martes, 29 de octubre de 2013

Programa político gadameriano



No pretendo sentar cátedra, o dar doctrinaria-mente, grandes respuestas y soluciones a los grandes problemas y desafíos políticos más inminentes, inmediatos y primordiales de nuestra era. Pero sí me gustaría rescatar, no desde un plan de soluciones generales de humanismo universal, las grandes contribuciones de racionalidad, libertad y conciencia emancipada y emancipadora que la tradición nos proporciona.

Por eso postulo, lo que he llamado: "el programa político gadameriano", que como el mismo autor expone en los fundamentos filosfóficos del siglo XX, consiste en una actualización de la tradición del pensamiento griego, y las reflexiones y dimensiones políticas que nos transmitieron, que a mi juicio, son verdades contundentes, y apoyan los principios sostenidos por mi, en otros artículos y escritos. Esto es, la recuperación de la pregunta por la autoconciencia, la máxima del: "conócete a ti mismo", y la aportación de la conciencia y dimensión ético-politica, en el sentido de racionalidad que constantemente esta renovando y fundando estructuras y discursos políticos, evitando el olvido, espejismo y el "fenomenismo" de lo político, esto es, del poder y la dominación. Un recordar constante de la palabra y la acción como constituyente y edificación de la realidad de la Polís.

Otros dos puntos esenciales de la política gadameriana, son la revitalización de Kant y Hegel, el primero en la aportación del pensamiento como "ontologización del presente" como diría Foucault. Es decir, dotarnos de un propio sentido, pensar la actualidad bajo el imperativo de la constante revisión del presente, y la pretensión de configurar una sociedad que entre en una "mayoría de edad". Y rescatar la crítica de Hegel a la conciencia subjetiva, hay un más allá de la subjetividad y la opinión, un pensar de lo absoluto desde la razón que puede llegar al auto-conocimiento. Probablemente, no hay que tomar al pie da la letra la teoría hegeliana, pero sí andar por las sendas que su pensamiento abrió, entendiendo que hay que abandonar los discursos científico-técnicos performativos, para pensar la realidad socio-política, y fortalecer la filosofía como "episteme" y la razón auto-suficiente y autónoma, capaz de conocer la realidad humana.

Toda esta demanda, de rescatar la racionalidad humanista, el fortalecimiento de la filosofía como pensamiento critico-reflexivo sobre cualquier objeto, y como conocimiento y saber específico propio del hombre, viene a colación de la desaparición de las humanidades, en especial de la filosofía de los planes educativos nacionales, de la "conciencia épocal"  de la tecnificación y la hegemonía de la ciencia que amenaza la conciencia del hombre, imponiendo discursos imperativos de normalización y regulación social, imperativos socio-políticos regidos por la economía creciente y sistema productivo, el intervencionismo de la burocracia en la privacidad e individualidad, la organización y opresión jurídica y legislativa que regula nuestras vidas, y un sin fin, de producciones de discursos imperantes a los que estamos subordinados y alienados.

Esta descripción del problema de nuestra época, es de sabidas conocida, pero los mensajes que constituyen nuestro tiempo, y que detecto a través da la actualidad informativa, la tendencia e intenciones del gobierno, de las empresas y los grandes núcleos estructurales de poder oculto (estructuras y tecnologías de la subjetividad varias, desde; instituciones burocráticas, tribunales, escuelas, hasta gimnasios y estructuras de ocio), tienden a una postura claramente intervencionista de la vida, desde una pasividad e inconsciencia acrítica de los civiles. La precarización del trabajo y las condiciones materiales, el imperativo y mantra, de la inevitabilidad de los acontecimientos políticos y decisiones económicas, y la fuerza objetiva de la historia,  nos conduce a un "Destino del Hombre", un destino planificado y construido, determinado y pre-fabricado por intereses y lógica del capital. Fundado en la necesidad de supervivencia y beneficio, del sistema productivo, distributivo de riqueza y consumo de mercancías, sin que el "miedo al rojo" resucite.

