sábado, 2 de marzo de 2019

"Intensa pero concentrada", un besar

Son conocidas en el ambiente liberal las ininterrumpidas y maniqueas reivindicaciones sobre la libertad de prensa; nadie reconoce la brutal frivolidad que generalmente, y exageradamente, conlleva esa irónica libertad inversa que nos ahoga. Parece como si la libertad de expresión haya, paradójicamente, no terminado pero sí reducido la libertad de pensamiento hasta el patetismo.

Resultado de imagen de portada elmundo sábado dos de marzo 2019Véase la foto portada de El Mundo del sábado 2 de marzo de 2019: dos amantes. Así es como la prensa mide sus expectativas intelectuales y defiende la pretensión de objetividad de su trabajo. Imparcialidad es relatar de igual modo, con las mismas geometrías estéticas, morales e intelectuales, la devastadora gesta de los griegos y, también, la de los bárbaros. Claramente el papel que mañana envolverá el bocadillo de sardinas fritas de la merienda ha olvidado una vez más su oficio y se ha convertido en un instrumento vertical de propaganda. He recorrido, en mi adolescencia, numerosos vestuarios deportivos de atávicas costumbres problemáticamente masculinas, lugar donde el periódico parece recoger hoy una de sus más frecuentes y anodinas enseñanzas: la exhibición pública del amor siempre es un motivo de desprestigio y vergüenza; sin sexo, la cursilería de los hombres débiles. Calvo y Borrell son vistos como dos niños escondidos en las esquinas del patio del colegio sorprendidos por sus compañeros, ridiculizados por el primer beso, la primera piel. No se detecta nítidamente el sarcasmo en la fotografía, ni en el pie, El ministro Borrell prepara su adiós (...) "intensa pero concentrada", así define el ministro (...) su campaña; pues ni el título, ni el subtítulo, añaden nada a la comedia. Esa sombra de sospecha irónica no debería distraernos en exceso de la manipulación fotográfica de ángulo y ética: la mentira del beso, un falso beso fabricado para la pueril exhibición de la burla. Que por insignificante e intrascendente que sea la manipulación es precisamente por eso de enorme importancia, pues mentir para nada, sobre el vacío y el absurdo nos debería inquietar tanto como el obstinado interés, detalle, y gozo macabro, que pone un niño Joselito cualquiera en torturar y quemar, con los concentrados rayos de sol que atraviesan el cristal de su lupa, las hormigas que salen en hilera de los conos de tierra. Posiblemente formen una misma unidad de sentido en el campo de los juegos maliciosos. La gratuidad espanta, sorprende. Quizás, hay que pensar que los dioses, secretamente, quieren la sangre de los hombres cuando piden insistentemente, juegan y se entretienen morbosamente, con la de los toros y los corderos.       


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