domingo, 28 de mayo de 2017

L'ou de la serp (VII)

Con respecto a las últimas solemnes declaraciones del presidente Puigdemont sea vía burocrático-epistolar, o vía conferencia institucional en el extraño, indómito, lejano, Madrid:
 
La prensa española y catalana, oh là, là, ¡pleonasmo!, deberá asumir, al fin, la gramática de la objetividad y la verdad: cumplir con su joven tarea de iluminar la realidad ordenándola prosaicamente mediante la escritura del guión del mundo; providencia de fatalidad incluida. Desprendiéndose de la irresponsabilidad inherente que la llevó inmunemente a interiorizar el lenguaje nacionalista, aceptando sus términos étnicos, sus pequeñas lógicas dinamitadoras, sus chantajes, el eufemismo dulce y suave que envuelve sus vidas; y esa especie de juego de suma cero, donde se gana todo o se pierde todo, al que parece conducir el irreductible carácter binario de las naturalezas humanas más sudadas: hay hombres que huelen como bestias. La prensa, no tiene más opción que deconstruir, limando con la piedra pómez de la razón, el lenguaje tóxico del nacionalismo que mediante la cultura y la lengua, trampantojos de lo racial, selecciona y clasifica arbitraria e injustamente a los hombres en integrados o desarraigados, que es tanto como decir, premiados o castigados (a una especie de ostracismo) por el poder. De lo contrario, la misma prensa que defiende el orden constitucional, será paradójicamente cómplice de su quebrantamiento y despedazamiento, troceando la soberanía en favor del delirio y afirmando la inestabilidad de todo un orden ideológico-disciplinario. El juego frívolo de las palabras que no comprometen a nada, ni a nadie, ni se ajustan a la realidad, sólo ruido, y el juego de aquellos que no se tomaban en serio el desafío y la importancia de los delirios en política y en la vida, parecen ir terminado en la medida en la que nos acercamos al final impuesto por la Generalitat: el éxito o el fracaso del intento de ruptura,  la inhabilitación del gobierno nacionalista o su nueva y fundacional continuación. El peso de lo fáctico aplastaría cualquier salida narrativa que no tenga que ver con la objetividad: el gobierno nacionalista topa con la legalidad o no, la rompe o no. No queda otro escenario que el conflicto, y conviene que sea los más indoloro, controlado y breve posible; pero ante él, todos quedarán, o quedaremos, iluminados de una única manera, reflejados como nunca. La administración catalana a llegado a un punto dulce de tensión donde se confrontará la moralidad de los funcionarios con la legalidad a la que están sometidos; en esa zona eléctrica la llamada sociedad civil y el cuerpo de funcionarios tendrán que tomar partido y asumir las consecuencias materiales, algo más sólidas que las hasta ahora ideológicas, tan negras e intangibles como el humo del carbón. Los hechos categóricos de un momento performativo ya no dejarán que la propaganda que actúa día a día como sedante, oculte el grado de responsabilidad y complacencia que la sociedad catalana ha tenido en todo el proceso de ruptura unilateral y las construcciones étnicas que se deriven de ello: la fabricación de un estado cultural,  una historia mítica, una nación espiritual. Fácticamente el compás estará cerrado y resultará imposible para los medios jugar con sus cínicos grados de apertura, su flexibilidad y laxitud moral quedarán sepultadas por la contundencia de lo acontecido. Sólo queda la caída del caballo; aunque simbólicamente prosiga la infatigable lucha de un pueblo derrotado de una causa invencible


__La imagen es de Raúl Arias._______________________________________________________

Los domingos se publican las CARTAS A K., su liberada, la libe. En la de hoy, Arcadi Espada desmonta toda la falsificación sentimental de Puigdemont y la uterina mitología del nacionalismo sobre su manipulado pasado. Usted no es nadie...
 
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Bonus Track: el informe Casinello.

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