jueves, 22 de enero de 2015

"Pablemos" y los chicos malos (II)


Las palabras con las que terminé el primer artículo sobre los chicos de "Pablemos", pudo parecer una defensa ciega y exagerada, pues planteaba una situación de blanco o negro, una situación seudo-apocalíptica o tremendista. Lejos de mi intención, no pretendía ejercer de docto de la moral, he impartir catecismo del "deber" político de ningún individuo; más bien mi pretensión es plantear un escenario que me parece descriptivo y acertado por adecuado y preciso, aunque su exageración y abuso en el discurso pueda parecer simplificador. A mi entender, ciertos términos como "casta", "sistema", "democracia" , "capitalismo" y otras suertes de generalizaciones de categorías teóricas, me parecen inapropiados y sobre todo confusos, y por ello uno pretende desacreditarlos y usarlos en la menor medida posible. De ahí, que las acusaciones de "casta" (en sentido valorativo y no descriptivo) hacia "Pablemos" me parezcan estériles y "etiquetarias", poco críticas o reflexivas; de la misma manera me sucede cuando algún desencantado del mundo pretende atribuir a M. Capital, todos los males de la mal llamada humanidad; o algún provocador de lo público achaca y sobre carga al desconocido "sistema" piedras y losas que poseen nombres y apellidos más concretos. 

Aunque creo en todo lo anterior, es imposible no recurrir de forma más que puntual al recurso de su uso en artículos breves o de estilo más periodístico que ensayístico; pues su fuerza explicativa, la carga en intención e implicaciones es tan abundante y fuerte que dibuja un perfil amplio y adecuado de lo que a veces puede quererse decir sobre "lo político" (concepto a su vez, esta indeterminado). Pues si entendemos "casta" como corporación especialista y profesionalizada, organizada y articulada como parasitaria y depredadora de lo público, entonces entendemos que se opone a lo político, que constituye un mecanismo "privado" o social de defensa frente a la legitimidad y poder de lo político. Sin declararse o mostrarse como entidad privada o empresarial con ánimo de lucro, sino más bien lo contrario, camuflando su aparato comercial y mercantil bajo la apariencia de "función pública" o carácter político, en condición del cual, obtiene grandes beneficios económicos y dispone de mecanismos o estructuras de poder inalcanzables en el ámbito de la sociedad civil. Del mismo modo, si entendemos "sistema" como marco o esquema funcional y operacional, en que se articulan y organizan las instituciones, las entidades individuales, los discursos y prácticas socio-culturales y económico-políticas; y demás praxis normativo-descriptivas (...) Entendemos sistema como aquello universal y general, jerárquico y regulativo que nos sitúa y nos inscribe en una red de determinaciones materiales y relaciones de poder espacio-temporales. Partimos así de una terminología general y abstracta, pero al menos adecuada y definida para referirnos al núcleo doctrinal y a su vez programático de "Pablemos", pues si bien es cierto que el término capitalismo, desde que son "nuevos políticos" (chicos malos) no lo han usado con tal agilidad y frivolidad; pudiendo hacer referencias al capital, a la banca, a Europa (...) Ya no son los santos inquisidores del capitalismo, y su estrategia de máximos antes, de supervivencia ahora, consiste en atacar al "Estado" al "sistema" y a la "casta"  nacionales y provinciales, como dianas de sus "dardazos".

En los últimos meses se ha intensificado el ataque a "Pablemos", no sin cierta razón, pues sus comportamientos, actividades y acciones se asemejan de forma escandalosa; y  debería ser alarmante para sus bases (cosa que no será así, la fe es la fe), a las prácticas y procederes de la "casta" más vieja; pues la simbiosis y asimilación "en" el sistema que ellos denuncian, es más evidente que su propaganda y retórica de la pobreza. Véanse las desmesuradas cuantías de miles de euros que el profesor Monedero ha recibido por su asesoría en Venezuela, o véase el sueldo del "presidente" Iglesias en su programa de televisión (supuestamente en negro), por no hablar de la forma de recepción de la beca de Errejón o los "chanchullos" de la primera dama Tania Sánchez (puesto que es la novia del más malote de los chicos), que por mucho que sea de IU, su condición se asemeja más a la de un caballo de Troya en IU, que en una Rosa de Luxemburgo. Con todo esto, vemos que es necesario no caer en la erótica de la velocidad del futurismo político de "Pablemos", y mantener el escepticismo y el ojo crítico hacia sus actividades políticas, pues, limpios lo que se dice limpios no parecen. Aunque si lo comparamos (las comparaciones son odiosas verdad...) con el historial delictivo y mafioso de la "casta" de siempre, vemos como se queda en un juego anti-estético de niños, propio de los chicos malos. En definitiva, lo que me gustaría resaltar, es la imposibilidad, como muy bien describió Marcuse en el conjunto de sus obras, de superar la elasticidad y moldeabilidad del "sistema" - en su caso, se refería a las sociedades industriales avanzadas y a las democracias liberales occidentales -; pues la pasticidad del mismo, y más aún, su ausencia de límites parciales, hace irreconocible su "exterioridad", a no ser que sea una destrucción total, del "todo", algo imposible materialmente e inaceptable moralmente. Una "exterioridad" imposible e inexistente pues no existe un lugar de nadie, un espacio en blanco desde el que decidir no condicionado o determinado por anda. O una dimensión desligada de lo material, de la interioridad o determinación del "sistema" desde el que se piensa y actúa, de tal modo que todo decir o hacer es reasumido como función u operación del sistema, reescrito en sus propios términos, para poder ser codificado y comprensible en el común beneficio pragmático; para que pueda tener un poder causal y no caiga en saco roto.

Vemos como "Pablemos" es a su vez una casta (no solo la universitaria, sino una casta política concreta) y que sus funciones y acciones encajan a la perfección con el "sistema", pues si no fueran casta, su función política no podría existir en nuestro esquema de acción política actual; realmente se compenetran y entienden a la perfección con el sistema: su lenguaje, estratégia y mecanismos son los de la técnica socialdemócrata clásica, los del fundamentalismo democrático descrito por Bueno. No conforman una suerte de grupo "anti-sistema" pues no sólo no existe conceptualmente, sino que los resultados empíricos muestran como su producción y sus resultados mediático-políticos son más eficientes dentro del sistema que fuera. Es más, son más relucientes que los resultados del cadáver que se pasea por los pasillos del congreso haciéndose llamar "el PSOE de Sánchez"; pues no se sabe si es socialista, si es obrero, o tan solo español, como diría la canción (cuervo ingenuo de Javier Krahe). Y yo añadiría: que no se sabe si es de Díaz o es de Sánchez, o tan solo de Chacón; o como añadiría Carmen Rigalt: "hubo una época que relucía, una época que se veía en decadencia, y ahora ya no se sabe si ni siquiera existe".  En definitiva; "Pablemos" constituye una alternativa dentro del sistema, pues no cabe alternativa que no sea violenta o revolucionaria que puede estar "fuera" del sistema, pues todo "afuera" en un "contra en el interior". Y es alternativa en tanto que es "casta política", pues sin serlo, tienen menos recorrido en nuestro "sistema" que Junqueras como dietista.

















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