing o la publicidad, crean nuevas necesidades, obsesiones, neurosis y apegos a ciertos fetiches, más si la gamma de productos relacionados con la sexualidad, ya sean mercancías, "customizaciones", servicios o relaciones con ello, abarcan gran parte de nuestro espació de atención, la sociedad no gira en torno a ello en acto de facto, pero si en el inconsicente, en el imaginario, en nuestra pulsión y palpitación latente, en los contornos invisibles de la sociedad se da una necesidad mediatizada, instrumentalizada, sintética y artificiosa que es sumisión subyugo y subordinación a un nuevo "producto" de gran magnetismo.

La estétización y fenomenismo de muchos de los individuos, viene determinado y constituido por esas nuevas necesidades que exige el capital, que muy gratamente, de manera "acrítica", irracional, inconsciente y amoral acepta aquello que llama el "neomarxismo" o la derecha burguesa: "la masa", concepto empleado para designar aquel conjunto de individuos que conforman una unidad social "informe", "aforme", en busca de determinarse, configurarse y identificarse con alguna forma social, buscan adoptar y adecuarse a un "constructo" social, para hacer por si mismos en el espacio público de aparición  es decir "lo político", pero denominado hoy, como espacio o ámbito "de lo social" las funciones básicas de colectivo, relaciones de realización, reconocimiento e identidad. Concretando, los dispositivos y estructuras para ser hoy un "ente  social", son gimnasios, modas, centros de customización y estetización (belleza), centros formativos, y un largo sin fin, que el capital ha configurado, con complicidad con "la masa".

Por lo tanto, el sexo "instrumentalizado" y mediatizado es una forma de dominación, ya que nos enajena y aliena ante su magnitud y magnetismo, efecto de un gran mecanismo, dispositivo y estructura creado por el capital, que no solo con crear una necesidad, obsesión o fetiche, es un clasificador y constituidor de identidades, categorías y grupos casi "étnicos" sexuales, conformando así los heterosexuales, los homosexuales, bisexuales, trans-sexuales etc. Estos colectivos se identifican en una gran abstracción y razón ontológica que da un sentido, una explicación, un propósito, un significado y un fin a su situación, que por otra parte, según las tesis que existencialistas aquí sostenidas, no implicaría ningún problema ni moral, político, existencial, intelectual, ni ninguna distinción o diferenciación respecto a los demás, ya que sería "lo mismo", el existencialismo los/nos, posicionaría como individuos existentes vacíos  rasos y vacuos, proyecto de nosotros mismos, sin esencia previa ni determinación alguna sobre nuestro género, intelecto o espíritu, capaces de desarrollarnos y ser lo que uno elija ser, sin clasificaciones, imposiciones, "compartimentaciones" o limitaciones.

A mi juicio las identidades abstractas, totalizadas y unitarias, no llevan más que alienaciones y enajenaciones en lo espiritual e imposiciones, subordinaciones, control y "estigmatización" en lo político, tanto es así, que hasta en nuestro sistema jurídico se ha introducido la noción homosexual, como si fueran distintos, ciudadanos de segunda a los que la sociedad civil ha emancipado y liberado, indignos e inconscientes aquellos que se auto-denominen como "gays", "lesbianas", "trans" o el producto identitário mercantil y "sodomizador"  que se preste.

Como conclusión, resaltar la errónea interpretación y gestión de la categoría género, tal malentendido y discriminación, -puesto que un sexo, el hombre, se auto-impuso y contrapuso a la mujer como dominador y señor, por cuestiones de dogma y religión, y hoy las identidades homosexuales, "hetero" y "trans" son motivo del mismo efecto por razones del capital y la insuficiente y enajenada razón de estado- sirve hoy como negocio fecundo, beneficio ilimitado y excusa política para dominar y estigmatizar, jugar en definitiva, con "la masa".






















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