viernes, 27 de septiembre de 2019

Otra vez, Calvo: "Habla corazón, y que tiemble el mundo"

Tengo que darle la razón, a pesar de mi escepticismo inicial, a lo que escribe Valeria en esa maravilla de autoetnografía, de la que aquí ya di cuenta. Lo que sabemos, de nosotros mismos, de los otros y del mundo, cuando se experiencia el cuerpo, es incuestionable. Tras la tarea de recuperación interior, reconstrucción de escombros previa sofisticada demolición, encontramos algo en nosotros mismos: la intimidad del abismo. Un alguien insólito y perturbador que, atravesando el dolor y el sufrimiento, es capaz de pensar consciente el límite y el peligro y decir No, negarse a la gran mendacidad de la realidad. Tumbado en la cama, repasando unas notas de lectura, descubro algo: mi cuerpo tiembla, cuando mi cabeza no tiembla; clara y decidida como lo de A.G. Calvo: habla corazón, y que tiemble el mundo.

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