Veo una radicalización mayor: las presiones de la COE en favor del despido libre, la destrucción de un sistema educativo, imposibilitando el acceso a las clases proletarias y obreras al mismo, y eliminando las oportunidades de ilustración educativa. Ampararse en la realidad y el devenir objetivo y determinista de la historia y  situación política artificial y pre-fabricada en conveniencia, para legitimar y justificar sus decisiones políticas altamente ideológicas, ideología que nos sume en formas de dominación y opresión difíciles de combatir, ya que son hegemónicas y comunes en el centro de la gobernanza europea, en una Europa que ha perdido la razón, la conciencia y la libertad, como he venido reivindicando en este artículo y creo que los sujetos componentes de la sociedad deberíamos retomar.

 De ahí, la necesidad de diálogo, debate e interpretación de la tradición humanista, una política humanista que ponga la razón pura de los fines, en el centro del debate público, y al "hombre", como centro y núcleo de la política, y por lo tanto, de su destino. Y no, en instituciones automatizadas, conciencias de la gobernanza mediatizadas e instruementalizadas, estructuras tecnificadas y discursos cientifistas performativos, debemos pues, recuperar, por obvio que parezca, el programa político gadameriano, o como lo llama Habermas: "la urbanización de la provincia heideggeriana" .










sábado, 26 de octubre de 2013

La doctrina Parot en disputa


La enunciación de la decisión del tribunal de Estrasburgo, tumba la vigencia y sustancialidad de la doctrina Parot, jurisprudencia establecida en años, en que combatir el terrorismo era tarea y preocupación del estado. Distanciado del ruido de los medios, de la escritura caliente, rabiosa e inmediata, la enunciación de la cancelación de tal doctrina, que era injusta desde el estado de derecho y la propia legislación de derechos humanos, sienta como una bocanada de aire fresco rejuvenecedor, para las conciencias épocales sumidas en la ideologización de lo estético y de los procesos ontológico-objetivos del devenir de la historia.

Los cuidadores del progreso del espíritu objetivo colectivo, y su encarnación en cuerpos políticos articulados, en dispositivos de poder factuales y demás mecanismos de la administración, han mal interpretado y pervertido la vindicación en favor del estado de derecho y el estado político, para convertírselo en un pretexto y excusa para la excarcelación gratuita, mientras que el conservadurismo mediático y político ha sumido como derrota y ataque, lo que es una reivindicación de lo justo y la razón objetivadora de estado moderno.

La doctrina Parot, vulneraba principios éticos inquebrantables e invulnarables, que la civilidad y la política deben respetar, no como algo ajeno que aceptan o asumen, sino como algo integrador y constitutivo de su esencia, esto es, asumir que la razón de estado, es la objetivación de la subjetividad individual, sin suprimirla, pero sí enmarcándola, delimitándola y encuadrandola bajo los esquemas y estructuras de la racionalidad política humanista, configuradora de una verdad o realidad común, intersubjetiva y objetiva que nos representa y protege a todos "nosotros". Con ello quiero decir, que las decisiones objetivadoras y universales que toma tanto el estado, en este caso la delegación voluntaria de las funciones de dejarse ser interpelado e impuesto, y ceder soberanía y poder vinculante, a un tribunal internacional, componente de un "macro estado occidental" (entendiéndolo como idea, y no entrando en la factualidad y concreción técnica del mismo), no son opiniones de la conciencia personal y subjetiva, sino la objetivación de la verdad que por el método que sea, nos hemos impuesto y revestido.

Por lo tanto, la opinión de de cada individuo, motivada por cuestiones psicologistas, subjetivas, experiencias personales particulares y concretas, de sentimientos y emociones individuales no son los criterios con los que el estado decide y delibera, sino desde una perspectiva política, esto es racional. Por lo tanto, la anulación de jurisprudencias o leyes injustas, aún para nuestros enemigos, son un motivo de realización y reconocimiento de nuestra integridad como sistema político. Este debe funcionar como un juego de poderes, entre nosotros, destinado a proporcionar el espacio necesario para el desarrollo de lo genéricamente humano en una libertad regulada constitutiva, en un marco de pluralidad, reconocimiento y derecho, es decir de garantías que el pacto y concesión del poder de cada cual, a una unidad centralizada y totalizadora nos proporcione tal realidad y mundo de la vida propiamente humana y emancipada de cualquier subordinación e imposición no consensuada, pactada o racional.

