martes, 8 de agosto de 2017

Pax Soprana

Ya de noche, la Dra. Melfi lee en la cama de su cómodo domicilio un documento sobre la personalidad criminal que coincide totalmente con su experiencia terapéutica con el sociópata Tony Soprano, el jefe de una familia italoamericana perfectamente integrada; el papel dictamina un juicio severo y cierto: << El sentimentalismo del criminal se revela en compasión por bebés y mascotas. El criminal utiliza la perspicacia para justificar sus actos abyectos. La terapia tiene potencial para los no criminales. Para los criminales se convierte en otra operación criminal. >> (Los Soprano, episodio 8 "La cometa azul", temporada 6, segunda parte.) 

La hipersensibilidad y la hipertrofia sentimental son dos componentes básicos del campo de guerra mediático de la socialdemocracia, la herramienta discursiva del capitalismo con rostro humano, que de lo humano sólo toma su indigna brutalidad; ya se sabe, el dinero tiene carácter higiénico, sirve para comprar la inocencia de los hijos y el olvido de los nietos. Sustituyan “criminal” por “socialdemócrata” y “terapia” por “diálogo”, “discurso”, “interlocución”, ahí lo tienen, el cinismo de la razón moderna, la cultura competitiva de certamen, la producción del consumidor (publicidad), la sociedad ociosa, y la agria papilla que nos queda es una sociedad sociópata, la pax Soprana.

Reescrituras: << El sentimentalismo del socialdemócrata se revela en compasión por niños, animales -mundo natural, sistema climático, biosfera – mujeres maltratadas y violadas, amas de casa, homosexuales de clase media, víctimas del terrorismo, víctimas de accidentes y cualquier causa social susceptible de producir empatía y ternura pública con fines de réditos empresariales. El socialdemócrata utiliza la hipermoralización, la bondad general, el eufemismo, la simpatía, la demagogia, la supresión del conflicto político, para justificar sus actos abyectos de servilismo y servidumbre a la barbarie económica de explotación capitalista. El diálogo, y la dialéctica, tienen potencial para los no socialdemócratas. Para la socilademocrácia se convierte en un instrumento de poder disciplinario, narcótico y enajenador de férrea dominación social unidimensional, otra operación socialdemócrata. >>     

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