lunes, 8 de julio de 2019

laisladecirce escribe sobre Hanyo

 

laisladecirce también escribe sobre Hanyo; mucho mejor que yo, por cierto. Aunque en la, o desde la, grotesca escena final les diría que se dejen llevar; que sí, que la piensen desde la estupefacción que produce, desde el terror inscrito en el rostro femenino; pero que también se rían, a carcajadas, del hombre, del director calcinado, y de la película entera. No se puede olvidar que hay algo de la creación de un payaso. Ríanse como Hannah Arendt se reía a carcajadas, incluso me reiría en el minuto cierto antes de la muerte, de Eichmann y de Hitler.   

Escribe laisladecirce:
 
<<No podemos pensar críticamente el ámbito doméstico sin la figura de "la criada". Ligada etimológicamente a la crianza, esta figura socialmente despreciada, es clave para sostener una estructura clasista de los cuidados. Por eso, este mes comentaré películas y cuestiones sobre "criadas", empezando por Hanyo de Kim Ki-Young.
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Hanyo es una película surcoreana de 1960, aleccionadora y construida en clave masculina, expresamente dirigida a los hombres. El protagonista es un hombre íntegro, sin dobleces, moralmente exquisito, guapísimo y fiel: un alma cándida que resiste como puede a la seducción femenina. En cambio, todas las mujeres que aparecen en el film se nos muestran como unas locas, acosadoras y malvadas. La paradoja está en que el profesor, modelo de virtud y rectitud, acaba sucumbiendo al dominio femenino: por un lado, a la avaricia material de su mujer y, por el otro, a las ansias sexuales de sus estudiantes y su criada, llegando incluso a ser violado por una adolescente. La mujer en Hanyo representa la perdición del hombre.
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Toda la película se convierte en una fantasía (y pesadilla) masculina: el hombre es el centro de atracción del deseo femenino, mientras las mujeres son unas histéricas que compiten entre ellas. Desaparece la mujer-objeto del mito del amor, para dar lugar al hombre-objeto destinado a su destrucción en manos de la mujer.
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Hanyo es una película absolutamente exagerada e incorrecta, pero desde la actualidad podemos darle la vuelta. Lo que antes fue una película propagandística, se convierte hoy en una denuncia: hombres de doble moral, criadas violadas y obligadas a abortar, estudiantes que se suicidan por amor, mujeres que deben convivir con las amantes de sus maridos, niños y niñas que maltratan a las criadas...
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Yo no sé si los hombres que en 1960 vieron Hanyo rieron o se incomodaron con la escena final. Y, hoy, ¿cuántos se la tomarán en serio? A mí me generó estupefacción. Y lo que recuerdo con más nitidez de esa última escena es la mirada de miedo de la criada y la protección de la esposa, que dice: "los hombres sois unos bestias... tener a una chica joven en casa es como ofrecerle carne a un tigre.” >>

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