domingo, 8 de abril de 2018

L'ou de la serp (XXXIII): Liofilización de los días

Yo sólo escribo, indirectamente, sugerencias...

Son tiempos liofilizados y criodesecados en los que no sólo los políticos y los personajes mediáticos, sino que hasta incluso los individuos anónimos sometidos a la civilidad son censurados o despreciados si, no cumpliendo con el puritano mandato de la hiperhigienización cultural y social, hacen del vicio blando una virtud respetable: beben, fuman, son adúlteros exhibidos, no hacen deporte, o escriben y leen como se debe, como adultos, de todo y sin complejos. En este tedioso escenario de fatua teatralidad pública y cinismo consustancial, los perros no deben, "¡no pueden!", masticar los huesos de sus virtuales presas porque al astillarlos, aquellos que especialmente tiene la cabeza mandibular para ello, podrían atragantarse u obstruir sus fosas intestinales con la farfolla cálcica, colapsando fatalmente el cuello del estómago... para los gatos no pinta mucho mejor el panorama gastronómico: es peligroso comer la salada carne de sus deliciosas víctimas marinas, ni una sardinita o límpido boquerón he oído, podrían clavarse mortalmente sus espinas, y las lotitas de pérfida mirada no pueden existir ya ni en los libros, los hombres ni soñarlas... Una imagen que sintetiza esta perversa inversión aparentemente inofensiva de la libertad de costumbres y valores ordinarios, la representó el presentador de Página Dos de Tve2, Óscar López. El periodista, y dejando de lado el intento de modernizar el formato televisivo dedicado a libros (?¿), tenía una cita con el escritor francés Michel Houellebecq. La entrevista no se pudo realizar porque el que consideran genio de las letras no dejó caprichosamente, concienzudamente, testarudamente, de fumar en ningún momento, y catastróficamente las reglas de Tve prohíben tajantemente que nadie salga bebiendo o fumando en sus emisiones televisivas, caiga quién caiga. El gran escritor derrotado, censurado, silenciado, mareado, por un ridículo cartelito de Prohibido Fumar. Saque el lector sus propias y nefastas conclusiones.   

Ese tiempo tiene hoy, a estas horas, una lectura mucho más potente y sugerente, donde puede localizarse su podredumbre con total nitidez y estupefacción. Y puede explicarse de muchas maneras, yo, dejo aquí un ejemplo cortito, más impactantes que explicativo... El nacionalismo ha encontrado un fiel aliado en su conjura contra la realidad en el paradigma socialdemócrata europeo: la democracia legitima sus fines ideológicos, y ahora, una pedorra alemana los ha absuelto de sus prácticas delictivas, sus métodos abusivos y extorsionadores, ha protegido sus costumbres xenófobas del carácter punitivo al que conduce inexorable su exceso y delirio. Hablo de la liberación de Puigdemont y su improbable no, su imposible, extradición, detención y condena española. El Nacionalismo xenófobo es ya en la pequeña europa el hueso de roer que un perro no puede perfilar con sus inquebrantables colmillos porque puede atragantarse, el nacionalismo se nos atraganta, nos ahoga, se hace bola, está prohibido impugnarlo en su febril patología, es una espina mortífera para los felinos, oh claro sí, también pueden verse como el fiel perro y el  tierno gatito humanizados como indefensas mascotas niñeras y domesticas, son, una niña mona, delicada y modosita anti-lolita, gente sana y fuerte que ni fuma ni bebe, son el anti-Houellebecq, son la vergüenza de nuestro tiempo, son exactamente nuestro tiempo sin afueras.   

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