Nadie con un mínimo de sensibilidad, humanidad y compasión, no empatizaría con el sentimiento de derrota, insatisfacción e injusticia que padecen las víctimas, pero eso sólo puede llevarse a cavo en el plano subjetivo y personal de lo privado e intimo. Pero en la acción pública, aquella que nos interpela y relaciona a todos, aquella que nos demanda e incluye, a los integrantes de un mismo sistema y espacio político, debemos defender el pacto y el consenso, y responsabilizarnos de lo justo, del derecho, y de la cesión de nuestra acción concertada, que esta a disposición de la razón objetiva. Debemos ser coherentes con la realidad y mundo que nos hemos dado y construido, no olvidar que el fundamento último debe ser ilustrado, humanista, racional y maduro.

De ello, derivamos, que aunque venzamos a nuestros enemigos extra-políticos, como son los terroristas, que ni juegan al juego político, de la  acción de la palabra y discurso en el espacio público, visible y señalable, sino a la guerra asimétrica, a la ocultación, y que están en un espacio y sistema, no político, fuera de lo político, y por lo tanto son enemigos de nuestro sistema, deben ser asimismo procesador y enjuiciados desde nuestras normas y reglas, no desde la barbarie. Debemos representarnos y afirmarnos a nosotros, como comunidad política en todo momento, incluso en el combate y la violencia.  Desde este punto de vista, el uso de la violencia, es legítimo, pero el imperativo de "hacer justicia" no es desde el resentimiento, la venganza, lo impulsivo o el salvajismo, sino la proyección de nuestra forma y organización, esto es la razón, el derecho, la libertad, el discurso y la palabra pública.

martes, 17 de septiembre de 2013

La imposibilidad de la política, ante la autoafirmación catalanista



Tras la lectura de uno de los textos, más reveladores e ilustrativos de la doctrina nacionalista, en la primera mitad  del siglo pasado ( Atoafirmación de la universidad alemana), uno se da cuenta, de la similitud y semejanza existente, entre los movimientos nacionalistas a lo largo del siglo.XX. Movimientos políticos sostenidos y fundamentados en la irracionalidad de las raíces étnicas e históricas, la tierra, la cultura objetiva y la nación como pueblo espiritual.  El texto del insigne filósofo M.Heidegger, usa de pretexto, el discurso inaugural del rectorado de la universidad de Friburgo (1933-1934), para elaborar una tesis sobre la necesidad de crear espacios institucionales, capaces de producir y crear, a los hombres del destino del pueblo alemán.

Esas estructuras comunes, dependientes y necesarias para el pueblo alemán, son las universidades. Que producirán el discurso idóneo para la conversión ideológica, y según el propio filósofo alemán, facilitar el surgimiento de hombres capaces de corresponderse con "la esencia del pueblo alemán" y la realización de su propio "destino". El lenguaje criptico, oscuro, resbaladizo y elíptico, del autor, dificultan la comprensión y trascendencia de alto calado político, que este discurso inaugural celebérrimo, contiene, bajo la forma de un parlamentarismo académico, in-ofensivamente exaltado y exagerado. Impropio de una universidad que se pretende, realmente autónoma del poder político.

No es menester aquí, resumir el texto o comentarlo, sólo resaltar, algunas coincidencias y parecidos de la doctrina implícita, expuesta por el autor de ser y tiempo, y el nacionalismo catalán. La lógica del propio movimiento, se asemeja en ambos casos. Entienden que es necesario autodeterminarse, ya que fuera de toda imposición u obstácuo exterior, y disfrutando de una absoluta libertad, podrán determinarse a "sí mismos" como unidad esencial, irreductible e indisoluble. Pero para ello, es necesario, la autorefexión acerca de quién o que soy. Un: conócete a ti mismo a lo moderno. Tras la conclusión del "quiénes somos", es necesaria la autoafirmación, es decir, el reconocimiento, singularización y selección de los representantes que guían y dirigen el colectivo o movimiento. Esto implica una delimitación, tanto del espacio geográfico, como del colectivo al que se selecciona, para afirmarlo y re-alzarlo, para emancipar-lo o desligarlo, de lo que no le deja ser, lo que ontológicamente es.

Vemos pues, como las ideas políticas que habitualmente reflejan complejos conceptuales, y que ellos se otorgan a si mismos. Realmente, reflejan simples localismos, sentimientos de pertenencia y posesión, no referencian más que geografías, lenguas, canciones, símbolos y alguna que otra butifarra catalana. Y no esos exaltados principios, ideas elevadísimas y esencias nacionales. Según, este paralelismo, podemos decir que el catalanismo secesionista en concreto, se constituye como una sola unidad totalizadora, frente a otra unidad totalizadora exterior, que la subordina y rige. Esto se deduce de los movimientos institucionales, administrativos y políticos, que el gobierno catalán lleva a cavo en el espacio público, en la política exterior e interior. Apoyada y asentida por la población civil representada en ideales nacionales.

