sábado, 1 de julio de 2017
L'ou de la serp (X). Libres, tus demonios
La profunda decadencia de Cataluña, hasta el punto de dejarla en la ruina moral y cultural, se explica por su contundente fracaso político, que consiste en haber liberado sus demonios, su fiebre, la xenofobia de hombres con una única idea en la cabeza, como respuesta a la grotesca incapacidad para solucionar la frustración y el resentimiento que generan las brechas de un sistema de explotación económica en crisis (reformulación del capitalismo, como se resetea un ordenador viejo), y la imposibilidad de construir, como deseaba el catalanismo, un vínculo de reconocimiento con la política y la cultura española; una alteridad histórica. El nacionalismo, aquel que incuba implacable l'ou de la serp, significa la muerte civil y real del viejo catalanismo político. El pujolismo, encargado de administrar, con dosis de caballo, la adulación y autoestima nacional necesarias para el ensimismamiento, algo desmedido y delirante, es el artífice de la ruptura en condiciones democráticas. Consigue producir la primera generación de catalanes satisfecha de si misma, endiosada, de su mitología de la arrogancia y de sus intelectuales felices; el que consigue instaurar unas bases étnicas y psicológicas para la identidad nacional, penoso fundamento del estado de nación cultural que aplasta las pequeñas voces o subjetividades disonantes. La hegemonía del pujolismo fabrica una sociedad catatónica en la que bajo el signo identitario colectivo desaparece el extrañamiento y la desconfianza de los individuos hacia los poderes económicos, las instituciones burocráticas y el mandarinato cultural; exactamente, esa uniformidad recobrada a causa de la reorganización del capitalismo, es la única explicación (falta la responsabilidad de los gobiernos españoles que ahora no viene a cuento) de la decadencia y la hipertrofia de la sociedad catalana. Y repito, y lo digo despacito: el pujolismo y el nacionalismo son la destrucción ética y estética del catalanismo político.
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