jueves, 22 de noviembre de 2012

La trastienda del Nacionalismo



A uno se le caen los palos del sombrajo, uno se sorprende de la gran influencia de la propaganda claramente populista, apasionada visceral, exaltada e inflamada del nacionalismo más pueril e infantil que invade y llega a  todas las capas de la sociedad:  la vida cotidiana de barrio, de la realidad universitaria en una facultad de filosofía ( en teoría crítica y escéptica) en cafeterías y aulas de escuelas de idiomas y demás lugares por los que uno transita a lo largo del día, lleva días ya invadiendo nuestras vidas de manera agresiva, intimidatoria y realmente acaparadora y neurótica, este delirio colectivo de distintos grupusculos, colectivos y agrupaciones insertados en distintas capas, clases o medios de la sociedad que se dedican a defender una panacea ficticia, un camino al nirvana inexistente y una promesa del paraíso perdido y de la vida eterna para beatos.

El nacionalismo no es más que la abstracción de un sentimiento muy primitivo de localismo, posesión y dominación, un sentir territorial casi animal, que defiende lo suyo porque cree que es suyo y tiene derecho a su uso y abuso, porque creen que la cultura folclórica, de colorete, de postín, la popular y vulgar es algo propio y de valor ontológico que les otorga identidad deben conservar ante el invasor, el nacionalismo no hace nada más que englobar a toda la razón de un pueblo bajo un mismo umbral, una sola idea falta de fundamentación racional, basada en un pensamiento hegemónico, simple y llano, falto de una estructura política o ideológica profunda que conforma un eslogan barato que exalta a las gentes y juega con sus sentimientos al prometer una tierra mejor y más prospera en tiempos de crisis, papilla que se traga todo aquel que no reflexione sobre el asunto.

El nacionalismo en genérico, el nacionalismo visto en retrospectiva y basándonos en antecedentes históricos ha ido siempre ligado a los fascismos, es caldo de cultivo, condición necesaria para ellos, estas "pseudoideas" de nación totalizadora, emancipadora y auto-suficiente y competente no llevan más que al estrepitoso fracaso.

El nacionalismo es hoy en España y todas sus comunidades, el opio del pueblo, enajena su voluntad, adormece la sociedad, liquida toda posibilidad de razón crítica individual, secuestra la razón pública común, devuelva a los ciudadanos a un estado de minoría de edad, de irresponsabilidad, una situación cultural reaccionaria, represiva y limitada, muy limitada, se conduce ese mismo pueblo que adapta una postura nacionalista a una sociedad y cultura  pre-ilustrada, pre-crítica, mítica, a un estado conservador que busca viejas formas de poder y viejos y antiguos métodos de control, parece un camino progresivo y ascendente y no es más que un espejismo que conduce al abismo del pasado y el retroceso intelectual.

Esto lo consiguen gracias a prometer el mico y el loro, a la exaltación por la creación de un estado nuevo y autónomo, uno, grande y libre (como la España franquista) a usar todas las fuerzas de presión mediáticas y medios de comunicación, de grandes plataformas públicas para insertar la confrontación y fomentar el odio entre ciudadanos, prometer la panacea, el elixir de la eterna juventud, y el paraíso perdido, prometer una identidad racial, cultural y política únicas, un estado más justo, más libre e igualitario, más rico y prospero.

Todo son castillos de arena, ficciones del paraíso, ingenuidades insultante y ofensivas que no son reales, ya he expuesto a mi juicio, como funciona el engranaje de tal abstracción  ambigua, banal, simple, trivial, y débil intelectualmente,  de la idea de nación y su sentimiento y palpitación irrisoria, ya he expuesto las vergüenzas de la idea misma, de manera teórica y abstracta, pero concreta-mente, particularmente en Cataluña la incidencia de tal influencia idealista de la nación cala hondo en todos los sectores de la sociedad, incluso los que admiten y se inscriben en su crítica fulminante votarán a nivel práctico partidos de tal enjundia, alegando que es más práctica y que de todos modos algo bueno aportará, basándose en la nada y en la inconsistencia e insuficiencia lógica y racional, un insulto a la inteligencia es aceptar tales críticas y votar un partido independentista o nacionalista, puesto que aquí y ahora, en este lugar y en esta situación y condiciones, en este contexto en Cataluña no hay partido independentista no nacionalista, y si lo hubiera no tendría razón de ser, puesto que solo es justificable y razonable si es un pueblo oprimido o colonizado que quiere liberarse, cosa harto exagerada si se aplica en la relación Cataluña España actual.

Así pues deberé contemplar ante mi asombro y descontento, como mentes brillantes de mi entorno, de mi cercanía o de mi conocer se inclinan ante tal superflua idea, como se dejan engañar por ideas tan poco construidas, completas, excelsas  o profundas, por no decir falsas, cayendo a los pies de la inocencia e ignorancia más absolutas.











1 comentario:

  1. Excelente blog!

    Comparto mi e-book sobre Walter Benjamin.

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    saludos!

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