Algunos aludirán, a la distinción entre nacionalismo e independentismo, para diferenciar términos e ideologías. El indepndentismo es simplemente una idea-fuerza, que no se define o concreta, puramente formal y artificial, que no se singulariza en nada por si misma, dependiente de contenido político discursivo. Un pueblo injustamente oprimido, puede tener anhelo de libertad y pretensiones independentistas legítimas. Pero en el caso catalán, vemos por un lado, que la mayoría -al menos en la macro-narración de su ideología, y en su realpolitik  se ve reflejado- son nacionalistas ( la refutación del nacionalismo, ya se ha expuesto con anterioridad en distintas entradas de este mismo blog).

 Y la otra parte, juega a la indefinición de no apostar por nada concreto, se limitan a la indeterminación, vaguedad y ambigüedad de ser "independentistas", sin reparara, en que cuando su posición se particularice, perderá fuerza e impacto. Se humanizará y normalizará, entrando en el terreno del que jamás tubo que escapar, este no es otro, que el círculo de la racionalidad política, el espacio "entre nosotros". Y no, en la distancia de la abstracción irracional y la altura de la idealización incomunicativa, que elimina cualquier posibilidad de palabra y acción en el espacio o red de relaciones de reconocimiento, identidad y realización. El espacio de la política, es pues, el que se da dentro de la pluralidad, aceptando la diferencia y distinción, teniendo en cuenta lo que nos separa más que lo que nos une, como posibilidad de pacto y acuerdo puntual y no eterno. Aceptando la artificialidad y fragilidad de la política, y su libertad constitutiva, es como debe reconocerse cada individuo o sujeto particular en el espacio común, y no según colectivos que imposibilitan tal relación, o monopolizan la voluntad y espacio público de aparición de los ciudadanos, como hace el gobierno y parte de la sociedad catalana.







jueves, 12 de septiembre de 2013

A propósito de la vía catalana.



Ayer, se produjo la gran movilización "independintista-nacionalista" catalana, que reivindicaba una forma de autoafirmación, desde las posturas político-sociales más estetizadas imaginables. Muchos de los voceros: alta burguesía mediática, creadores de opinión, "establishment político" y  las más altas figuras de la cultura y la intelectualidad catalana, no cesaron en intentar hacer comulgar con ruedas de molino, a la gran parte de no-catalanistas o no-nacionalistas que integran Cataluña. Los principios inquebrantables, que suponían que blindarían y protegerían, ejemplificarían y glorificarían su movilización, fueron pura ingenuidad, candidez y falsa inofensibidad.

Ya que su acto, consistía en una simple y superflua cadena humana por todo el territorio catalán, un acto muy llamativo, muy ruidoso y "espectacular" del que los medios del "régimen" (TV3, 8TV etc...) según actitudes racistas y fascistas, siguieron las horas interminables de su duración y proceso. Su movilización fue,  un ejercicio patético, del ridículo al que llega la falta argumentativa e imaginativa revolucionaria, de un colectivo absolutamente enajenado y alienado a la ideología dominante: el idealismo político de la derecha catalana, y  a las tecnologías de "yo" o  productoras de subjetividad, que establecen nuevos, roles, arquetipos y actitudes, asumidas dócil y acríticamente por los ciudadanos secesionistas. Queda encarnada y figurada tal posición, en los dispositivos de propaganda de dicha ideología, es decir, instituciones públicas, que pagamos, constituimos e integramos todos, por mucho que sean privativos de todos aquellos que no son catalanistas o nacionalistas.

