Hasta ahora hemos analizado el papel del "objeto" dentro del
proceso de la lógica de la desintegración[1], de modo que será
necesario analizar el papel del sujeto, su posición y lugar dentro del método
que posteriormente acabará por llamarse dialéctica negativa. Adorno sustituye
en su dialéctica materialista negativa la idea de conciencia de clase, es decir
una forma de colectivismo (percepción de lo idéntico y de lo igual como
uniformidad) y la idea del individualismo burgués, esto es, el predominio del
sujeto como dominador del objeto y de la propia experiencia de percepción; sustituyendo
estas ideas por el sujeto de experiencia cognitiva que a su vez es análogo al
sujeto de experiencia política y por supuesto estética (filosófica también),
entrando así en una suerte de tríada análoga de paralelismos; que deben
interpretar y establecer relaciones críticas sobre la realidad (totalidad de la
realidad). Encontraremos en Adorno esa vieja identificación marxista entre
pensamiento y praxis, sin aceptar el catecismo marxista; y sosteniendo que aunque sean irreconciliables,
no están separados y distanciados por la lejanía ni se encuentran absolutamente
extraños, pensamiento y praxis, sino que se contraponen como polos de una misma
teoría o método dialéctico. Este proceso de interpretación es el que
caracteriza a la filosofía como conexión crítica entre concepto e imagen,
análisis y expresión, y en definitiva entre ciencia y arte, disciplinas
portadoras del contenido de la verdad, que versa sobre la realidad y que
necesitan de un sujeto mediador entre sus objetos, que no es ni lo
"siempre idéntico" ni tampoco el dominador y acaparador del objeto en
cuyo proceso de conceptualización o abstracción oprime su carácter de realidad
y olvida así el mundo, la abstracción entonces oprime y esclaviza al objeto por
la extremada fuerza y presencia del sujeto.
Obtenemos una noción de sujeto de inspiración kantiana, un sujeto que
establece relaciones críticas con el objeto pero que a su vez no es capaz de
poseerlo por completo, puesto que no logra superar la negatividad, no logra
sintetizar o reconciliar la oposición o antagonismo inherentes y
consustanciales a toda totalidad (sujeto y objeto). Otra diferencia con kant,
es la inversión que lleva a cabo Adorno de la "revolución copernicana",
ya que para Kant, el objeto no podía experimentarse "en sí
mismo" tal y como era
verdaderamente (noumenicamente), sino
tal como lo estructuraban las formas y categorías subjetivas, por lo tanto,
como algo esencialmente idéntico al sujeto. Adorno invierte la polaridad entre
sujeto y objeto de modo que la no-identidad se convierta en la base sustancial
de todo conocimiento, como decía Bloch: "Hay
que dejar arder a Kant a través de Hegel". Además, Adorno encontraba
en el sujeto kantiano una condición de universalidad e individualidad, y una
disposición intercambiable, idéntico y trascendental que le hacía perder su
necesaria contextualización histórica y concreción en unas circunstancias
contingentes e inmanentes impropias del sujeto trascendental kantiano, pero que
eran las propias de la dialéctica negativa.
Adorno apostaba por la concreción individual del sujeto en la historia, con
formas e identidades cambiantes (como en el proceso del espíritu y la
conciencia hegeliana) e históricamente reveladas, siendo el sujeto de
conocimiento un individuo materialmente existente, concreto, condicionado,
transitorio, un cuerpo humano que siente y no un "puro entendimiento"
o un ego trascendental. El acto cognitivo tenía carácter somático y fisionómico;
debía reconocer la realidad del sujeto dañado, del sufrimiento (sensible o
corpóreo si se quiere) humano. El eje central en Adorno - huyendo de las
determinaciones de clase y fuerzas productivas, y huyendo de la socialización o
colectivización del sujeto, propias de la epistemología marxista - es la
no-identidad, la negatividad recíproca de los elementos de la realidad
existente (empírica) como factum, y
los elementos cognitivos del pensamiento o la razón; puesto que el sujeto en
tanto que particular y concreto, se singulariza por la determinación de las
circunstancias sociopolíticas y socio-históricas. Estas le proporcionan la
unicidad y originalidad que lo harán único e irremplazable, un sujeto
irreductible y limitado, condicionado por lo incondicionado (la negatividad
absoluta), que no permanecerá imperturbable e idéntico a lo largo del tiempo y
del proceso cognitivo, ni será igual que el intransformable
e incondicionado sujeto burgués, propio del idealismo, existente una vez para
siempre siendo el movimiento solamente propio del objeto.
Concluyo pues; Adorno sostenía que era una necesidad política, estética y
cognitiva ( ontológica, si no negamos la metafísica) el reconocer la naturaleza
dialéctica de la realidad en su carácter de negatividad absoluta y radical, en
su tozudez y acritud cognitiva; reconociendo la no-identidad como lo propio e
"idéntico" de nuestra realidad natural e histórica (si no son, una y
la misma cosa) y la no adecuación o identificación con lo aparente, con el
status quo. Reconociendo en segundo lugar, la dependencia y referencia
inherente y necesaria al presente y a la experiencia subjetivamente objetiva,
para iniciar el pensamiento y el proceso de cognición, de interpretación de la
totalidad contradictoria misma. Así la introducción de la "no-identidad" en el mundo, es
análoga a la actitud de "insatisfacción
intelectual y política", a la actitud crítica como "disidencia de lo dañado",
como el pensamiento, que encarnará políticamente mejor Benjamin: el paria en
nuestro tiempo, del "outsider" del
expulsado o ignorado. Sirvan como ejemplos, los siguientes nombres: Schönberg,
Freud, Kafka, y el mismo Benjamin. Puesto que esta experiencia cognitiva y esta
forma de estar en-el-mundo, estaba reservada para los intelectuales disidentes,
los sujetos caídos y dañados, para los que aceptan la negatividad y la
representan, y no los "Mandarines", individuos o intelectuales de
trato transigente y servil con los gobernantes, con lo dominante y opresor de
lo establecido.
[1]
En este caso opto por llamarle lógica de desintegración y no dialéctica
negativa, puesto que esta última ya implica un tipo de relación entre sujeto y
objeto (de negatividad) y lo que se pretende ahora, es analizar aisladamente,
parte por parte, objeto primero y sujeto después.