jueves, 29 de agosto de 2013

Imposturas Modernas

Imposturas Modernas (IV)

En las relaciones de pareja se crea una intimidad, una interioridad y un espacio personal dual, que se aleja de lo privado para ser privativo. Privativo tanto para sujetos externos, como para sus propias singularidades, particularidades e identidades.

Se configuran como una unidad; alteridad en algunas ocasiones de su individualidad, una síntesis de ambos en un nuevo cuerpo, una nueva forma personal en lo privado; distinta al constituyente de un "yo".
En lo público, se presenta como una estructura política y jurídica, institucionalizada y económica, ya no es una mera relación especulativa, una vinculación espiritual trascendente, sino un enraizamiento material, una determinación de contenido.

Matrimonios religiosos o civiles, ambos son velos para una misma carnalidad, la pareja. Esta es sexista, pactista, contractualista, y paternalista. Presionada para ampliar su potencial, enlazarla con la herencia familiar, y la creación e innovación de una nueva familia nuclear, se convierte en  un objeto que desprende ideales, esperanzas y expectativas. En un juguete social, y un constructo útil y pragmático para el sistema productivo, hoy, especulativo y virtual.

Su producción de relaciones, son ambiguas e hipócritas, buscan la frescura de algo nuevo, mantienen una ficción ideológica progresista egoísta, y a su vez, son conservadores de su condición material, incluso entre ellos.


Nada ideal se cuece; están sumidos a los mismos parámetros de otras relaciones de amor: amistad, hermandad, paternidad y otros subalternos, como el cariño, el deseo o la pura pasión. Debe repensarse, esta dictadura de mónadas amorosas, aparentemente irreductibles y unidas. Deben repensarse nuevas formas de relación, tanto moralmente como políticamente, es decir, tanto en lo público para bien de todos, y en lo privado, para el bien personal. 

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