El acto, se ocultaba bajo un manto de civismo, infantilidad, blancura, la armadura de la sencillez, lo jovial y la alegría, destilando confraternidad, hermandad, unidad del pueblo y pacifismo barato. Cuando, bajo la imagen artificiosa y forzosa, se esconde el mensaje y la retórica de la confrontación, la lucha, y el combate. Una retórica acusatoria y fascista, que construye una unidad exterior enemiga, opresora y dictatorial inexistente, denominada España. En sus discursos proclamaban cosas tales como: "Ens hem enllaçat pel nostre anel de llibertat" o " Necessitem posar fi a l'escanyament econòmic i cultural que estem patint" y así un largo sin fin de fundamentalismos e integrismos metafísicos ideológicos, que no hacían más, que construir, como hizo Heidegger en su discurso y texto "La autoafirmación de la universidad alemana", una construcción unitaria, ficticia y metafísica, de un pueblo con un destino inevitable e inquebrantable, el destino del espíritu de la voluntad del pueblo alemán, que no era otro que el del nacionalsocialismo.

Vemos, como va pasando el tiempo, como se suceden distintos discursos por parte del president y otros sectores del gobern, en que las excusas justificadoras y prolonguistas del Destino y liberación de Cataluña empapan la totalidad del mensaje. Cada vez más, la ANC (Assamblea Nacional de Catalunya) y otros organismos ideologizados y subordinados, hacen presión al ejecutivo y demás grupos sociales para consultar al pueblo "ya", ahora mismo, de inmediato. Será que ben el desvanecimiento de su oportunidad de afianzar privilegios y condiciones materiales favorables, ven el miedo del apagamiento y derrumbe de su castillo de naipes, de su "proceso universal"  convertido en camino de caracol.

 Ese miedo, no les paraliza, sino que les mueve a levantar y despertar la atonía de la sociedad y ciudadanía, que no esta para el debate o la razón, la polémica o la argumentación discursiva, sino que se encuentra, al igual que sus actores políticos, en una estetización de la política, que convierte el nacionalismo, en el camino más corto al fascismo, a la persecución, anulación y marginación del diferente o disidente. Una exclusión del espacio público, que vemos en radios, televisiones y diarios del régimen ideológico establecido, que abarcan la totalidad del espacio disponible para el debate y la polemización, convirtiéndose en grandes altavoces de diversos voceros alquilados, comprados o engañados.

Esta crisis actual, en la Realpolitik del proyecto soberanista o secesionista, es debida a la tozudez y contundencia de la realidad compleja, que demuestra que convertir ese delirio de abstracción idealista, en una concreción factual empírica, no sólo será larguísimo y pesado, sino extremadamente caro. Sólo posible  a través de la explotación de los trabajadores catalanes y la credulidad y mezquindad de la burguesía más arrogante y mezquina, aposentada en su conciencia de clase.

Actuando el nacionalismo como un brazo religioso, la espera y engaño mesiánico terminará pronto, si los dispositivos, mecanismos y tecnologías de la subjetividad, no consiguen resultados efectivos y prácticos en los sucesivos acontecimientos políticos. La crisis económica y material, lleva al agravamiento de estas locuras ridículas nacionalistas, a esta atonía revolucionaría y a la conciencia artificial o pre-fabricada de un colectivo, que bajo un constructo cultural, como la identidad común, ve posible y legítimo, cualquier desvarío.

lunes, 2 de septiembre de 2013

Imposturas Modernas

Imposturas Modernas (III)

Tiempo de escaparates, cultura de mercadillo y exposición, todo visible y fotografiable. Exponemos en nuestros museos, restos de templos, casas, ropas, jarrones, platos y monedas que antaño poseían un valor metafísico pragmático, y que hoy, su valor es un valor de cambio monetario determinado por la industria cultural.

Más que conocer, nos mueve la información, el morbo visceral, la curiosidad epidérmica, la conciencia colectiva de identificación con el grupo, las ansias de poseer, sea material o ideal, espiritual o físico. Nos palpita el acumular experiencias y sentidos, sin cuidar nada. Queremos devorar pero no degustar.
La predilección y preferencia por el tener, que no por el ser, conduce a la masificación y socialización cosificada de todo aquello que poseía una entidad espiritual, la piedra roseta se ha convertido en un mono de Gibraltar, se juega con ella y se la retrata para el álbum familiar.

Las calaveras y cuerpos momificados son uno de los valores más visitados, demandados, solicitados y emplazados. Lo que antaño fueron hombres dotados de dignidad atemporal, hoy son objetos de culto, más o menos otorgado, por su interés dentro de la industria, y la racionalización de programas culturales, y distintas fragmentaciones administrativas.

Los museos como tecnologías de subjetividad, y productoras de verdad, determinan lo valioso e histórico. En la posición del objeto puede leerse todo en cuanto es,  cuando su valor, es mucho más cotidiano y normal, y  a su vez, tan trascendente que no puede regirse y someterse a una estructura instrumental, industrial o febril.


El arte en los museos, está saturado, endogámicos y académicos, no flotan en la realidad, ni en salones ni habitaciones. El arte, se encuentra mediatizado por expertos, grandes espacios de desfiles y centros del escaparate. Expuestos ante la cadena de montaje, hoy de observación, de mentes consumidoras y voraces en la crematística.


viernes, 30 de agosto de 2013

Imposturas Modernas


Imposturas Modernas (II)

No hay suficiente con nuestro mundo de sentido construido, y nuestros problemas por resolver, siempre necesitamos recordar, reconstruir y renacer viejos mundos alejados de nuestra civilización, para revivirlos, re-combatirlos y confrontarlos.

Colonizar y explotar la memoria, por vicio y no virtud, por enfermedad y no salud, para regocijo y comparación, y no admiración o contemplación. Simplemente buscamos el salir, para entrar en algo peor, una suerte de satisfacción cínica y mezquina que nos hace reconciliarnos con nuestro presente, atornillando y descolocando nuestro pasado.

Resucitar el recuerdo es una tarea para los viejos, los modernos no podemos más que abrir heridas, tropezar con la memoria, desordenar el mobiliario y embadurnarlo todo con una nueva capa de polvo mucho más denso y tupido.

El progreso es una máquina demoníaca e infernal, imparable, que se equipara al devenir y abarca la totalidad de la existencia, es un proceso universal, una fuerza histórica objetiva, un aparato de alta velocidad que no deja pararse para reparar, descansar u observar. Como un tren inspirado en el suicidio, corre como animal de hierro y carbón, atraviesa y ensucia su pasado con un negro humo, ejecutando un ensordecedor ruido.

En tal locomotora, el pasado es un cuadro colgado de la pared más negra, un decorado en un mueble saturado de objetos, un menosprecio más a un viejo trasto lleno de polvo. Sirve para rememorar y fabular, pero no para construir, ese es el mundo de hierros y cosas que nos determina.


La memoria es ya, un circuito electrónico, una base de datos, unos dígitos de ceros y unos combinados, meras cápsulas de hierro y plástico inerte. Un almacén de cables y conexiones, un mero ejemplar hilado que se superpone a la literalidad subjetiva. Se enfría y petrifica lo singular y personal.  

jueves, 29 de agosto de 2013

Imposturas Modernas

Imposturas Modernas (IV)

En las relaciones de pareja se crea una intimidad, una interioridad y un espacio personal dual, que se aleja de lo privado para ser privativo. Privativo tanto para sujetos externos, como para sus propias singularidades, particularidades e identidades.

Se configuran como una unidad; alteridad en algunas ocasiones de su individualidad, una síntesis de ambos en un nuevo cuerpo, una nueva forma personal en lo privado; distinta al constituyente de un "yo".
En lo público, se presenta como una estructura política y jurídica, institucionalizada y económica, ya no es una mera relación especulativa, una vinculación espiritual trascendente, sino un enraizamiento material, una determinación de contenido.

Matrimonios religiosos o civiles, ambos son velos para una misma carnalidad, la pareja. Esta es sexista, pactista, contractualista, y paternalista. Presionada para ampliar su potencial, enlazarla con la herencia familiar, y la creación e innovación de una nueva familia nuclear, se convierte en  un objeto que desprende ideales, esperanzas y expectativas. En un juguete social, y un constructo útil y pragmático para el sistema productivo, hoy, especulativo y virtual.

Su producción de relaciones, son ambiguas e hipócritas, buscan la frescura de algo nuevo, mantienen una ficción ideológica progresista egoísta, y a su vez, son conservadores de su condición material, incluso entre ellos.


Nada ideal se cuece; están sumidos a los mismos parámetros de otras relaciones de amor: amistad, hermandad, paternidad y otros subalternos, como el cariño, el deseo o la pura pasión. Debe repensarse, esta dictadura de mónadas amorosas, aparentemente irreductibles y unidas. Deben repensarse nuevas formas de relación, tanto moralmente como políticamente, es decir, tanto en lo público para bien de todos, y en lo privado, para el bien personal.